Newt Gingrich: Político en estado de extinción

Newt Gingrich: Político en estado de extinción
Fecha de publicación: 
15 Enero 2012
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También virtualmente fracasado en su intento de ser el candidato presidencial del Partido Republicano de Estados Unidos en las elecciones de noviembre, Newt Gingrich hace desesperados esfuerzos para remendar su nuevo desastre político.

En los primeros años de la década del 90 del siglo pasado redactó el conocido programa Contrato con América, tan ultraderechista que obligó a los republicanos a dar un golpe de timón para no perder muchos seguidores.

Ahora en las elecciones internas de su partido en los estados de Iowa y New Hamphire quedó relegado a un cuarto lugar entre quienes serán  seleccionados como el posible contrincante de Obama en los próximos comicios.

Expertos citados por el sitio digital Neo Club habían advertido desde fines de diciembre que Gingrich no tenía fuerzas para ganar ni en esas primarias de enero ni más tarde frente a Obama

Según fuentes periodísticas de Miami, él y otro aspirante a la candidatura presidencial republicana, Ron Paul, “se disputan los votos del Tea Party, la facción neofascista que se incrustó en la vida política nacional.

Un artículo publicado en otro sitio de Internet el pasado miércoles, bajo el titulo “La Guerra Republicana llegó a Miami”, dice que tanto Gingrich como Ron Paul tienen un pensamiento con 200 años de atraso.

Ambos quisieran, agrega ese análisis, dar marcha atrás al reloj de la historia y volver a los tiempos del exterminio de tribus indígenas en el oeste y cuando se clavaban cuatro postes en el suelo para reclamarlo como propio.

Con tal desgaste sobre sus hombros llegó Gingrich el viernes al restaurante Versalles, de la calle 8 de Miami, una suerte de moderna cueva de la extrema derecha de origen cubano asentada en esa urbe.

¿Objetivo? Buscar consuelo a los significativos golpes que sufrió en las recientes elecciones primarias de Iowa y New Hampshire, antesala de la anunciada en la Florida para el próximo día 31, así como a los vaticinios sobre las raquíticas posibilidades de su aspiración a lograr la candidatura presidencial.

A Gingrich lo acompañó un congresista republicano de ese estado, David Rivera, famoso por su adicción a los escándalos por corrupción, quien identificó al visitante como el mejor aliado de los enemigos de la Revolución cubana.

Cuando habló, Gingrich prometió que, si llegara a la presidencia ejecutaría una política de “mano dura” contra La Habana, incluido mantener sin cambios el bloqueo económico y rechazar todo acercamiento con esta.

Estados Unidos, agregó, no solo debe inquietarse por la situación en Irán, Siria, Afganistán o Iraq, también debe “estar más preocupado” por lo que sucede en Cuba.

Luego reforzó aún más su absoluto desprecio por la soberanía e independencia de otras naciones al decir: “Necesitamos un nuevo gobierno en Venezuela, igual que necesitamos un nuevo gobierno en Irán”. 
 
En marcha hacia el otoño político de Gingrich, ¿cuántos votos por calculadas diatribas piensa haber conseguido en el restaurante Versalles de la calle 8?

No sucederá como cuando fueron multiplicados los panes y los peces, porque la suerte de un dinosaurio blanco como New Gingrich ya está echada, y no lo salvará ni toda la bilis que derramó contra Cuba entre lo peor de la comunidad cubana de Miami.

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