LSB: ¿El baloncesto que queremos… o el que tenemos?

LSB: ¿El baloncesto que queremos… o el que tenemos?
Fecha de publicación: 
29 Enero 2015
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Década de los 90 del pasado siglo, Sala Polivalente Ramón Fonst, el público desbordado ovacionando a Capitalinos, ese temible quinteto de baloncesto de los hermanos Herrera, el flecha Amaro, el zorro Casanova, el Oso Williams, el Jet Matienzo, el helicóptero Vázquez, Sigfredo Casero… A cientos de metros el Latinoamericano, partido intrascendente entre Industriales-Camagüey.

 

La pasión de Cuba desplazada por el que en un momento fue considerado el segundo espectáculo deportivo del país, capaz de arrancarle las emociones a muchos.

 

Mucho ha llovido desde entonces. Hoy la Liga Superior dista de ser la que queremos y hay muchas cuestiones de incidencia: el baloncesto al máximo nivel se sustenta en las competiciones rentadas de clubes.

 

Eso ha provocado el éxodo de no pocos jugadores talentosos cubanos hacia certámenes de diversas latitudes de América; en consonancia con ello se han acrecentado las diferencias de calidad entre los equipos de vanguardia y el resto de los ocho involucrados en la justa.

 

Otro elemento es el techo propiamente que posee en este minuto nuestro deporte ráfaga, tope de desarrollo al cual ya han llegado las principales figuras como Jasiel Rivero, Javier Júztiz, Osmel Oliva, Orestes Torres y William Granda…, por solo mencionar algunos acostumbrados a calzar la casaca tricolor y medirse a potentes selecciones, fenómeno para nada excluyente en las mujeres, solo que ellas conservan el pedigrí de encontrarse entre las principales potencias a este lado del Atlántico.

 

La infraestructura de las instalaciones y un calendario que exclusivamente contempla 28 partidos, muy pocos en aras de fomentar crecimiento, rivalidad y termómetro real, constituyen otros puntos débiles.

 

Al grano

 

Pese a todos los argumentos esgrimidos, la Liga constituye el trampolín inicial para todo baloncestista cubano inmerso en la transición de la categoría juvenil a la élite y es el principal escenario para demostrar potencialidades y crecer en un primer nivel cualitativo.

 

Con semejantes variables de frente al canasto Capitalinos en la versión varonil y Pinar del Río en la femenina mantenían inmaculado el casillero de las derrotas en nueve salidas.

 

Las claves de semejante performance son claras: bajo la égida del estrenado Raynel Panfet los giraldillos nuevamente apuestan a la profundidad de de su plantilla, ahora reforzada con los servicios de los matanceros Allen Jemmott y Luis Alberto Hernández.

 

Colectivamente, sin compilar su novena aparición, los citadinos muestran un accionar compacto en calidad de máximos goleadores del certamen gracias a 594 cartones, al punto de que no han notado la ausencia de su centro estrella Jasiel Rivero, quien apenas compila dos apariciones y se recupera de una herida en su mano derecha.

 

Así comandan la efectividad más allá del perímetro (59 aciertos en 181 intentos, únicos por encima del 30%, puntualmente el 33), son segundos en tiros de campo abrazados con Artemisa (43%) y únicamente superados por sus escoltas de Santiago de Cuba (45), marchan segundos desde la línea de los suspiros (66%) superados por Las tunas (aceptable 74), e igualmente van a la escolta de Pinar del Río (99 pérdidas de balón) con 107.

 

Individualmente el alero Lisván Valdés comanda a los anotadores con 103 puntos, escoltado por Orestes Torres (97), Yosmel Zequeira (80), Jemmott (63) y Reinier Muñiz (51), precisamente la alineación titular que está presentando Panfet.

 

Las pinareñas igualmente han desatado su contundencia ofensiva (635 puntos anotados) pues cuentan en sus huestes con la armadora Arlenis Romero (138 puntos, 22 rebotes y 50 asistencias), las delanteras Anisleidys Galindo (113-32-32), Taymí Fernández (114-44-20) y Ayame Ochandorena (71-39-14), y la pívot Arlety Povea (85-58-26). Salvo Ochandorena, el resto integran el elenco nacional.

 

Como es apreciable, ellas sustentan el accionar de un elenco que en la versión precedente caminó toda la fase regular en calidad de imbatible, y que al igual que entonces ahora regentea todos los departamentos de ataque.

 

Ese, señores, va siendo el panorama hasta ahora del baloncesto que tenemos, más allá de desequilibrio en materia de calidad y techo limitado.

 

La Mariposa de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte alberga los partidos. A mí como a tantos otros, me alberga la nostalgia. Aquellos años 90 vibrantes de emoción y rivalidad sobre la duela, tardarán en retornar.

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