"El Principito" se posa en Cannes con la ligereza de una rosa

"El Principito" se posa en Cannes con la ligereza de una rosa
Fecha de publicación: 
23 Mayo 2015
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Es la primera vez que el cuento de Antoine de Saint-Exupéry llega a la gran pantalla en forma animada.

No es fácil adaptar esta historia onírica al cine sin traicionarla, por lo que Osborne opta por "inventar una historia en torno al cuento" y decide que El Aviador (Jeff Bridges) sobrevive para contar su historia.

Ya viejo, rodeado de cachivaches y recuerdos, pasa el tiempo intentando poner a punto un avión con el que volver a tocar las estrellas que cada noche observa desde su telescopio.

Osborne coloca en el centro de su filme a "La niña" (voz de Mackenzie Foy) a quien su madre (Rachel McAdams) le ha organizado cada minuto de su vida para prepararla a una brillante carrera en el mundo de los adultos.

Pero El aviador, su excéntrico y apestado vecino, le envía un avión de papel hecho con una página de El Principito y altera los cuidadosos planes de la madre.

A través de sus grandes ojos, la niña descubre la infancia que los adultos intentan robarle. Sobre todo, la empatía y la importancia de las relaciones humanas. Solo a través del corazón se puede descubrir la esencia del otro. "Lo importante escapa a nuestra vista", le recuerda.

El viejo aviador va descubriendo día a día a su vecinita un capítulo de la historia de El Principito, al que encontró cuando su avión se averió en el desierto del Sáhara, que poco a poco la va transformando.

"Todo es posible, sólo hay que creer en ello", dice el filme de una hora y 47 minutos que puede ser visto tanto por pequeños como por adultos.

"Quería que el filme hablara de la manera en que el libro puede cambiar nuestras vidas y no adaptar cada página. Quería conseguir un equivalente cinematográfico de esta experiencia emocional" que vivió Osborne ya de adulto con la lectura del cuento de Saint-Exupéry, una de las obras de la literatura más universales y traducidas de todos los tiempos.

La película es tanto para los amantes del libro de Saint Exupéry como para los que no lo conocen y lo quieran descubrir, contó Osborne en la conferencia de prensa posterior a la proyección del filme en Cannes, fuera de concurso.

- Parábola de la vida moderna -

El último trabajo del cineasta de "Kung fu Panda" (2008) es en realidad una despiadada parábola de la vida moderna.

La cuidadosa preparación hacia el éxito --poder y dinero-- en una sociedad cada vez más competitiva fabrica robots sin sentimientos y roba la esencia del ser humano: los sueños y la empatía. Pero sobre todo, los priva de la infancia.

"Es muy difícil encontrar un equilibrio" entre dejar a los niños disfrutar de su infancia y ese afán de los padres de organizar su vida para que tengan un exitoso futuro, reconoce Osborne.

La idea de la película ha sido del productor francés Dimitri Rassam -hijo del que fuera también productor Jean-Pierre Rassam y de la actriz Carole Bouquet- que tardó diez años en germinarla y cinco años en llevarla a cabo, el tiempo en convencer a Osborne de sumarse al proyecto que ha costado 57 millones de euros y de convencer a los herederos de Saint Exupéry de ceder sus derechos para llevarla a cabo.

En la versión inglesa cuenta con las voces de Benicio del Toro, Riley Osborne, Marion Cotillard, James Franco y Ricky Gervais.

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