Una ráfaga del baloncesto: Yamara Amargo

Una ráfaga del baloncesto: Yamara Amargo
Fecha de publicación: 
27 Diciembre 2014
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Puede que muchos pongan en tela de juicio el crecimiento experimentado por el baloncesto cubano en este 2014. Si únicamente fuesen los resultados alcanzados el termómetro en cuestión puede que incluso me montara en esa corriente. Pero no, su candidatura como posible disciplina colectiva descollante no es festinada en lo absoluto.

 

Los hombres fueron perseguidos por el número cuatro y las féminas en su retorno mundialista patentado en suelo turco, no pudieron más que homologar el escaño 11 de la versión de Brasil 2006.

 

Aún así soy de los que piensa que hubo un crecimiento entre encestes: los hombres acuñaron partidos en extremo cerrados ante Puerto Rico —definido 107-97 a favor de los boricuas en tiempo extra en los Centroamericanos y del Caribe de Veracruz—, y República Dominicana, naciones que junto a México y Panamá se han establecido en la cima del área en los últimos años.

 

En el plano individual figuras como el base Osmel Oliva, y los centros Jasiel Rivero y Javier Jústiz, dieron fe de su evolución sobre el tabloncillo, convirtiéndose en piezas claves del accionar, amén de que tanto ellos como otros jugadores consagrados deben ganar en mesura y sangre fría en los cuartos definitorios de los desafíos, donde la presión aumenta y no se pueden permitir cometer faltas innecesarias. Algo que acá, en el ámbito doméstico de la Liga Superior, siendo objetivos, no podrán adquirir.

 

 A eso se suma el hecho del control de los tiempos de juego, la selección de tiros más cercana a lo idóneo y los por cientos de efectividad de los mismos, indicadores que se antojan una máxima perenne en el trabajo de Daniel Scott, Leonardo Pérez y el resto del colectivo técnico varonil, en el afán de mejorar la posición 57 que exhibimos en el escalafón del orbe, a mi juicio en discordancia con los valores de juego reales del quinteto.

 

PARÉNTESIS PARA LAS ALUMNAS DE ALBERTO ZABALA

 

El cierre de año del baloncesto femenino en el decimotercer escaño del ranking mundial con 131 puntos hace pensar en que, de cara a futuros compromisos más exigentes, las discípulas de Alberto Zabala deben crecer.

 

Estados Unidos es el líder indiscutible (1 040), seguido de lejos por Australia (590) y España (550), mientras a este lado del Atlántico Brasil (séptima-308) y Canadá (décima-251) nos anteceden, pese a haber emergido las nuestras airosas en las últimas batallas ante esos dos elencos.

 

El triunfo en los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz con pizarra de 81-67 en el acto final sobre las boricuas (décima corona en línea en el panorama centrocaribeño a excepción de las ausencias en San Salvador 2002 y Mayagüez 2010) constituyó un aliciente para atenuar la posición 11 del Mundial de Turquía, escenario donde, al decir del propio Zabala, el no saber definir los partidos en su final les pasó factura en las cerradas derrotas 69-70 ante Bielorrusia y luego en cuartos de final 79-86 frente a Serbia, choque que de haberlo ganado, les hubiese asegurado una plaza entre las ocho mejores del certamen.

 

“Nos faltó encontrar la fórmula ganadora en esos minutos finales de presión extrema. Y no se trata de experiencia a nivel de empatía entre nuestras jugadoras, pues la base del equipo lleva una década junta. Nos golpeó el hecho de que los elencos europeos de primer nivel juegan mucho entre ellos, poseen kilometraje en situaciones tensas y lo sacaron a relucir.

“Pese a nuestra ubicación, de conjunto elevamos nuestros parámetros de juego en la cita universal: culminamos sextos en el índice de eficiencia por partido (70.8) —les antecedieron estadounidenses (117), australianas (93.7), españolas (79.3), serbias (76.6) y francesas (74.6) —; fuimos los quintos mejor reboteadores (37.8 por desafío); y terceros desde la línea de los suspiros (77%). Independientemente de la evolución, los esfuerzos están dirigidos a continuar buscando estabilizar la efectividad en los por cientos y criterios de selección de tiro”, ahondó Zabala.

 

YAMARA AMARGO: EL ARTE DE BRILLAR ENTRE CONJUNTOS

 

A sus 29 años, la espirituana Yamara Amargo no deja de sorprender. Jugadora más valiosa del torneo FIBA Américas 2013, otro tanto en el Centrobásket 2014 y en los recién concluidos Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz (encestó 87 cartones en cinco desafíos).

 

La escolta cubana tuvo su consagración al máximo nivel en suelo turco, pues terminó segunda en puntos por partido, con 16 en 28.3 minutos como promedio de acción sobre el tabloncillo, únicamente superada por la ibérica Sancho Lyttle (18.2-31.3); además de recalar quinta en por ciento de triples (45.5).

 

Esos rubros estadísticos constituyeron, de conjunto con su madurez como canastera y calidad demostrada en el entorno supremo, argumentos más que suficientes para su segunda distinción consecutiva como la mejor atleta de deportes colectivos en Cuba.

 

Quisiera pensar con la luz larga y que el estable rendimiento de Amargo le permita, de una vez y por todas, probarse en el baloncesto de clubes, modalidad que rige a la casi totalidad de las disciplinas colectivas en el panorama universal. Adquirir otras visiones, codearse con canasteras extraclase, inyectar esas experiencias luego en el quinteto élite doméstico, sin dudas sería en extremo provechoso, no solo para Amargo, también para otro grupo de basketbolistas (Francis Ochoa, Isneidys Casanova, Anisleydi Galindo y Clenia Noblet, por solo citar las menos experimentadas) con calidad y perspectivas inmediatas de crecimiento. No es primera vez que comparto con los lectores esta reflexión. Confiemos en que esta vez se materialice su posible contratación.

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