FBI: chivo expiatorio de la derrota demócrata en elecciones en EE.UU

FBI: chivo expiatorio de la derrota demócrata en elecciones en EE.UU
Fecha de publicación: 
19 Noviembre 2016
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Reza un viejo refrán que "la victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana", y como casi siempre se busca un chivo expiatorio para justificarla, esta vez los demócratas estadounidenses eligieron al Buró Federal de Investigaciones (FBI).

La acusación hecha por la exprimera dama, y otros importantes jerarcas demócratas, se apoyó en el anuncio hecho por Comey, en los últimos días de la disputa presidencialista, de reiniciar la investigación sobre el mal uso de correos electrónicos con información clasificada a través de una cuenta privada, durante el mandato de la Clinton en el Departamento de Estado (2009-2013).

Según Hillary, "las dudas infundadas sembradas por Comey" frenaron el impulso de los votantes -que en opinión de los demócratas- titubearon a la hora de ejercer su voto, lo que provocó una merma en el apoyo necesario para vencer al aspirante republicano, Donald Trump.

A pesar de las explicaciones públicas dadas por el director del FBI, 48 horas antes de las elecciones, cuando anunció que los emails bajo investigación no revelaban nada significativo, ya los votantes estaban influidos negativamente, aseguró Clinton.

Pero a juicio de expertos, la "traída y llevada" investigación del FBI no fue la única causante del descalabro del partido de los burros en las urnas, que llegaron al Día 0 con otras "ralladuras en la espalda2, tan cuestionables y peligrosas como los mismos correos mal utilizados por la candidata azul.

También influyó significativamente el pasado de Hillary, fervorosa representante del establishment, con fuertes lazos con Wall Street, y un historial guerrerista que pudo "erizarle los pelos de punta" a más de un elector.

Su currículum político está muy vinculado a las guerras intervencionistas que Estados Unidos despliega en el Medio Oriente, el asesinato de líderes internacionales, y las guerras de agresión contra Libia y Siria, son solo tenues pero elocuentes ejemplos.

Algunos "sucios" secretos del Partido Demócrata, que afloraron durante el proceso electoral, también incidieron en los resultados adversos. Las revelaciones de WikiLeaks acerca de los correos del jefe de campaña, John Podesta, sobre las manipulaciones dentro de la agrupación política y los contubernios para sacar del juego al senador Bernie Sanders, en beneficio de Clinton, hicieron mella en la voluntad popular.

A esta altura del partido, con un Donald Trump a punto de convertirse en el presidente 45 de Estados Unidos, los demócratas tienen mucho que revisarse por dentro. Ojalá descubran a tiempo que hay 319 millones de estadounidenses esperanzados con un cambio, algo que parece no llegará en largo tiempo.

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