Armando Miguel, un acompañante contra los prejuicios

Armando Miguel, un acompañante contra los prejuicios
Fecha de publicación: 
31 Marzo 2017
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Para el actor cubano Armando Miguel Gómez, la elección minuciosa de un personaje a la hora de hacer una película nunca ha sido su estilo de trabajo. Más bien se inclina por un guion bien elaborado y una trama interesante.

Después de dos años de una conversación preliminar con el director de cine Pável Giroud, el actor cubano Armando Miguel aceptó un personaje que, según confesión propia, le ha costado el mayor sacrificio a la hora de desdoblarse como actor.

El personaje de Daniel Guerrero, en el filme El acompañante, es la síntesis de una historia cubana desde la ficción. La película está ambientada hace tres décadas atrás y presenta una carga emotiva muy fuerte que pone de relieve algunas verdades de la época, entrelazadas con elementos intencionalmente colocados en la historia para hacerla más atractiva o sorprendente.

La atención a pacientes con VIH en la Cuba de los años ochenta del siglo pasado, los prejuicios en torno a la enfermedad, la amistad llevada a un lugar cimero, el amor en tiempos del SIDA, o las relaciones humanas en su totalidad marcaron el pulso de la trama y la colocaron frente a públicos muy selectos a nivel nacional e internacional.

Cuando Armando Miguel leyó el guión por primera vez quedó fascinado, pues se trataba de una historia de obligada narración en el cine.

 

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“Sabía que interpretar un personaje seropositivo de aquella época era un verdadero reto y sería un trabajo muy duro desde cualquier punto de vista. Yo pesaba 85 kilogramos, ese es mi peso habitual. Tuve que empezar una dieta súper rigurosa que duró tres meses y fue verdaderamente una locura. Terminé la película con 69 kilogramos. ¡Bajé casi 35 libras!”, señaló a esta publicación.

A pesar de ello, manifestó que lo más complicado fue adentrarse en la psicología del personaje, porque “cuando lo empiezas a estudiar te das cuenta de que tienes que incorporar muchas cosas.

“Este personaje tiene unas características muy difíciles porque le tocó vivir situaciones complicadas. Pero la vida es así: te pone piedras en el camino y te puede ir bien o mal. Eso nos pasa a todos”, resaltó.

Sobre el guión, el actor destacó que no le cambiaría nada en esencia, y consideró que el mensaje esencial es “rescatar un poco los valores que lamentablemente se están perdiendo.

“El filme aborda el tema de la amistad, el respeto, la confianza en el ser humano. Es posible darnos cuenta a través de El acompañante de que por un millón de razones se han perdido conceptos y sentimientos en el mundo entero, no solamente en Cuba. La gente se ha vuelto muy materialista, y hacer un amigo de verdad es complicado”, destacó.

Por otra parte, reconoció que la película tiene otro mensaje implícito: la necesidad de protegerse y evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual.

 

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“No obstante, es muy difícil que alguien muera actualmente por ser portador del VIH. Ahora existen modernos antirretrovirales que ayudan a los seropositivos a llevar una vida normal. Para que alguien muera de SIDA tiene que hacer muchas locuras. Y debo aclarar que no es lo mismo poseer el virus que tener el SIDA.

“También está presente un mensaje moral, de aceptación. Todavía existen estigmas y prejuicios contra las personas con VIH. Eso no debería suceder porque se trata de una enfermedad como cualquier otra”, señaló.

Algunos sectores del público opinan que la forma en que se presenta el trato a los enfermos en el Sanatorio de Los Cocos resulta un poco lejana a la realidad. Sobre ello Armando Miguel afirmó que antes de hacerse la película se hizo una investigación que demostró que en aquellos años los portadores de VIH eran tratados de forma bastante cercana a como lo muestra el filme.  

“Una muchacha me confesó que su papá pasó por eso. Esos testimonios te laceran: personas que en dos minutos se te abren y te muestran unos sentimientos fantásticos.

“La película no está basada en hechos reales, pero tiene su ficción para hacerla más conmovedora. Si fuera un filme inspirado en sucesos reales sería una historia completamente diferente, más cruel o no, teniendo en cuenta la vivencia del personaje.

 

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“Una persona que tenga VIH y vea la película, suponiendo que no haya vivido aquella época, se enfrenta a algo muy doloroso. Se recuerdan cosas tristes del pasado. Pienso que esas historias se seguirán llevando al cine o a la televisión”, destacó el actor.

Resulta interesante para una parte del público el hecho de que el personaje no esté directamente relacionado con el mundo de la homosexualidad. Para una gran mayoría de personas es muy difícil separar el VIH/SIDA del ambiente gay o la promiscuidad sexual.

En este sentido, el actor precisó que hay quienes piensan que los primeros enfermos de VIH en Cuba fueron homosexuales, cuando la realidad es bien diferente.

“Los primeros casos fueron militares, que en muchos casos regresaban a Cuba de otros continentes y se reunían con sus familias, sus esposas. Cuando yo estaba grabando la película muchas amistades me preguntaron si yo interpretaba a un gay, y yo les dije que no. Mi personaje no es homosexual. Esa fue la visión del director para narrar la historia. A lo mejor otro director lo hubiera hecho de manera diferente y la trama sería genial también.

“Y es que las personas asocian erróneamente el VIH con la homosexualidad. Hay millones de personas en el mundo infectadas que no son gays ni lesbianas”, señaló.

Sobre la posibilidad de Armando Miguel de sostener una relación amorosa con una persona seropositiva, el actor confesó que sería probable, aunque habría que esperar un momento como ese para ver verdaderamente qué pasa.

“Todo depende de cómo se dé todo, porque cuando uno se enamora suceden muchas cosas sorprendentes. La verdad está a la vista: en el corazón nadie manda”, concluyó el artista.

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