Muerte súbita de deportistas revela lagunas de conocimiento

Muerte súbita de deportistas revela lagunas de conocimiento
Fecha de publicación: 
14 Mayo 2012
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Cuando el director médico del maratón de Londres recibió una llamada para atender a alguien que se había desplomado por una posible parada cardíaca a una milla de la línea de meta el mes pasado, esperaba encontrarse con un hombre de unos 70 años.

 

«Tuve que esconder mi horror cuando vi a una mujer joven y deportista», dijo. «Tuve que... serenarme durante unos segundos antes de comenzar la reanimación».

 

Tirada en el suelo, Claire Squires, de 30 años, cuya muerte súbita, como la del futbolista italiano Piermario Morosini o la del nadador noruego olímpico Alexander Dale Oen, ha llamado la atención sobre enfermedades cardíacas que pueden derribar a gente joven y deportistas de alto nivel.

 

El caso del futbolista de la Premier League Fabrice Muamba, que se desplomó en el campo delante de los espectadores que llenaban el estadio, tuvo efectos similares.

 

Sharma, que dio una conferencia sobre ciencias del deporte en Londres de cara a los Juegos Olímpicos de 2012, estimó que 10 000 deportistas se forzarán a sí mismos para llegar a Londres, y alertó a los profesionales de la salud para estar en alerta.

 

«Deberíamos hacer algo», dijo. «Protegemos su sistema músculo-esquelético, protegemos sus cerebros, protegemos su estado nutricional, entonces ¿por qué no protegemos sus corazones?».

 

En casos de muerte súbita (SCD), el corazón deja de funcionar de manera abrupta e inesperada. Los expertos lo describen como «un problema eléctrico», causado a menudo por un trastorno del ritmo del corazón llamado fibrilación ventricular.

 

En casos de parada cardíaca (SCA), que fue lo que le sucedió al centrocampista del Bolton Wanderers Muamba, el corazón no es capaz de bombear sangre al resto del cuerpo.

 

Afortunadamente, Muamba se recuperó, pero, según dijo el experto en ciencias del deporte del University College de Londres Richard Weiler, es posible que continúen casos como este, a pesar de los chequeos y revisiones, y el problema es que aún son bastante desconocidos.

 

«Cada joven deportista que muere por muerte súbita o por parada cardíaca es un fuerte recordatorio de que a pesar de nuestro creciente conocimiento, aún nos faltan algunas respuestas a preguntas básicas sobre este tipo de aflicciones», según lo que Weiler y su equipo de expertos en ciencias del deporte escribieron en el Journal of Sports Medicine el sábado.

 

Mejores datos

 

Uno de los campos de conocimiento donde hay más lagunas es en el de los números.

 

Los expertos dicen que la muerte súbita es algo poco común, que afecta a un puñado de personas de cada 100 000, pero que también empieza a ser más común en deportistas que en la población en general.

 

Sin embargo, estos datos vienen con su propia advertencia sanitaria -la mayor parte proceden de los informes de los medios de comunicación deportivos. No hay registros adecuados para recoger las cifras, ya sea en un deporte o país específico, o interdisciplinario.

 

Para obtener las mejores pistas, los expertos señalan que uno de los mayores estudios sobre muerte repentina se realizó en Estados Unidos entre 2004 y 2008 en la Asociación Nacional Atlética (NCAA).

 

Encontraron que la muerte súbita es casi tres veces más común en africanos y americanos que en caucásicos, pero varía en función del deporte.

 

En el fútbol americano, las tasas de muerte súbita son cuatro veces más altas en caucásicos que en africanos y americanos, y en fútbol no hubo sucesos cardíacos registrados durante ese período de cinco años.

 

Aunque estas muertes son repentinas e inesperadas, Sharma, que también es consultor sobre cardiología en el hospital de St. George de Londres, dijo que la mayoría de los especialistas del corazón tienen las herramientas para diagnosticar las condiciones que lo causan, localizando a las personas más vulnerables.

 

Normalmente están causados por cuestiones hereditarias o fallos en la estructura del corazón que aparecen en las tomografías o en el historial de la familia, dijo.

 

Esto lleva a algunos científicos del deporte a decir que la respuesta podría ser extender más la detección.

 

La FIFA recomienda un examen cardíaco y lo establece como un requisito para los jugadores de los equipos que participen en competiciones, pero no hay normas establecidas para cada deporte.

 

Sharma hizo referencia a los datos obtenidos en una región de Italia, que recomendó un programa que selecciona a los deportistas cada año y prohíbe a la gente con condiciones preocupantes participar en la competición. Este programa redujo el número de muertes súbitas de un 3,6 por cada 100 000 personas en los años 1979/1980 a un 0,4 por cada 100 000 personas en los años 2003/2004.

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