Irma y los suicidas del Malecón (+ Fotos)
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En el extranjero se pudo contar con un testimonio gráfico de las nefastas consecuencias: casas e instituciones arrasadas, techos desvencijados, árboles arrancados de cuajo; familias enteras que lo han perdido todo.
Gracias a las fotografías —y a otras posibilidades que brinda la tecnología digital—, los cubanos apreciamos lo ocurrido en lugares tan distantes como Caibarién y la cayería norte de las provincias de Ciego de Ávila y de Villa Clara, hasta comunidades capitalinas de Cojímar y Jaimanitas.
Sin embargo, al margen de las consecuencias severas sufridas en la infraestructura y en la mente de millones de ciudadanos, queda la otra parte de la historia, la de la indisciplina y la indolencia de la cual dan fe estas imágenes.
Gente jugando dominó, desafiando las olas como si estuvieran en la playa, pasando de un lugar a otro como si las condiciones fueran normales o, simplemente, en medio de las inundaciones mirando el panorama, fueron captadas por los lentes de los más disímiles autores, desde los fotógrafos de prensa hasta los que quisieron dejar para la historia los sucesos vividos con el Irma, también a riesgo de sus vidas.
Excelente por los periodistas y fotógrafos profesionales, a quienes les toca esa tarea. Los otros, sin duda alguna, son suicidas en primerísimo lugar; después, irresponsables.
En la calle, como si todo estuviera en la normalidad. Es evidente que aquí hubo muchos indisciplinados que no se evacuaron.
«Este Irma ha acabado con todo», seguramente pensaba este muchacho.
En la calle, en la «gozadera», no importa el vendaval que viene atrás.
Irma también «sirvió» para palear el calor. Un buen baño no vino mal (ver a la izquierda de la foto).
¿Alguien me puede decir qué hacía este ciudadano por ahí con una bicicleta?
No importa la vida, pero los tenis sí estaban a buen resguardo.
Mirando el panorama, con el agua a la cintura... ¡Qué bien!
Se le quedó algo en la acera del frente, y no pudo esperar a que pasara Irma y bajara el agua.
Y después que pase todo, ¡a limpiar!
Aún en medio de la desgracia como un huracán, los cubanos no pierden la oportunidad para la diversión aunque para nada era momento para eso, sino de estar preocupados por sus vidas.
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