La Florida: Bailando entre policías

La Florida: Bailando entre policías
Fecha de publicación: 
17 Junio 2016
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Un ejemplo contribuye a explicar lo que sucede en medio del terror vivido horas antes en una de sus ciudades, Orlando.

El Nuevo Herald, periódico grotescamente ultraderechista,  formuló este miércoles la siguiente pregunta:

“¿Qué están haciendo los clubes de Miami para mejorar la seguridad?”

A continuación escribió que los municipios Miami-Dade y Broward la incrementan tras la masacre en Orlando.

Sus periodistas Howard Cohen y Jack Eric añadieron que, sin embargo, “no quieren arruinar el ambiente de diversión en sus locales”.

Luego con un tono algo irónico escriben, no esperan drones de vigilancia como los desplegados en Paris (tras el ataque terrorista de noviembre).

Ni la prohibición de armas de asalto anunciada en Australia después que en 1996 un hombre asesinó con estas a 35 personas.

Lo que sí puede esperarse, advierten, “son medidas de seguridad adicionales tras la masacre de 49 personas en el bar gay Pulse de Orlando”.

Los periodistas Cohen y Eric incluyeron fotografías de quienes fueron asesinados en Orlando.

Las víctimas tenían entre 18 y 50 años de edad, mientras sus ocupaciones oscilaban desde bailarines, estudiantes universitarios y meseros hasta empresarios.

 
Junto a ello puntualizaron que ahora en los clubes nocturnos incluirían aparatos detectores de metales y contratarían más guardias de seguridad.

En ese contexto brindarían máxima atención al fortalecimiento de sus comunicaciones con la policía.

Ambos periodistas escriben que, al vaticinarle  nuevas tragedias, el sur de la Florida “se mantiene en alerta máxima”.

Dan a conocer que dueños de clubes nocturnos reconsideran cuánta seguridad es suficiente para prevenir dramas sin obstaculizar demasiado la entrada.

Por ejemplo, el propietario de la discoteca “Do Not Sit on the Forniture”, Megan Nazari,  advirtió a la prensa respecto a la necesidad de nuevas medidas.

 

Aunque, al mismo tiempo, subrayó, “que no hagan a los clientes sentirse incómodos cuando vienen a nuestros establecimientos”.

Llamó a vivir sin la preocupación sostenida de que, como es habitual, tendrá lugar algo malo.

Dueños de esos negocios argumentan que sus lazos con la policía representan una estrategia clave.

Un oficial de la policía, Daniel Oates, y el detective Juan Sánchez, contacto de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y personas Transgenero) visitaron el domingo los clubes nocturnos para hablar con sus propietarios.

Los viernes, sábados y domingos, esas instituciones emplean cada una cinco agentes de seguridad  alrededor de estos.

 

No obstante, hace solo algunos días, el joven  Omar Mateen penetró en una de  sus instalaciones con un fusil de asalto y una pistola.

Luego disparó contra 102 personas, 49 de las cuales fallecieron y 53 resultaron heridas.

En el Seminole Hard Rock Hotel y Casino, cerca de Hollywood, los asistentes a conciertos en su popular Hard Rock Live pasan por una revisión de metales a la entrada.

Las instalaciones de ese complejo están protegidas por “una fuerza combinada de cientos de agentes del Departamento de Policía”.    

Voceros de los uniformados dicen que, además, orientan a los  parroquianos estar alertas e informar de inmediato si ven algo sospechoso.

Ni así detuvieron el virtual fusilamiento colectivo del domingo en Orlando, esa profunda herida a la mismísima condición humana.

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