EI-EE.UU.: El gran farsante

EI-EE.UU.: El gran farsante
Fecha de publicación: 
31 Enero 2016
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Mientras más de 4 000 combatientes del Estado Islámico (EI) extienden su lucha con armamento norteamericano contra el movimiento Talibán en Afganistán, Estados Unidos difunde ampliamente que con sus aliados está teniendo éxito en los ataques a objetivos del califato fascista en Siria e Iraq.

Muy lejos del legal accionar aéreo y naval de Rusia contra un ejército que unen a mercenarios y fanáticos que siguen falsos preceptos del Corán, la aviación estadounidense se atribuye logros generales, que incluyen ataques tres veces “por error” al ejército sirio, el cual, no obstante, ha proseguido recuperando importantes áreas en todo el país.

El afán hegemónico dominante en el establishment militar e industrial de Estados Unidos echa a un lado la constante pérdida de vidas y la destrucción causada por los terroristas.

No es la primera ni será la última vez que asegure que la guerra de EE.UU. dirigida contra el Estado islámico es una gran mentira, y que, en realidad, el problema de los "terroristas islámicos", llevando a cabo una guerra preventiva en todo el mundo para "proteger a la patria estadounidense", se utiliza para justificar la agenda militar.

 
Es decir, el Estado Islámico es una creación de la inteligencia de Estados Unidos, y el "Programa de lucha contra el terrorismo" de Washington en Iraq y Siria consiste en apoyar al EI y los grupos “opositores” afines.

Colusión imperial

La incursión de las brigadas del Estado Islámico en Iraq a partir de junio 2014 fue parte de una operación de inteligencia militar cuidadosamente planeada y secretamente apoyada por EE.UU., la Organización del Tratado del Atlántico Norte e Israel, país este al que mantiene como fiel aliado, puntal en la logística y suministro de armamentos, que, asimismo, incursiona cuando quiere en territorio sirio, donde asesina a diestra y siniestra a combatientes y dirigentes del movimiento libanés Hizbollah, autor de fuertes derrotas a las tropas sionistas.

En Afganistán

Desde hace varias semanas se suceden intensos combates entre los talibanes que combaten a Estados Unidos y al gobierno de Kabul y miles de integrantes del Estado Islámico qué se han penetrado abiertamente en Afganistán.

Según las agencias, el EI trata de controlar una extensa región en la frontera con Paquistán, y AFP y Reuters coinciden en señalar que las autoridades afganas maniobraron para que prosigan los enfrentamientos entre talibanes y yihadistas, con el pretendido fin de que se eliminen entre sí.

La apertura de un nuevo frente hace unos días coincidió con la información del presidente Barack Obama de mantener a cerca de 10 000 soldados norteamericanos en el 2016 en Afganistán, pese a continuados anuncios de retiradas.

Enemigo de los talibanes y, aparentemente, de Occidente, la presencia del EI puede enfangar aún más un conflicto recrudecido, a varias semanas del bombardeo estadounidense contra un hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz.

"Todo el que tenga un arma, una espada, cualquier cosa, debe luchar contra estas personas crueles", clamaba recientemente Haji Ghalib Mujahid, gobernador del distrito de Achin, al verse incapaz ante las atrocidades que están cometiendo grupos afines al Estado Islámico en su provincia, Nangarhar.

Esta región oriental es el escenario más caliente de la lucha de estas organizaciones en Afganistán. En la última semana, insurgentes del EI atacaron diversos puestos de policía en una serie de ofensivas coordinadas.
 

En juego está el territorio, pero también un saco importante de recursos económicos: la producción de heroína y opio y la extracción de minerales como oro, mármol o lapislázuli. Pero, como hizo recordar AFP, el Talibán ha proseguido con su política de combate a la droga, como hizo durante su mandato hasta que la agresión norteamericana lo depuso del poder. Entonces, la producción y comercialización de diversos tipos de drogas se expandió notablemente, logrando récords mundiales, con complicidad y participación del ejército de ocupación norteamericano y, por supuesto, de los siempre beneficiados señores de la guerra locales.

En cuanto al EI, ya tiene presencia en 25 de las 34 provincias afganas, y el Movimiento Islámico de Uzbekistán que actúa en algunas provincias norteñas, se declaró su fiel aliado. Un portavoz del vicepresidente Abdul Rashid Dostum —un exmarxista y hoy genocida—, citado por la agencia AP, aseguró que ya son miles los insurgentes leales a la organización terrorista, alentadas en su creación y desarrollo por la inteligencia del gran farsante estadounidense.

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