César López, ese mago del saxofón

César López, ese mago del saxofón
Fecha de publicación: 
5 Abril 2017
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Fotos: Osvaldo Gutiérrez Gómez

Esas ocurrencias suyas, ese aire jovial y el desenfado con el que se para frente a un público, devienen la mezcla ideal para querer estar todo el tiempo del mundo escuchándolo, dejándolo hacer malabares con las notas.

El Festival Piña Colada, en su edición del 2017, lo trajo a Ciego de Ávila por vez primera para celebrar el aniversario 20 de su agrupación Habana Ensemble y sus 30 años de vida artística.

Y él, en cada espacio que tuvo la oportunidad, agradeció el homenaje y la posibilidad de acercarse a esta parte de la isla para compartir una pequeña parte de eso que hace y que hace tan bien.

De niño, ya a sus ocho años, lo acompañaba la guitarra, pues al parecer la música ha estado bien arraigada en su persona desde siempre, por eso más tarde, en el Conservatorio Luis Casas Romero, de la ciudad de Camagüey, comenzó esa suerte de relación duradera que tiene con el saxofón.

altConsiderado uno de los mejores exponentes del movimiento jazzístico en Cuba, a César lo distingue la improvisación en el escenario, lo que considera «una composición simultánea y algo bastante difícil, que también necesita práctica y distingue a la sonoridad del jazz».

«Estos últimos tiempos han estado bien ligados a la creación dentro de mi carrera. Recientemente concluí un trabajo para la compañía Lizt Alfonso y siento que es esencial todo lo que estoy dedicando a nuevas composiciones».

En su historial se pueden encontrar piezas dentro de la música de cámara, bailable, boleros, latin jazz y una pluralidad de géneros, pero en su opinión, «la música es una sola. No creo que sea saludable hacer distinciones, lo importante es que sea de calidad, que llegue, que logre dejar una huella...»

Fusionar ritmos autóctonos con las melodías típicas del jazz caracteriza su producción musical, que junto a Habana Ensemble ha mostrado en giras internacionales por Perú, Colombia, Estados Unidos, Brasil, Japón, España, Dinamarca, México, por solo mencionar algunos ejemplos en una lista más abarcadora, que demuestra la universalidad del lenguaje musical, por encima de las barreras del idioma.

La experiencia que acumuló en Irakere, la primera agrupación de la que formó parte y que ha continuado luego con sus propios proyectos, la demuestra no solo en su desenvolvimiento escénico, sino desde la enseñanza, con conferencias impartidas, por ejemplo, en el Instituto Superior de Arte de Cuba, el Center University de Canadá, y en Londres.

Pero el privilegio está en verlo tocar, acompañado de excelentes músicos que lo siguen en esas jugarretas que solo alguien con su talento puede hacer con su instrumento.

Habrá que agradecer una vez más al Piña Colada por traer a estos lares, tan pasivos a veces en lo que a actividades culturales se refiere, a ese tremendísimo saxofonista que es César López.

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