Televisión: ¿Al compás de los tiempos?

Televisión: ¿Al compás de los tiempos?
Fecha de publicación: 
2 Junio 2016
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La ayuda de pintores –muy bien usada, por ejemplo en De la gran escena- se “paga” con  la publicidad sobre los creadores, porque ¿qué es sino PUBLICIDAD lo que se realiza cuando se promueve un artista o una obra?. Pero… esa palabra está prohibida en la televisión, por lo menos como una posibilidad de uso.

Hoy cuando existen tantos  cuentapropistas  (pequeños propietarios), dueños de restaurantes, cuartos y casas de alquiler, autos de lujo incluso,  talleres de mecánica y muchísimos más acciones, todas oficiales, ¿por qué no anunciarlos y que paguen?.

Se sabe que el propio hecho televisivo, por el desarrollo tecnológico,  se realiza  muchas veces con lámparas y cuartos de edición (son sólo ejemplos) alquiladas a particulares, es decir, que ya ese poderoso medio  convive con acciones económicas privadas.

Voy a poner un sencillo ejemplo: los dueños de un café desean anunciarse por televisión, que lo hagan mostrando el producto y pagando al canal por ese hecho que redundará en beneficio para los propietarios y la propia televisión.

Claro aplicar esto lleva una alta responsabilidad: en la promoción (publicidad) del ARTE habría que tener en cuenta el interés estatal de publicitar un artista o una obra,  y también las diferencias existentes entre diversas manifestaciones, no ganan lo mismo un escritor que un músico situado en ese rango llamado fama, que a veces es circunstancial y fabricada.

Ordenar lo que se promueve, cobrar una buena parte, llevaría no sólo a que la televisión tuviera  ingresos financieros que mucha falta le hacen, sino que  también se evitaría que el “dinerito” del beneficiado vaya a manos de quien,  sintiéndose dueño,  inserta y reitera un número musical sin que sea una obra de arte.

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Set de televisión del programa Vivir del Cuento

No tengo pruebas, pero en numerosas ocasiones se ha dicho que en un espacio u otro se “venden” las  promociones. Dicen que cuando el río suena es porque relajo trae, por eso creo que ya es tiempo de organizar a quien se da un minutico televisivo, que bien caro es en cualquier lugar del mundo, partiendo de que se le “venda” a un producto de calidad.

Ah, esto que digo para la televisión es válido para la radio también. La publicidad por ella misma no es dañina, lo que se hace con ella es lo que puede ser ¡cómo no! beneficioso para el arte, en primer lugar, y para los medios en segundo. La Cuba de hoy no es la de hace diez años,  ni siquiera la del 2014. Hay que caminar al compás de los tiempos.

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