Crimea pensó en el pasado: Vuelve a casa

Crimea pensó en el pasado: Vuelve a casa
Fecha de publicación: 
25 Marzo 2014
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Ya es un hecho, y todo fue más rápido de lo que la prensa prooccidental estimaba, como los periódicos españoles El País y el Mundo, que especulaban sobre la posibilidad de que Moscú no aceptara la voluntad de adhesión del pueblo de Crimea.                
            

Occidente, con Estados Unidos al frente, por supuesto, amenazó e impuso sanciones de las llamadas “inteligentes” contra funcionarios rusos, al estilo de las que ha estado realizando desde que estableció la hipócrita política contra el terrorismo desde el episodio de los atentados de las Torres Gemelas neoyorquinas y el Pentágono el 11 de septiembre del 2001. 

                                                                                   
Algo elocuente constituyó la unión de todos los partidos rusos, contrarios o no, junto al presidente Vladimir Putin, para rechazar tales sanciones y hasta desafiar a Washington en el sentido de que podían aplicarlas a todos los funcionarios, parlamentarios y a cada ruso, que nadie tenía temor alguno.

                                                                                  
Lo cierto es que todo ha sido cumplido conforme a lo establecido, ya que lo aprobado por Moscú se corresponde plenamente con la Ley Fundamental de la Federación de Rusia, por lo cual ya es legal la adhesión de Crimea y la ciudad de Sebastopol como nuevos sujetos territoriales, y así lo refrendaron Putin, el titular del parlamento crimeo, Vladimir Konstantonov, el primer ministro Serguei Aksionov y el alcalde de Sebastopol, Alexéi Chali.  

                                                          

Ello ya fue ratificado por ambas cámaras legislativas rusas, por lo cual se ha comenzado el camino hacia la integración, en un proceso de transición concebido hasta el 1 de enero del 2015.   
                              

RECORDATORIO NECESARIO

                                                                             

Lo cierto es que los pobladores de Crimea y del municipio de Sebastopol votaron abrumadoramente por la adhesión -y no anexión, como dice aviesamente Occidente- a Rusia en un referendo que hasta observadores nada simpatizantes de Moscú calificaron de transparente, tal era el ambiente en que se llevaba a cabo.  

                                                                                                                    
 Incluso, hubo soldados y policías ucranianos que votaron al igual que la mayoritaria población, porque Rusia les es más cercana y como muestra de rechazo a las autoridades que Occidente ha impuesto en Kiev, en seguimiento del ya conocido y muy publicitado plan imperialista de “golpe suave” contra los gobiernos que no les son afines.    
                                                                                                  

En cuanto a las sanciones de EE.UU. y la Unión Europea contra Rusia, esta las calificó de inaceptables e inadmisibles, y anunció que se reorientará hacia otros socios.

                                                                      
Y aunque el presidente norteamericano, Barack Obama, advirtió a Putin que no reconocerá la voluntad del pueblo de Crimea, este correrá los riesgos, porque no solo se protege a la principal base de la Flota del Mar Negro, sino que la inmensa mayoría de la población considera que la reunificación con Crimea es la reparación de una injusticia histórica, de la que necesariamente tendremos que escribir más adelante.    

                                                                                                               
Ello es totalmente opuesto al  referendo que hizo Gran Bretaña entre ciudadanos ingleses en las argentinas Islas Malvinas para mantener el estatus colonial; y del que el agresor imperialista llevó a cabo para separar “legalmente”  Kosovo de Serbia, luego de la agresión y auspicio de la guerra que desangró y desintegró a Yugoslavia.  

                                                                                                    

Por lo pronto, las golpistas autoridades ultraderechistas de Kiev han proseguido sus represalias contra la población rusoparlante y llevado a una situación de caos al respecto en las regiones este y sur de Ucrania, un país que han vendido a los intereses occidentales.  
                                                   

Pero no pudieron con la voluntad de un pueblo como el de Crimea, que expresó su voluntad libremente para “volver a casa”.

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