Un día, un nombre: El sprint de Lisandra

Un día, un nombre: El sprint de Lisandra
Fecha de publicación: 
18 Julio 2015
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Los jueces no detuvieron la carrera y nuestra velocista lloraba de impotencia por no poder aportar un segundo oro a la causa de su delegación.

Este 18 de julio la historia fue diferente, aunque tuvo matices muy parecidos. No hubo caída, pero otra vez el título se le escapó en un cerrado sprint en el que la antillana tuvo que hacer maravillas porque otra vez alguien invadió su línea de carrera, la ganadora canadiense Monique Sullivan, a quien, por supuesto, nadie le quitaría la dorada, a pesar de la reclamación.

Pedalazo a pedalazo, Lisandra ha demostrado desde el 2006 que es de las mejores velocistas no solo del continente, sino del mundo. Sus cinco medallas del orbe, incluido el título del 2008 en los 500 metros contrarreloj, hablan por ella. Y como si fuera poco, en 2013 y 2014 ha cosechado dos bronces universales en el keirin, una especialidad que no es su favorita.

El escenario de Toronto le ha dejado hasta ahora dos platas. La primera junto a su compañera Marlies Mejías en la velocidad por equipos, modalidad en que se visibilizó el talento puro de estas dos jóvenes, pues no entrenan todo el año para este evento y solo se unen en competencias fundamentales para aprovechar la explosividad de Marlies y la potencia incomparable de Lisandra.

Aún le resta su prueba más fuerte, la velocidad pura, en la que es la reina panamericana desde el 2011 y volverá a enfrentar, de seguro a la canadiense Sullivan por el cetro. La confianza en la victoria de su entrenador, de sus compañeras, de ella misma es total. Solo una frase a la prensa al bajar del podio hace unas horas lo ilustra: “No pienso irme sin mi oro, esperen y verán”.

Y esa seguridad la conocemos de sobra. La ha dado en los momentos más tensos, en las competencias más difíciles, ante rivales que la superan quizás en preparación y equipamiento, pero no en cualidades técnicas ni en motivación. Lisandra promete y cumple. En su colección de premios lo tiene todo, excepto la medalla olímpica, más cerca que nunca en la cita venidera de Río de Janeiro.

Con 17 años encima de una bicicleta esta matancera irá este domingo por hacer la cruz dorada y poder cantar su himno desde lo más alto del podio. No será monarca de antemano, cada sprint será una huella en ese camino y la táctica de carrera será fundamental para no dejarle esperanzas a sus rivales más enconadas, especialmente Sullivan, quien nunca ha podido derrotarla en esta prueba.

La crónica no es por adelantado. Lisandra es de las deportistas cubanas más reconocidas por su aval deportivo y su bondad humana. Sobre la pista pocas la superan en valor y sacrificio. Tiene una espina clavada todavía en Canadá y saldrá por sacársela en solo unas horas. Es de las grandes grandes, símbolo de una escuela cubana de ciclismo que lo ha ganado casi todo sin tener la mitad de lo que tienes otros.

 

Por eso pedaleamos con ella este 18 de julio y siempre.

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