A cinco años del seísmo, Haití honra a sus víctimas e intenta reconstruirse
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Los haitianos han rendido homenaje este lunes a las víctimas del devastador terremoto que, en 2010, asoló el país más pobre del continente americano, también sumido en una grave crisis política.
Cinco años después de la catástrofe, que dejó 300.000 muertos y destruyó la capital, Puerto Príncipe, el Gobierno haitiano decretó el 12 de enero el 'Día de Reflexión y Conmemoración', y la bandera nacional ondeará a media asta en señal de duelo. Desde el domingo, los haitianos acuden numerosos a las iglesias y templos. "Debemos recordar a las víctimas y aprender de este desastre", urgió un pastor en una iglesia abarrotada de fieles.
"Este 12 de enero, me quedaré en casa, voy a rezar en memoria de los fallecidos", dijo Mirlie St-Preux, de 24 años, que aún recuerda como si fuera ayer el terrible temblor que la sorprendió en las calles de Haití. "Después del terremoto, no podía creer que había tantas víctimas y destrucción", recordó. "Nada ha cambiado", lamenta la estudiante en diplomacia. "La reconstrucción se limita a algunos edificios públicos. Necesitamos más ayuda", agregó.
"Nuestra vida no ha cambiado. La clase media se ha empobrecido. Las familias están traumatizadas y desorganizadas. Han aparecido nuevos barrios de chabolas", estima por su parte Jean Verdy, un activista político. Una opinión que no comparte Mary Barton-Dock, enviada especial del Banco Mundial a Haití. "Los progresos son visibles (...) A pesar de la actual crisis política, Haití ha logrado reducir la extrema pobreza del 31% al 24% entre 2000 y 2012", afirma esta funcionaria.
Desde el fatal terremoto, que dejó a 1,5 millones de personas sin hogar, "79.397 desplazados (...) siguen viviendo en 105 campos en Haití", pero el número de familias desplazadas disminuyó en un 94% y el número de campamentos en un 93%, según un informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
"Carecemos de todo"
En Canaan, un barrio construido en el extremo norte de la ciudad tras el seísmo, cerca de 300.000 personas viven en condiciones difíciles, a menudo sin agua corriente ni electricidad. "Vivimos en un gran campamento, no en un pueblo, ya que carecemos de todo", explica Jean Vincent, de 76 años, que vive en una choza de plástico.
A pesar de los servicios proporcionados por las ONG -cada vez menos visibles-, los residentes de los campamentos lamentan la ausencia del Estado haitiano. El 12 de enero del 2010, otra estudiante, Fabiola, vio cómo las casas se derrumbaban ante sus ojos. "Hoy, se multiplican las construcciones sin supervisión del Estado. Si ocurre una nueva catástrofe, podría haber muchas más víctimas", teme la joven.
"Hay resultados tangibles, pero se necesitan más esfuerzos para reducir la pobreza y promover un crecimiento inclusivo y sostenible. Haití sigue siendo el país con mayor desigualdad de ingresos en América Latina y el Caribe. La frágil gobernanza continúa impidiendo que se avance en la prestación de servicios esenciales como la electricidad", admite la representante del Banco Mundial. Además, la grave crisis política que atraviesa el país complica los esfuerzos de reconstrucción.
Sin embargo, el domingo, a apenas unas horas del inicio de las conmemoraciones, el presidente haitiano, Michel Martelly, y una veintena de dirigentes políticos firmaron un acuerdo que prevé la organización de elecciones en 2015, constató AFP.
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