Leonel y Yorgelis: Talence, adiós y energías para recomenzar

Leonel y Yorgelis: Talence, adiós y energías para recomenzar
Fecha de publicación: 
20 Septiembre 2016
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Despedida atlética, en medio de una fiebre deportiva nuevamente delirante por el fútbol, que ocupa, sin pecar de excesivo, las mentes de la casi totalidad de apasionados del músculo en nuestro país. Se desató nuevamente la controversia Messi-Cristiano Ronaldo, un remake anual que tiene en el mejor futbolista del mundo o el balón de oro su leitmotive.

 

La serie nacional transcurre sin penas ni glorias, como un susurro fantasmal, pese al traje de aplanadora multiterritorial que viste Matanzas, y yo aprovecho para recalar en el Decastar Challenge de pruebas combinadas, celebrado en la localidad francesa de Talence y que marcó el fin de la temporada para Leonel Suárez y Yorgelis Rodríguez.

 

Temporada que, por cierto, se antojó grisácea para el campo y pista antillano. Leonel y Yorgelis irrumpieron en el Stade de Thouars galo en diferentes condiciones.

 

Leonel, como parte de una temporada en la que compitió en Río para reafirmar su maestría. De hecho, el único decatlón que pudo oficialmente terminar el holguinero antes de la cita bajo los cinco aros, fue el de la Copa Cuba (8 347 puntos). Su secuencia entonces fue la siguiente: 11.30 segundos en 100 metros (795 puntos), 7.40 metros en longitud (910), 13.74 en impulsión de la bala (712), 2.06 en altura (859), 49.72 segundos en la vuelta al óvalo (828), 14.65 segundos en 110 c/v (892), 43.48 metros en lanzamiento del disco (736), 4.80 en salto con pértiga (849), marca personal de 78.29 en la jabalina (1 016) y 4:29.20 minutos en los 1 500 metros (750).

 

Ahora, en Talence, el holguinero nacido el 1o. de septiembre de 1987 en Santiago de Cuba se ubicó en el octavo escaño, con 7 837 puntos, inmerso en una competición que deparó registros medianamente discretos, pues el primer lugar correspondió al ucraniano Oleksiy Kasyanov (tan solo 8 077).

 

«Realmente competí en Talence sin mucho rigor de entrenamiento, pues después de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro me tomé casi dos semanas de descanso, y decidí asistir dado el interés de los organizadores por contar con la presencia de algún decatleta latinoamericano. Además, en mi debut en ese escenario en el 2010, culminé en el primer lugar», le comentó al colega Raúl Rodríguez.

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Ciertamente, la hazaña del 2016 de Leonel ya estaba consumada:

 

Sus 8 460 unidades en suelo carioca, divididas en 11.21/+0.5 en el hectómetro, 7.14/+0.1 en salto de longitud, 14.27 en impulsión de la bala, 2.07 en altura, 48.15 en la vuelta al óvalo, 14.48/+0.1 en 110 c/v, 47.07 en el lanzamiento del disco, 4.90 en salto con pértiga, 72.32 en la jabalina y 4:28.32 en los 1 500, le valieron un notorio sexto lugar, además de la séptima plaza del ranking del 2016, liderado por el fuera de serie estadounidense Ashton Eaton (8 893).

 

Y digo notorio porque Leonel, con relación al resto de sus rivales de la élite, entrena sin todas las condiciones necesarias en materia de infraestructura e implementos. Ese déficit de recursos lo suple con maestría con la sapiencia de su mentor Gabino Arzola, capaz de, milimétricamente, dosificar y ponerle a cada sesión lo que justamente lleva, a tenor con la etapa preparatoria en cuestión.

 

Y como es conocido, tras más de un año sin competir, precisamente desde la versión 2015 de la Copa Cuba, Leonel perfiló su objetivo bajo los cinco aros, pero cuando atravesaba por el mejor momento en la cruzada por la obtención de forma deportiva óptima, una varicela inoportuna lo limitó por un mes de sus rutinas preparatorias, y esa nueva interrupción devino medular en sus aspiraciones.

 

De cualquier manera, demostró su madera bajo la mirada inquisitiva del Cristo del Corcovado, y bien merece reencontrarse con su esposa e hija en México, con quienes no pasa tiempo desde abril.

 

Yorgelis, la sed y el deseo de marcar territorio

 

Si Leonel no concurrió a Talence con ambiciones excesivas, Yorgelis, en cambio, las destilaba. Demostró en la Ciudad Maravillosa estar a la altura de las grandes multiplistas del planeta con su séptima plaza y esas 6 481 rayas devenidas récord nacional. En Río, la secuencia de la guantanamera nacida el 25 de enero de 1995 se sustentó de la siguiente forma: 13.61/-0.3 en 100 c/v, 1.86 en altura, 13.69 en la bala, 24.26/0.0 en el doble hectómetro, 6.25/-0.1 en longitud, 48.89 en la jabalina y 2:14.65 minutos en la doble vuelta al óvalo.

 

En la geografía francesa, Yorgelis volvió a superar los 8 300 puntos, marca que al parecer, desde los Panamericanos de Toronto el pasado año, se le da con cierta comodidad. Ahora resultaron ser exactamente 8 373 puntos, que le depararon la segunda posición, únicamente superada por la holandesa Nadine Broersen (8 377). Solo cuatro unidades de diferencia, teniendo en esta oportunidad en la altura (igualó su mejor registro de 1.87 para acumular 1 067 rayas), los 100 c/v (13.61 segundos-1 034) y los 200 metros (24.35 segundos-947) sus tres mejores eventos.

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Poco más de un año ha necesitado para establecerse la guantanamera, evidenciando, además, estabilidad de marcas, elevando sus niveles de experiencia competitiva…

 

Yorgelis y Leonel. Realidades que difieren, incluso en materia de virtudes notorias. El holguinero tiene la mejor jabalina del mundo, baste destacar sus 78.29 metros cimeros; mientras la novel irrespetuosa soporta sus rendimientos en los saltos: altura (1.87) y longitud (6.35) como divisa.

 

Ellos vieron caer el telón de su campaña épica 2016. Yo, en cambio, descorro las cortinas de mi reto combinado más exigente, uno perenne: la crianza de mi pequeño Enzo Samuel, acompañarlo e intentar que logre sus mejores tiempos y marcas a partir de noviembre, en la carrera eterna de la vida.

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