Sorpresa en Irlanda: Renace la izquierda

Sorpresa en Irlanda: Renace la izquierda
Fecha de publicación: 
27 Febrero 2016
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Tal como sucedió hace algunos años en Islandia, el publicitado auge económico de la República de Irlanda no está reflejado en el aumento de la calidad de vida del pueblo que, agobiado por impuestos y la desigualdad social, está confiando poco a poco en una izquierda que sigue ascendiendo por primera vez en la historia del país, cuando el resto de Europa van predominando la derecha disfrazada de demócrata y la ultrarreacción.

Tal movimiento se afianzó el pasado año, aunque tuvo su real esplendor en la fundación de la Alianza Antiausteridad (AAA. por su sigla en inglés), que el 12 de octubre del 2014 reunió a más de cien mil personas en Dublín, la capital, para exteriorizar su descontento con el impuesto sobre el agua.

Es mismo día, Paul Murphy, miembro del Partido Socialista y candidato de la Alianza Anti-Austeridad (AAA), ganó la elección complementaria en Dublin Suroeste, levantando el llamamiento a una campaña masiva de no pago y resistencia activa a este doble impuesto. Paul se une a los miembros del parlamento del Partido Socialista, Joe Higgins y Ruth Coppinger en el Dáil (parlamento irlandés).

Esto tenía lugar un año después que la campaña fuera derrotada y llevado el desánimo a las masas, que durante toda la existencia de Irlanda ha sido gobernada por partidos tradicionalistas y nacionalistas, aparentemente distantes del esto de Europa y Estados Unidos, que incluye el rechazo al Fondo Monetario Internacional, pero incapaces de gobernar para el pueblo.

Lo cierto es que la denominada izquierda, el hoy socialdemócrata Sinn Fein, está hoy al mismo nivel que el Fine Gael - el principal partido de derecha en el gobierno – y el Fianza Fall, pero subestimó a la AAA y su capacidad para convencer a la gente de la necesidad de una lucha activa en el tema y exponer las debilidades del propio enfoque del otrora ente progresista.

El periódico Irish Times, nada sospechoso de progresista, expresó su admiración por la campaña de captación del AAA, considerándola un "golpe maestro de la táctica política y el timming", pero lo único cierto es que la Alianza expresó claramente el enojo subyacente en la población.

Y es que la AAA no ha desmayado n u empeño, rechazado guiños de aceptación de quienes detentan el poder político y económico, y mostrado su disposición a eliminar la miseria que se enseñorea en la mayor parte de la población irlandesa.

Derecha pragmática

Que la siempre dormida y recortada izquierda provoque preocupación al establishment irlandés es algo realmente inusitado  en una nación donde los partáis de derecha se han dividido el poder y tratado con paternalismo a un denominada izquierda nada peligrosa, ni aun en los mejores momentos del Sinn Fein y su dirigente Gerry Adams.

Y es que la mayor diferencia es histórica y se remonta a los primeros años de la década del ’20 del siglo pasado1920 y a la guerra civil que siguió a la de independencia.

La guerra civil fue acerca de los términos del tratado que saldó la guerra de independencia, por lo que las dos están íntimamente vinculadas. Una de las partes (de la que luego surgiría el Fine Gael) decía que había que llegar a un compromiso, que no era “lo que queríamos”, pero, según una famosa frase de Michael Collins, jefe de la entidad, era “la libertad para conseguir la libertad”. La otra parte, liderada por Éamon de Valera (y que daría origen al Fianna Fail), decía “no, es una traición, hicimos un juramento de fidelidad a la República y ahora no podemos jurar lealtad a un monarca británico”.

Esa diferencia persistió con fuerza hasta finales de los años ’50 y empezó a cambiar en los ‘60. En los años 50 empezó la apertura del país al libre comercio, algo que no era consistente con el nacionalismo tradicional. En el plano político, las dos partes intentaron mejorar sus relaciones respecto a la cuestión de Irlanda del Norte. Pero luego llegaron los disturbios y eso volvió a poner en primer plano los compromisos tradicionales y el sentimiento nacional respecto a la partición. A largo plazo, sin embargo, los disturbios en Irlanda del Norte llevaron a una atenuación y un debilitamiento del nacionalismo.

De ahí la confusión politica, y en lo social ambos grupos, que siempre han detentado el poder, han mantenido un supercaro sistema de salud, que en la práctica es desorganizado, de baja calidad y solo accesible a altos salarios. Nada para los trabajadores con sueldo mínimo.

Otro ejemplo son la falta de inversión en infraestructuras, que son realmente insuficientes, con exagerados gastos también en la consecución de cuatro autopistas y tres líneas de ferrocarril, pretendiendo dar la impresión de una nación desarrollada, con un alto desempleo del 11%, según cifra oficial, pero que se considera mayor en la realidad.

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