Mundial de Hamburgo: Cuba frisa la perfección a puño limpio

Julio César la Cruz (81 kg) selló el performance con unánime 5-0 sobre el ecuatoriano Carlos Alberto Mina, un rival con el que suele sacar chispas sobre el ring y al que le tiene la medida cogida, pues elevó a 5-1 a su favor el global de los enfrentamientos particulares entre ambos.

Fue un pleito sin tanta categoría. Ambos púgiles se enfrascaron en un estilo basado en movimientos de piernas, esquivas con waving de torso, y pocos golpes efectivos. De hecho, Mina intentó calcar la singular forma de moverse sobre el encerado e incitar al camagüeyano La Cruz, quien intentará extender a cuatro, su cadena de cetros del orbe ininterrumpidos.

Antes de Mina La Cruz había dispuesto por barrida 5-0 al mexicano Rogelio Romero y al anfitrión Ibragim Bazuev. Para la definición el agramontino, capitán de nuestra legión se medirá frente al irlandés Joe Ward, reedición de la final en suelo catarí, donde La Cruz lo hizo hincar la rodilla por veredicto unánime. Hablamos de un boxeador que además exhibe 22-3 en Series Mundiales.

Roniel: “El renacido” Iglesias

Como en el año 2009 cuando se preoclamó as universal en Milán, o como cuando alzó el vellocino bajo los cinco aros de Londres 2012. Así de cerca con ese nivel que le merecieron ser considerado uno de los mejores púgiles libra por libra han estado las demostraciones del pinareño Roniel Iglesias (69 kg).

Si bien ni el jordano Zeyad Eashash, ni el estadounidense Quinton Randall ni el teutón Abass Baraou le han exigido al máximo de sus capacidades, sus duelos han tenido agresividad por parte de los contrarios y en momentos se ha visto urgido de sacar lo mejor de su arsenal técnico-táctico.

Frente a Baraou fue su jab de derecha el que mantuvo a raya las intenciones rivales. Eso hasta el instante de descargar los opers, swines y jabs de izquierda, que por lo general taladraban los muros defensivos del germano.

Hacia el epílogo del combate, Roniel dio algunas muestras de agotamiento físico, derivadas de los constantes intercambios, en tanto sufrió un corte propinado por Baraou con el guante abierto en el arco superciliar derecho. Esperemos que pueda hacer en el examen de rigor supremo finalista vs. el uzbeko Shakhram Giyasov, subtitular bajo los cinco aros en la ciudad Maravillosa, y verdugo del vueltabajero en cuartos de final en la mencionada cita.

Lázaro: "El Látigo" Álvarez

Un látigo contundente, como si de un pájaro carpintero repiqueteando el tronco de una palma real se tratase. Esa simplemente es la metáfora más puntual para describir la superioridad de Lázaro Álvarez (60 kg) sobre el georgiano Otar Eranosyan.

El pinareño triple rey del planeta ha diseñado un torneo a su imagen y semejanza, con el casillero de las dudas impecables y veredictos unánimes (5-0) a costa del holandés Enrico Lacruz, el bávaro Murat Yildirim y el propio Eranosyan.

Frente a este último la demostración de Álvarez fue de boxeo total, con constantes ráfagas de golpes certeros iniciados con su jab de derecha y culminando con swines y opers de su izquierda mortífera, amén de los intentos insaciables de su rival por entar en el cuerpo a cuerpo, sacar partido de los agarres y forcejeos, aferrarse a cualquier recurso que estuviese en los linderos de la victoria infructuosamente.

Tal fue el poderío de Álvarez, que tres jueces lo vieron imponerse por holgado 30-26. Con la mesa lista para ir en busca de la hazaña de eslabonar cuatro títulos Mundiales en línea, Álvarez cruzará guantes con el francés Sofiane Oumiha, subtitular olímpico en suelo carioca y un hueso muy duro de roer.

Con siete efectivos en la disputa de títulos de los nueve presentados, la tropa de Rolando Acebal y compañía, tiene grandes opciones de emular o superar lo acontecido hace dos años en suelo catarí. De los cuatro monarcas entonces, solo Arlen López quedó en el camino. Por cierto, Cuba culminó allí con 4-2-1, por lo que ahora en Hamburgo bien pudiera mejorar ese rendimiento. Pero eso, amigos míos, se sabrá a partir de mañana.