La Verdad de El Niño es el amor infinito a la música cubana (+ FOTOS)

La Verdad de El Niño es el amor infinito a la música cubana (+ FOTOS)
Fecha de publicación: 
16 Diciembre 2014
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El niño y La Verdad es una agrupación de música popular cubana que tiene poco más de un año de fundada, pero, aunque parezca increíble, en tan poco tiempo y habiendo surgido en una tierra fecunda en la creación musical, se ha ganado el aplauso del público y el visto bueno de la crítica.

 

El niño y la verdad no es más de lo mismo. Ellos son jóvenes apasionados del son, el bolero y de tantos géneros que en el siglo XX nos ubicaron en el epicentro artístico de la época.

 

Precisamente a esos ritmos cubanos, por los que hoy somos identificados como nación, esta orquesta les rinde tributo. Mas este homenaje no va por el camino de la solemnidad ni de la mirada nostálgica al pasado, sino desde la visión de ellos como jóvenes creadores con muchas ganas de ver bailar a la gente y de hacerla feliz.

 

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Y lo logran. Cuando escuchamos sus temas, muchos de ellos nos remiten a la música de los años 40 y 50 del siglo pasado, con sabor a guaracha o un fino son. Yo diría que sugieren una imagen de victrola de esa época sonando en un club moderno, en una ciudad donde la vida parece cada vez más acelerada, pero que encuentra el ritmo y la cadencia precisos cuando La Verdad sube a escena.

 

El resultado del trabajo de más de un año se resume en el álbum “Llegó la Verdad”, que acaba de ser lanzado al público cubano por la disquera EGREM. Y aunque se trata de un producto discográfico reciente, cada uno de sus temas ha sido más que probado en los salones de baile y, claro, ha funcionado muy bien.

 

Emilio Frías, conocido como El Niño, es la voz líder del grupo; Wilfredo Naranjo (Pachy Jr.) toca el piano y lleva la dirección musical y Dayron Ortega es guitarrista y arreglista de La Verdad.

Los tres forman un tinglado que ha hecho mover La Habana y, al decir de ellos mismos, quieren que su música recorra Cuba y suene en cada uno de sus rincones.

 

Aun cuando el nombre de la orquesta y del disco debut pueden parecer absolutistas o grandilocuentes, sus protagonistas aclararon que no pretenden poseer una verdad única o personal, sino que se refieren a la gloria de la música cubana en general. Para ellos la “verdad” es precisamente el prestigio, la solidez y la inspiración que se desprende de nuestra música.

 

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Minutos antes de actuar en la Casa de la Música de Miramar Cubasí conversó con Dayron, El Niño y Pachy Jr.

 

En muy poco tiempo la orquesta se ha vuelto muy popular. ¿Cuáles han sido las claves de este éxito?

 

Dayron: Técnicamente hablando diría que tenemos a nuestro favor el tiempo. La música de La Verdad no es rápida, sino cadenciosa. Pachy le llama jocosamente “la cadencia perdida”. Velamos por ello en la orquesta, es como si el tiempo se hubiera echado atrás. Nosotros tocamos música “muy alante”, pero “bien atrás”. Creo que esto hace que la gente se identifique con nosotros.

 

Lo demás no es un secreto, el legado de la música cubana está ahí, nos lo dejó Formell y los grandes que hemos conocido.

 

Pachy Jr.: Tenemos mucho que agradecer a las orquestas de las que provenimos. Dayron, del grupo de Pancho Amat; yo me crié con mi padre en la Original del Manzanillo y El Niño, de la Revé. Desde todas estas agrupaciones aprendimos a amar y respetar la música popular cubana.

 

Vivimos en un mundo cada vez más acelerado y hoy día las personas bailan músicas que no son nada “lentas”; sin embargo, ustedes alegan que el tempo suave es lo que los ha lanzado, parece una paradoja…

 

Dayron: Justo cuando todo el mundo está en el mismo lugar y alguien viene con algo diferente, eso te acerca más al público. Si toda la vida te dan arroz con frijoles y un día te ofrecen puré de papas, tú te inclinas por el puré. Eso no falla. No es contradictorio, es lógico.

 

También tenemos la suerte a nuestro favor. La orquesta ha salido en un momento en que Emilio (El Niño) se ha convertido en un ícono para la juventud, la gente lo sigue.

 

Ustedes han expresado su intención de ofrecerles a los jóvenes una música tocada por otros jóvenes, pero que no sea precisamente de esta época de jóvenes. ¿La juventud es el público ideal de La Verdad? ¿Qué piensan ustedes que quieren los jóvenes de la música?

 

Pachy Jr.: No creo que todo el público de la orquesta sea joven. De hecho los jóvenes y adolescentes en la actualidad apuestan más por géneros foráneos. Creo que el público que más nos sigue es más maduro, que ha alcanzado alguna conciencia sobre sus gustos musicales, son gente que asumen un cha cha cha con el sonido de hoy y que lo bailan simplemente como música popular cubana.

 

Dayron: Nosotros no estamos creando nada nuevo. Todo en la música cubana ha sido una sucesión de hechos y nosotros somos parte de ello. Para nadie es un secreto el impulso que ha dado Habana D´ Primera, ellos han abierto una puerta. Les estamos muy agradecidos. Los tres Grammys de Descemer Bueno abren otro camino.

 

Es muy lindo ver cómo alguien nos conoce por nuestra música.

 

El Niño: Es un reto sobre todo porque nosotros somos muy jóvenes. Nuestra agrupación respeta mucho lo que los grandes músicos cubanos hicieron y basados en eso queremos llevar a la gente la música popular bailable que siempre ha estado en el gusto del pueblo cubano.

 

Es cierto que fenómenos como el reguetón le han dado la vuelta al mundo, pero en Brasil por ejemplo, si suena una samba la gente enseguida la baila. Y es verdad que en Dominicana si llega Daddy Yankee la gente se vuelve loca, pero si en una esquina suena un merenguero, allá van los dominicanos a buscar su merengue.

 

Yo estoy muy preocupado de cómo el cubano se ha despojado de su música. Creo que si los demás le dan tanto valor a lo suyo nosotros también deberíamos hacerlo y respaldar la música nuestra.

 

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¿Confían entonces en que son los ritmos de antaño que hicieron famosa a Cuba los que harán renacer nuestra música?

 

Dayron: Las modas musicales existen, pero también existe el modo musical, o sea, la manera en que se hace la música. Yo no puedo tocarles a unos muchachos un mosaico de Roberto Faz o un son montuno como Arsenio Rodríguez. Yo le doy eso mismo, pero una manera en que ellos lo puedan entender.

 

Ha habido un destierro entre los jóvenes y la música popular. La misión de la orquesta tiene que ver con recuperar el gusto por nuestra música, que los jóvenes sepan lo que se está produciendo aquí en Cuba. Uno va a Dominicana y oye merengue porque los dominicanos saben reconocer lo que tienen.

 

Pachy Jr.: Hay que ser nacionalistas a la hora de defender nuestra música. Mientras más la defendamos, más éxito tendremos.

 

¿Creen que este esfuerzo que hace La Verdad por rescatar lo mejor de la música popular, es reconocido por el público?

 

El Niño: Creo que sí y ese ha sido uno de nuestros éxitos. A pesar de este despojo del cubano y su música, nosotros llevamos la clave en la sangre, el público cubano es conocedor  y los que nos siguen se han dado cuenta de lo que busca La Verdad. También los medios lo han reconocido y el hecho de que nos apoyen y la crítica lo comprenda nos dice que estamos en el camino correcto.

 

Con la pasión que sienten por la música cubana de los años 40 y 50, ¿han pensado hacer un álbum antológico de canciones esenciales?

 

Pachy Jr.: Tenemos varios proyectos en mente. Queremos hacer un disco de boleros conocidos y otros no tanto, pero sí interesantes, con arreglos hechos por jóvenes como nosotros.

 

También pensamos en otro proyecto al que titulamos “De guapo a guapo”, tomando el sobrenombre de Rolando La Serie, un gran músico cubano y a quien conocían como El Guapo de la Canción.

 

Estos son planes que podemos llevar a la par de la música de La Verdad.

 

¿Cómo es su política de hacer canciones modernas y sugerentes, pero no chabacanas?

 

El Niño: Siempre que surge una canción nueva en la orquesta la inspeccionamos de arriba abajo, nos fijamos bien en la letra. Somos muy respetuosos, no queremos chabacanería. Y eso le gusta a la gente, que sea música hecha por jóvenes, pero con un mensaje positivo, sin groserías.

 

Los artistas somos portadores de la alegría, pero hay que tener cuidado con lo que se le dice al público, para que lo que cantemos pueda ser escuchado tanto por un niño com un adulto.

 

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