Un día, un nombre: Yania, taekwondoca de un segundo

Un día, un nombre: Yania, taekwondoca de un segundo
Fecha de publicación: 
20 Julio 2015
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Con esa patada se tituló campeona de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, un evento que sigue siendo el más difícil para una delegación cubana desde 1971.

 

Pero vale la pena contar lo sucedido en esa última pelea. Yania dominó fácil el primer asalto (3-0), sin embargo, tuvo que soportar irse al descanso del segundo con desventaja amplia (3-6). Los tres minutos finales serían decisivos y para hacer más tenso el drama su rival amplió la diferencia a seis puntos con una patada voladora que hizo cerrar los ojos a quienes veíamos la pelea por televisión.

 

Había que remontar entonces lo imposible en 60 segundos y la alumna del entrenador Ramón Arias lo sabía. Una correcta técnica (giro y patada a la cabeza) le dio casi la igualada en la pizarra, a pesar de la apelación mexicana. El reloj dejaba apenas 10 segundos para definir un oro que encontró su dueña en el último segundo, gracias a un ataque directo al rostro indefenso de la mexicana.

 

Hasta ahí todo fue de menos a más, de emoción en emoción, de alegría a festejo. Yania salió corriendo del tatami, se abrazó a todos sus entrenadores y paseó la bandera por todo el recinto de la competencia. Era la tercera cubana que triunfaba en la historia del taekwondo panamericano, tras los éxitos de Sonallis Mayán (1995 y 1999) y Yanelis Labrada en el 2003.

 

Sin casi poder hilvanar palabras, sus primeras declaraciones fueron para su familia, su colectivo de preparadores y para Cuba. “Nunca me di por vencida y eso lo aprendí desde chiquita, cuando no me gustaba perder ni en los yaquis”, declaró la también medallista de bronce mundial del 2013, a quien le había sido imposible obtener otro resultado importante en su carrera deportiva hasta este 19 de julio.

 

El valor de la corona de Yania trasciende incluso lo personal. Es la inspiración de un equipo que pudiera aportar más de dos oros en medio de un contexto de cambio de reglamentos, poca adaptación a los petos electrónicos y un arbitraje que acudirá una y otra vez al video para dejar atrás escándalos de injusticias como ocurrieron en citas anteriores.

 

En lo tarde de la noche, la victoria de esta primera taekwondoca redondeó una jornada en que sufrimos para terminar con bronce en béisbol, mientras el tirador Reinier Estopiñán puso temprano un oro en el rifle a tres posiciones. Nada mejor entonces que esas patadas voladoras de Yania para dormir intranquilos, pero felices con este mayúsculo cierre de la novena jornada de competencia.

 

Desde ya su nombre estará asociado al último segundo, a la definición fulminante, al desespero convertido en gloria, al llanto y al abrazo de una pequeña mujer de solo 49 kilogramos, que ahora tocará vivir con más fama y responderá una y otra vez cómo pudo dar en tan corto tiempo tanta felicidad a un pueblo entero.

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