Tienen dinero, territorio y trabajo, pero no quieren acoger a los sirios

Tienen dinero, territorio y trabajo, pero no quieren acoger a los sirios
Fecha de publicación: 
12 Septiembre 2015
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El mundo vive la peor crisis migratoria desde el final de la II Guerra Mundial y hay 60 millones de refugiados que buscan un lugar en el que empezar una nueva vida. Proceden fundamentalmente de Siria, Afganistán, Irak y Somalia, aunque la difícil situación que se vive en Libia y Yemen hace temer que en los próximos meses la cifra será más alta.

 

Hasta el momento, han sido Turquía, Líbano o Jordania los países que más personas han acogido, aunque la muerte del pequeño Aylan ha hecho despertar conciencias y los países europeos parecen dispuestos a reaccionar. Pero lo que poca gente se pregunta es por qué los países del Golfo no están jugando un papel más importante en acoger a refugiados sirios, habida cuenta de que tienen más lazos en común, comparten la misma religión y están más cerca.

 

Lo primero que hay que puntualizar es que estos países (Arabia Saudí, Baréin, Kuwait, Qatar, Omán y Emiratos Árabes Unidos) no se han mostrado impasibles ante esta crisis y desde hace años han dado enormes cantidades de dinero, especialmente sus ciudadanos, que permitieran facilitar un poco la vida a esa gente que huía de sus hogares y escapando de la violencia y la represión.

 

Sin embargo, el paso del tiempo ha hecho que esas medidas no sean suficientes. Ahora lo que necesitan, más allá del dinero, es alimento y refugio y es aquí donde han empezado los problemas porque los países del Golfo no han sabido reaccionar a esta situación.

 

Mientras que la mayoría de los inmigrantes ponía rumbo a Europa por peligrosísimas travesías por mar en las que se jugaban la vida, el mundo giraba su cabeza hacia el Golfo preguntándose por qué no se implicaban más. En estos lugares hay trabajo de sobra, una economía poderosa y potente y un territorio grande en el que se le podría facilitar mucho la vida a miles de refugiados. Entonces, si tienen todas las circunstancias adecuadas que permitan la llegada, ¿qué está fallando?

 

Fundamentalmente es un problema de estabilidad. Temen que una presencia masiva de estos solicitantes de asilo puede provocar movimientos sociales en unos países que están precisamente acostumbrados a lo contrario. También hay miedo de que entre esta gente que huye, se pueda infiltrar gente leal a Assad con el objetivo de vengarse. Y es que detrás de que se comparte la misma religión, lo cierto es que el actual presidente sirio pertenece a una rama del Islam chií y estos países son suníes.

 

Es verdad que Qatar, Arabia Saudí o Baréin son lugares que están acostumbrados a recibir a mucha población extranjera que va allí a trabajar, pero que cuando terminan sus empleos se marchan del país, por lo que tienen dudas de cómo serían capaz de gestionar a toda esa población que quiere entrar para quedarse.

 

Pronto tendrán que tomar decisiones. Se espera que en el año 2016 la presión migratoria aumente y entonces será el momento en el que países que hasta ahora han callado tendrán que dar la cara.

 

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