Pelusín: un niñito cubano que cumple 60 años

Pelusín: un niñito cubano que cumple 60 años
Fecha de publicación: 
13 Junio 2016
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Es un niñito cubano, guajiro y despierto, con una abuela sabia y dicharachera, siempre trae una sarta de chiquillos al retortero y un perro menos Gruñón que su nombre. Fue mi amigo hace tiempo, cuando yo pasaba las horas leyendo de todo y especialmente a Dora Alonso, lo había sido de mis padres mucho antes, cantándoles Cuba qué linda es Cuba, desde la pantalla de la televisión ¡Tremendo personaje ese Pelusín! Tanto que ahora, aunque se le ve menos, encontró cómo hacerse amigo de mis hijos  que hasta quisieron una foto del Peluso Patatuso como regalo por el día de la infancia.

Imagínese usted cómo podría ser el cumpleaños de un niño que llega a los sesenta y pinta para seguir sin ponerse viejo, mucha gente que lo quiere se reunió en Matanzas, su tierra natal, para rememorar las travesuras de Pelusín y las que a cada uno de ellos les provocó este cubanito inquieto.

Pelusín en la televisión

Uno de los que lo vio surgir como “estrella” de televisión, Armando Morales, nos cuenta sobre aquella experiencia que, ojalá, se repitiera, pues a los niños y niñas de estos tiempos no les vendrá mal un cubanito del campo que le haga contrapeso a la Princesa Sofía. Pero bueno, a lo que íbamos, la historia que cuenta el actual Director del Guiñol Nacional comienza el  22 de julio de 1961 en los estudios del FOCSA, desde donde se transmitía, por la emisora CMQ Canal 6 salía, el programa sabatino Las Aventuras de Pelusín del Monte, con cerca de media hora al aire.

“El respeto admirado del personal de la tv ante la realización del programa “Las Aventuras de Pelusín del Monte” hacia sus hacedores marcaría, de cierta manera, una actitud de responsabilidad en los jóvenes miembros del equipo al constatar que cada emisión resultaba brillante. Las encuestas de teleaudiencia a nivel nacional lograban un mayoritario porcentaje. Los diálogos de los personajes, la gracia criolla de Dora, la identificacón de cada personaje en su perfil anímico marcaba la diferenciación de cada carácter, el aporte expresivo de grandes de la actuación radial y teatral de la época; los diseños de figuras del maestro Pepe Camejo y los jocosos sucesos llenos de contrastadas peripecias permitían al telespectador cubanos de cualquier edad reencontrar en el títere una manera de ser y de estar en el arte y la cultura de la isla.”

El títere Nacional de Cuba

Pelusín del Monte es el Títere Nacional de Cuba, luego de mucho insistir, investigar, demostrar, el dramaturgo matancero Fredy Artiles junto a otros amigos fieles y constantes, logró que se instituyera como tal. El Director de Teatro de las Estaciones, Rubén Darío Salazar es uno de los convencidos de que ese título es legítimo:

“Realmente si también Dora Alonso pudiera haber acompañado a Fredy en sus conferencias, en sus comentarios sobre esta hipótesis tan hermosa de títere nacional de Cuba, yo creo que las razones hubieran sido doblemente reales, Dora tenía muy clara la procedencia de su muñeco.

“Con ellos, con Dora, con Fredy, con Armando, con Pedro,  mucha gente que trabajamos en común por Pelusín, realmente revivimos parte de la historia titiritera cubana que no conocíamos los más jóvenes. Los Camejo fueron gente sabia en elegir para escribir una historia original para los títeres cubanos a Dora Alonso, pudieron haber escogido a cualquier otro autor de la época, del momento, sin embargo a esa persona que un buen día de 1953 adopta José Joaquín,  un niño negro, fue la persona que ellos eligieron para escribir sobre un títere para Cuba una historia original, para ellos que nunca supieron hasta donde iba a llegar.”

¿Dónde está la mamá de Pelusín?

Ulises Rodríguez Febles, un dramaturgo con manía de indagar y escudriñar y conservar historias, se hizo la pregunta y encontró una respuesta que estaba en el alma de colectiva de quienes se sumaron a este raro cumpleaños donde un niñito llega a los 60:

“¿Dónde está la madre del Peluso?  La pregunta no es difícil, aunque  jamás la vas a encontrar por más que busques en sus textos. La respuesta es de carácter referencia y signico, dentro de la sencillez y el lirismo de su poética escritural.  Pelusin, es mi primer hijo.  Parecido a mí en lo físico y  en lo espiritual.  Así lo resume Dora, sin palabras imprescindibles.  Aunque haya sido una idea de los hermanos Camejo, sin dudas  es de ella. Esta es la respuesta a las ausencias, que no constituyen un vacio, sino la fuerza poderosa del amor maternal, manifestado en la escritura de una mujer, que creó un canon en la literatura para niños en Cuba.

“Dora Alonso es además la madre de los otros, que jamás hablaron de la suya o que no logramos encontrar aunque nos afanemos,  como lectores en novelas, obras de teatro y relatos, creados con su pasión por la literatura. Fue ella quien los concibió con su  ADN de estirpe nacional. Esta quizás es la respuesta a la pregunta. Al menos, es mi respuesta.  Fue la madre de Jose Joaquín y también  de los otros.    

“Pocas mujeres pueden alcanzar ese acto único de procreación. Dora Alonso lo logro, inmortalizando una manera personal para hablarnos de la  madre de sus criaturas literarias y escénicas. Porque el único nombre  para su inscripción, sigue siendo el suyo. Hoy su hijo Peluso, porque de este hablamos,  sigue  vivo, estudiado, palpitante, vivaracho,  y celebra sus sesenta años de existencia. El Peluso es un adulto, maduro y ha sobrevivido las muertes y los olvidos.  Ha glorificado al teatro de títeres, ha servido de inspiración a muchos.  Se ha ganado los aplausos y el cariño.  Dora también fue madre de sus jóvenes lectores y espectadores.  Si hoy estamos aquí, es porque también venimos a recordarla a ella. A decirle, madre, de todos nosotros.”  

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