Abierta exposición «Síndrome del misterio»

Abierta exposición «Síndrome del misterio»
Fecha de publicación: 
7 Septiembre 2015
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Según Hortensia Peramo Cabrera, investigadora y profesora de la Escuela Nacional de Arte, el creador aborda problemas todavía irresueltos, pero no critica, sino que aboga por la tolerancia, por el fin de los prejuicios, y reclama el descorrimiento de los nubarrones que persistan en impedir el imperio de la luz.

Con la técnica de la pintura y el retrato, Fernando vuelve a su recurrente tema del rescate de la memoria colectiva e individual, mediante una paleta centrada en los ocre que subraya ese problema tan agudo del desarraigo, que por diversas motivaciones los cubanos conocen tan bien.

Nacido en Bayamo, cuna de la nacionalidad cubana, y con un marcado interés por explorar materiales no habituales en las artes plásticas, como tintes a partir de tabaco macerado, cenizas, azúcar y sal, Fernando profundiza en personalidades de la cultura cubana que han sufrido el exilio.

Tal propósito, en su caso, no tiene la intención de descarnar viejas heridas, sino, por el contrario, saldar deudas y sumar al caudal de la nacionalidad valiosos aportes realizados en cualquier lugar del mundo.

En su joven carrera asumió el precepto de que un ser humano sin historia no es nadie, y que debe ser preocupación vital de cada quien conocer sus ancestros y sus raíces más lejanas para poder construirse integralmente y estar apto para avanzar a otros estadios.

Resulta imponente esta serie de grandes cuadros colgados del mezzanine del teatro, como banderolas flotantes que llaman la atención sobre historias poco conocidas o silenciadas, vitales para la memoria colectiva y que se centran en los ojos de los modelos.

Desde su tesis de graduación en el Instituto Superior de Arte en 2012, Reyna ahondó en estos asuntos y presentó «Yo me llamo nadie, nadie me llaman todos», integrada por 40 retratos de personalidades cubanas, realizados con sal y azúcar.

También tiene a su haber varias muestras que recurren a tales conceptos, como «Marcas», exhibida en la XII Bienal de La Habana y que recupera el esplendor de las litografías y habilitaciones de las litografías asociadas a la industria tabacalera cubana.

Otras muestras suyas fueron «Umbral», sobre cubanos que han emigrado y otros que permanecen en el país, y «Síndrome de Ulises», acerca de los sentimientos de quienes tienen que permanecer lejos de su tierra natal.

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