Francia, el otro socialismo

Francia, el otro socialismo
Fecha de publicación: 
1 Mayo 2012
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Karl Marx nació alemán pero el marxismo es francés, patria también del liberalismo, del socialismo y del anarquismo. Excepto el cristianismo, ninguna gran doctrina humanista nació fuera de Francia.

Allí en 1789 ocurrió la más grande de las revoluciones sociales y en 1871 se instaló la Comuna de París. El país ha sido gobernado por tres presidentes socialistas y por más de 30  primeros ministros de la misma confesión.

Como en todas partes la historia del socialismo francés está sesgada por intensas luchas, persecuciones, traiciones y debates. Hubo matices, tácticas exitosas y fallidas, alianzas correctas e incorrectas, errores y traiciones. Tal vez nada fue tan paradójico y costoso como la rivalidad con los comunistas.

Fundado desde el movimiento obrero alrededor de 1830 al calor de las ideas socialistas precursoras y los criterios marxistas, el Partido Socialista Francés es desde hace más de 100 años la segunda fuerza política del país. Se trata de una organización de matriz socialdemócrata, relativamente pequeño (unos 300 000 afiliados) que reúne a la clase media, sectores intelectuales y otros. No obstante su  impacto electoral puede arrastrar a la mayoría de electorado francés.

Golpeado por la ocupación fascista; ha desempeñado un papel internacional relevante sobre todo desde la Internacional Socialista.
   
Su posición favorable a la participación en la vida política legal e incluso a ocupar cargos en los gobierno burgueses fue considera como una traición por el movimiento comunista y su negativa a aceptar las 21 Condiciones y el liderazgo de la Internacional Comunista lo enajenaron de Moscú. Como parte de ese debate, los que en el seno del Partido Socialista aceptaron convertirse en “Sección de la III Internacional” crearon el Partido Comunista Francés. En la posguerra tanto socialista como comunistas disfrutan de una enorme capacidad de convocatoria pero no lograron actuar en común. 

La idea de una izquierda “no comunista” se impuso en sus filas y mientras el Partido Comunista se aproximó e identificó con Moscú los socialistas se alejaron y cuando ante los visibles problemas al interior del campo socialista y los defectos del enfoque soviético se hicieron evidentes y el Partido Comunista Francés evolucionó hacia las posiciones del llamado Eurocomunismo, llegó la debacle socialista y todo se vino abajo.

El socialismo francés, como toda la socialdemocracia europea tiene ante si retos y oportunidades y si algo no le falta son detractores, entre ellos están los estrategas de café que logran en sus mentes lo que los luchadores no pueden en la vida real. Ojalá se consume la victoria de François Hollande y no sea para nuevas decepciones.

Ignoró si Marx lo tomo de algún lugar o lo inventó pero comparto su punto de vista acerca de que: “Ni a las naciones ni a las mujeres se les perdona el momento de debilidad en que un aventurero (como Sarkozy) logra seducirlas”.  Allá nos vemos.
   

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