Tensión e inquietud predominan entre la afición de los Industriales, tras perder por segunda ocasión ante Ciego de Ávila, en el segundo juego de la gran final de la Serie Nacional 51 de la pelota cubana.

En la madrugada de este miércoles, y en las afueras del estadio Latinoamericano, aficionados habaneros camino a los hogares evidenciaron desencanto con el desempeño de los Azules de la capital, tras sus dos primeras derrotas como home club en el coloso del Cerro.

Entre otros cuestionamientos, la fanaticada capitalina no se explica por qué la dirección azul mantiene en la receptoría a Lisbán Correa: «si a fin de cuentas es pésimo a la defensa y desde hace mucho tampoco batea».

El mecánico automotor Osme Justo mencionó que otro catcher más integral -Jokel Gil- permanece en el banco, y sin embargo, apenas ha podido desempeñarse en la contienda.

Para Jacinto Esquivel, maestro de obra de la Construcción, su mayor preocupación radica en la pasividad del mentor Lázaro Vargas, y aduce que: «se limita a jugar al batazo, mientras su rival Roger Machado continúa dándole lecciones de táctica».

El pailero Aníbal Martínez afirma que no es para tanto, y dice estar acostumbrado desde su juventud a los sustos que da Industriales, pero no entiende cómo bateadores de experiencia se vayan con bolas malas, y no sean capaces de dar el batazo cuando hace falta.

A la altura de la calles Cruz del Padre y Estévez, en el Cerro habanero, Adela Soto, ama de casa, condimentó el debate con su fe y confianza: «Industriales ha salido de peores baches y bailado al final con los tambores de su comparsa de El Alacrán».

El banco del legendario equipo azul