Mundial de Gimnasia: Manrique y la quinta estación entre más completos

Mundial de Gimnasia: Manrique y la quinta estación entre más completos
Fecha de publicación: 
6 Octubre 2017
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El escenario estaba dibujado para que pudiese acariciar la gloria suprema. Los dioses de la gimnasia artística se le habían posado en el hombro en las eliminatorias del all around. En cambio los jueces le volvieron la espalda en alguna medida. Lo cierto es que el cubano Manrique Larduet  (86.031puntos) tuvo que contentarse con el quinto lugar en la final del concurso de máximo acumulador.

Fue una de las definiciones más bajas en las últimas diez ediciones mundialistas en materia de acumulado, pero también una de las más reñidas. Anhte la ausencia por lesión en sus tobillos del fenómeno nipón Kohei Uchimura, Manrique se erigía como candidato sólido a la disputa de la corona, pero la apreciación de los jueces en las tres primeras rotaciones prácticamente truncó sus aspiraciones.

Eso sin recibir penalidades en ninguna de ellas, solo que cuando la subjetividad impera, como suele suceder en los deportes de apreciación, a veces las calificaciones no están en total correspondencia con las ejecuciones. Abro un paréntesis para colocar en la palestra el quinto escaño de la dupla sincronizada de plataforma de José Antonio Guerrra-Jeinkler Aguirre, quintos en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con total de 450.90 unidades.

De vuelta al parque olímpico de Montreal el podio se renovó totalmente respecto a la versión de Glasgow 2015. Los honores correspondieron en esta ocasión a los chinos Xiao Ruoteng (86.933), y Li Chaopan (86.448), y el nipón Kenzo Shirai (86.431).

Mientras, el santiaguero Larduet acumuló 13.933 en manos libres-puesto 12; en arzones 13.733-séptimo; 14.133-sexto en anillas. Justo ahí inició su repunte aunque insuficiente, pues marchaba octavo luego de esas tres rotaciones. Cerró con 14.966-2do en caballo de salto; 14.933-3ro en paralelas; y 14.333-4to en barra fija.

Una mirada a sus acumulados arroja que en esta decisiva oportunidad no materializó calificación alguna superior a los 15 puntos. Según el colega Aliet Arzola, enviado especial a la justa… “En los ejercicios en el suelo, el santiaguero ejecutó con limpieza su rutina, mantuvo la altura de los saltos, no recibió penalidades y tuvo una valoración de 13.933 que comenzó a llenar el camino de espinas. En arzones sostuvo el ritmo, sin muchas revoluciones pero tampoco con baja intensidad, pero no pasó de 13.733”…

Décimas que a la postre resultaron determinantes, especialmente cuando del primero al quinto puesto todos los gimnastas sellaron rendimientos en el rango de las 86 rayas y fracción.

El grupo de los ocho mejores se completó con el ruso David Belyavskiy (86.315), el británico Nile Wilson (85.332), el estadounidense Yul Moldauer (84.998), y el ucraniano Oleg Verniaiev (83.997), todos honrando su condición de contendientes de mayor prestigio.

Otra arista interesante de Manrique: entre los ocho punteros, sus notas de partida superaron en complejidad a la mayoría de sus oponentes, con cuatro superiores a los 6.000 y solo dos por debajo, a razón de 5.700 en arzones, el aparato que mayor trabajo le cuesta, en buena medida por su baja estatura y la longitud de sus extremidades; y 5.600 en el caballo de salto, que tratándose de este ejercicio es una nota bien elevada, al punto de constituir la máxima entre los 24 agraciados finalistas.

Otro elemento de notoriedad: el antillano no pudo elevar el grado de dificultad con la incorporación de otros elementos en la barra fija, debido a la ausencia de fogueo o kilometraje previo para pulir los mismos. De ahí que su timonel Carlos Rafael Gil lo pondere como el mejor gimnasta del mundo, por su capacidad de progresión a puro entrenamiento, por la entrega y la forma en que compite, desterrando presiones, y ausencia de roce, por solo citar dos variables de incidencia.

Si se trata del mejor gimnasta de nuestro país en la actualidad, y puede que se convierta en el mejor de todos los tiempos pues apenas tiene 21 años y sus resultados así lo ameritan, tienen que insertarse él y su mentor Carlos Rafael Gil con estabilidad en los circuitos de Copas del Mundo, atemperarse durante la temporada con los mejores, dejar ver sus rutinas secuencialmente a los jueces incluso más escépticos.

Cuando su ubicación en puestos de privilegio en cuanta competencia se realice sea una constante, se reducirá el margen de “injusticia” o el velo de subjetividad en sus calificaciones.

Por ahora, resta esperar a lo que suceda sábado y domingo, cuando busque la redención en las finales por aparatos de barras paralelas y ejercicios sobre el tapiz. Igualmente toda Cuba estará al tanto de lo que pueda demostrar Randy Lerú entre los ocho mejores que se darán cita en la barra fija, hecho que para él ya constituye un mérito.

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