La Serie del Caribe y Cuba: crónica de una muerte deseada

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La Serie del Caribe y Cuba: crónica de una muerte deseada
Fecha de publicación: 
8 Febrero 2014
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Sé que mis palabras se mueven a contracorriente. Que el consenso que existe y se pavonea en los medios conduce hacia otras riberas. Pero los consensos no son verdades, sino construcciones. A veces, expresan realidades; a veces, las producen. Un lento y arduo proceso de construcción ha convencido a muchos de la superioridad del béisbol profesional. Y ese convencimiento –sobre el que pesan mitos, argumentos y deserciones bien remuneradas: toda una estrategia de imposición persuasiva–, nos ha llevado a la debacle de Isla Margarita. La derrota se exhibe ahora como la muy ansiada “prueba” que certifica la inferioridad, algo que los defensores del profesionalismo no consiguieron de manera clara en ninguno de los tres Clásicos. Como se ha dicho, supongo que sin alegría, “al fin podemos apreciar el nivel real del béisbol cubano”.

 

No estoy de acuerdo con esa frase. Mi posición no pretende que se ignoren deficiencias y carencias actuales  que sin duda afectan a nuestro deporte nacional, desde sus bases hasta el nivel superior. Concuerdo en que el exceso de equipos en la Serie Nacional es incongruente con la cantidad de habitantes del país, e incide en la calidad del espectáculo, en la preparación y la autoexigencia de los mejores. Sobre estos y muchos otros problemas, ya se ha escrito. Quiero por eso referirme a aquellos tópicos que sobrepasan lo estrictamente deportivo, y que sin embargo lo condicionan. Porque la derrota momentánea del amauterismo –que no es la victoria de la profesionalidad, sino del profesionalismo–, es una de las consecuencias naturales de la derrota momentánea del socialismo.

 

Es poco serio discutir sobre la real o supuesta merma de calidad en los equipos cubanos, si no mencionamos el continuado desangramiento que producen las deserciones (el robo) de peloteros consagrados y de talentos en desarrollo. ¿Alguien ignora las razones por las que el equipo de Cienfuegos, por solo citar un ejemplo, cayó bruscamente en el campeonato nacional de las primeras posiciones al sótano? Con los peloteros que abandonaron el país y que hoy brillan en diferentes organizaciones del béisbol profesional –en su mayoría formados por la escuela cubana de béisbol y algunos de ellos, ex miembros de nuestro equipo nacional, por mucho que quiera atribuírsele a los compradores el haber limado posibles deficiencias– podrían confeccionarse varios equipos de nivel internacional. Nadie dice  que el bloqueo estadounidense obliga a los peloteros cubanos que se insertan en Grandes Ligas a vivir fuera de la Isla. Pero el tema tiene una contraparte: ¿cómo es posible que Yasiel Puig, un prospecto del equipo de Cienfuegos, cause sensación en Grandes Ligas y casi se lleve el título de Novato del Año?, la comparación con el talentoso lanzador de origen cubano que alcanzó esa distinción es intencionada, ya que aquel no se formó como este en Cuba, y mi propósito no es hablar del “talento natural” de los cubanos para la pelota, sino de la escuela nacional que los forma, ¿cómo es que Yoenis Céspedes, ex miembro del equipo Cuba, pudo conquistar el Derby de jonrones en su primer juego de las estrellas en la Gran Carpa?, ¿por qué José Dariel Abreu, el toletero y primera base de los equipos Cuba y Cienfuegos, fue contratado de inicio por la astronómica suma de más de 60 millones de dólares? Mi punto es este: esos desertores demuestran también la calidad de la pelota cubana. Calidad que se extiende a los cubanos que ahora integran equipos mexicanos, boricuas o venezolanos, ex jugadores de series nacionales que nunca clasificaron o sí, para el equipo del país. Entonces, ¿cómo es que, a pesar de esa continua sangría, el equipo Cuba logra recomponerse año tras año?

 

Las acciones y campañas mediáticas contra el deporte cubano –que son contra el sistema deportivo cubano, lo que significa decir, contra el socialismo cubano– cuando no pueden evitar el avance o el triunfo de los jugadores del patio en eventos profesionales, donde cualquier equipo grande gana o pierde sin complejos, promueve la deserción como recurso desestabilizador. Decía al inicio de esta reflexión que ninguno de los tres Clásicos logró demostrar la inferioridad del béisbol cubano. Recuerdo que en días previos al I Clásico, los medios contrarrevolucionarios auguraban la más rotunda derrota de Cuba y la politizaban. Cubaencuentro, en Internet, afirmaba:

 

"El Clásico Mundial de Béisbol (CMB) dará la posibilidad, de una vez y por todas, de comprobar cuál es el nivel real del béisbol cubano. […] Alejada del mejor béisbol del mundo por casi cinco décadas, Cuba competirá con una presión adicional. El equipo de la Isla no puede darse el lujo de una derrota aparatosa, pues se derrumbaría toda la propaganda montada durante tantos años. El béisbol ha sido el principal baluarte de una política propagandística dirigida a demostrar la superioridad del sistema deportivo cubano […]".

 

Algún comentarista llegó a afirmar que si Cuba no llegaba a la discusión de la medalla de oro, se evidenciaría el fracaso del sistema deportivo revolucionario. Era tal el deseo de que el equipo cubano naufragara, que ese mismo sitio web, en un editorial de la redacción, estalló de alegría cuando caímos en el primer juego frente a Puerto Rico, y se apresuró en la organización del entierro:

 

"El marcador, 12 x 2, refleja la derrota más abultada del equipo cubano desde que el régimen de Fidel Castro decidiera darle la espalda al mundo profesional del béisbol. Ha habido que esperar casi cincuenta años, y ha llegado en el primer encuentro contra un rival de envergadura. Un batazo de Bernie Williams en la segunda entrada bastó para dejar atrás los “gloriosos años” en los que la selección nacional barría a conjuntos amateurs de todo el mundo. La realidad es mucho más cruda. Fuera de la burbuja propagandística del castrismo, el equipo nacional se vio desamparado y sin respuesta ante una novena que le arrolló en todos los ámbitos del juego. Tras más de cuatro décadas de politización de la vida cubana en general, y en especial del deporte y del béisbol, se hace muy difícil para los aficionados obviar tras el partido un enfoque desde esta perspectiva. Y lo que acaba de pasar, impensable en un año como 1959, dice mucho de la situación actual del país".

 

¿Quién politiza qué? El mercado politiza todo lo que toca, a favor del capitalismo por supuesto. La verdadera despolitización del deporte es su no mercantilización. Y bien, cuando se obtuvo el subcampeonato frente a Japón, ningún medio, ni siquiera los nuestros –regañamos a nuestros peloteros por ese segundo lugar– invirtió los términos de la apuesta y exclamó: Cuba ha demostrado tener un sistema deportivo superior. Durante el II Clásico, los vaticinios de la contra fueron más cautelosos. Entonces empezó el largo recuento de las glorias deportivas que tuvo Cuba antes de 1959, para fijar la idea de que los triunfos en la pelota nada debían a la Revolución.

 

En aquel evento Cuba derrotó de forma convincente a un equipo de México superior a este que ahora acudió a la Serie del Caribe, el mismo que después venció al equipo estadounidense. Pero la apuesta manifiesta en blogs y medios contrarrevolucionarios durante el II Clásico, fue a favor de la deserción de los peloteros. Por otra parte, tanto en el II como en el III Clásico, los organizadores siguieron la táctica de hacer que los campeones y los subcampeones se eliminaran entre sí. Nos alejaban del camino, y nosotros, haciéndoles el juego, aceptábamos la falsa premisa de que el grupo donde competíamos era el más débil. Perdimos el juego decisivo. ¿Cuántas veces Brasil ha sido eliminado en campeonatos mundiales de fútbol? Ninguno de los tres Clásicos, por cierto, ha reivindicado la real calidad del equipo estadounidense,  ¿la prensa de aquel país habló de crisis en el béisbol o sugirió acaso que debían imitarse los métodos cubanos o japoneses? Cuba tuvo en el III Clásico uno de los mejores promedios de carreras limpias permitidas y uno de los mejores promedios ofensivos. Aquel equipo no era este que nos representó en la Serie del Caribe, pero se asemejaba. Los contrarios en esta Serie son inferiores a los del Clásico, ¿qué ha cambiado tanto para concluir que el (en ocasiones) desastroso juego de los cubanos, refleja el verdadero nivel de la pelota en Cuba?

 

Porque ciertamente, jugamos muy mal. No se trata de perder, que eso es parte del juego. Que algunos peloteros no se tiraran de cabeza en pos de la pelota, aunque no la atraparan, que Borrero no se deslizara en home, cuando de eso dependía el empate –después supimos de una contracción muscular durante la carrera, aunque siempre deseamos ver en los nuestros el extra que los caracteriza–, que se cometieran errores casi infantiles o se pasara mansamente la pelota en juego, para permitir claro que involuntariamente carreras evitables, en fin, que cada jit conectado o boleto concedido por el (o al) adversario, se transformara en carrera, es la consecuencia de jugar mal. Pero, ¿ese es nuestro nivel? Esos mismos peloteros ¿cometen esos errores o se comportan con ese desgano en la Serie Nacional? Los otros podrán ser superiores o no, pero los nuestros no lucieron mal frente a los contrarios, sino frente a sí mismos. No se consiguió el team work que existe en los equipos ganadores, no hubo una preparación adecuada. ¿Se subestimó el evento caribeño? La demostración de la novena que nos representó en la Serie del Caribe –integrado por jugadores claves del equipo nacional–, fue decepcionante, pero no refleja el nivel actual del béisbol cubano como quiere hacerse ver. Los titulares que la prensa trasnacional planificó para el I Clásico Mundial de béisbol, y no pudo publicar, reaparecen triunfales ahora. AFP se recrea en ello: “la decepcionante participación de Cuba en su primera Serie del Caribe en más de medio siglo encendió pasiones este jueves en la prensa, redes sociales y los centros laborales, donde muchos coinciden en que el béisbol cubano vive su peor crisis”.

 

Una última acotación sobre la Serie del Caribe. Soy aficionado a la pelota y disfruto cualquier evento de calidad. Ya que el mundo ha cambiado y no existen otras opciones fuera del entorno nacional, me alegra el regreso de Cuba a la Serie del Caribe.  Pero el retorno de Cuba a escenarios profesionales no es una victoria, es una momentánea derrota. Es una derrota la conversión de las Olimpiadas en bazares inescrupulosos, en los que todo se vende, se promociona y se compra. Es una derrota –que la Humanidad subsanará algún día– la desaparición del espíritu amateur en el mundo. Escuché a un comentarista alabar el regreso a la Serie del Caribe y apostillar, “de la que nunca debimos haber salido”. ¿Qué significa semejante afirmación?, ¿alguien cree que no hicimos lo correcto al apostar por el amateurismo? Nuestros peloteros, claro que son profesionales, eso lo he dicho en otras ocasiones, y deben ser remunerados en correspondencia con su rendimiento, pero siempre han jugado con espíritu amateur, y eso nos hace superiores. Conservar ese espíritu, en las aguas turbulentas del profesionalismo (término que no equivale a profesionalidad ni a oficio), es un reto que debe afrontar el deporte cubano. Los contrarios cometen errores, algunos igualmente imperdonables para sus aficiones, porque son humanos. Sepamos aprender de los otros sin disminuirnos, sin que la descripción de un juego se convierta en el catálogo de los aciertos del contrario –que suele acompañarse del comentario escueto frente a sus errores–, y el azote y la desconfianza evidente en la fuerza de los propios. Revisemos y reparemos las deficiencias, con la convicción de que el béisbol cubano no es inferior al de nuestros vecinos.

Comentarios

Compañero Ubieta, ahora nos trae a los foristas a modo de comentarios clarificadores estos textos suyos procedentes de su blog (y lo comprendo, pues desafortunadamente la mayoría de los cubanos -en Cuba- no tenemos pleno acceso a internet). Pero en lugar de aportar argumentos nuevos o precisiones, en realidad el intento es fallido. Por lo que infiero, Ud. es uno de esos periodistas o escritores de “textos para la exportación” (incluso el título de su blog lo insinúa). Ello forma parte de un tema más complejo y que valdría la pena polemizar ¿deben nuestros análisis periodísticos para el consumo interno y en general la prensa plana, diferir de los que se presentan para consumidores allende a nuestras fronteras?. <br /><br />Pero bueno, eso es preferible dejarlo de lado –al menos por ahora- . <br />En su post titulado “Profesionales, profesionalismo : una distinción y un reclamo” (comentario 15) se enreda en su misma madeja: todo un laberíntico galimatías del que no lo sacaría ni un cable de fibra óptica tirado por Ariadna. Y por otro lado, los fragmentos de su texto ¿Cómo despolitizar el béisbol? (comentario 17), solo es una apología de la politización, no solo del deporte, sino de todos las esferas y ámbitos de la sociedad. <br /><br />Sin embargo, en esto último quizás tengamos algunos puntos de coincidencia. Una de nuestras principales dimensiones antropológicas, la de seres sociales, implica una relación estrecha con la gestión de la “polis” en su sentido etimológico primigenio. En ese sentido, toda actividad humana tiene una ineludible dimensión política. Pero creo que Ud. peca de una confusión de planos, pues por momentos hace alusión a “política”, cuando quizás lo que quiera decir sea “ideología”. Quizás a muchos les parezca un asunto semántico, pero en ello hay enormes distinciones de fondo y de sentido.<br /><br />Estimado Ubieta, sin ningún ánimo de ofender: ¡el mundo ha cambiado!, ¡Cuba cambia! (y tenemos esperanza de que siga siendo para bien), por ello cada vez son más raros y curiosos estos enfoques a lo “Pipo Pérez”, anclados en la zafra del 70 (si, ese otro estrepitoso fracaso que le debemos al lastre del voluntarismo y la ideologización distorsionante).
Este articulo esta muy bien balanceado en su analisi y en sus conclusiones, pues da en el centro del problema - amateurs versus profesionalismo, y por otra parte en el centro del problema en general, el robo constante y reiterado de nuestros mejores hombres y mujeres, no solo en el deporte sino en otras actividades, o es que hemos olvidado el robo de los medicos cubanos que prestan sus valiosos servicios en casi 160 paises del mundo??<br /><br />No debemos olvidar que el Imperio ha investifo e invierte todo su poderio financiero, de inteligencia, militar y de operaciones especiales, que no siempre son acciones violentas, sino acciones de bajo nivel de ruido pero alto nivel de desestabilizacion.<br /><br />Lo que sucede en el deporte en Cuba, es que se ha perdido una batalla, no la guerra, esa guerra contra el profesionalismo, sin olvidar que nuestras preocupaciones por la formacion ideologica, moral y etica de los deportistas ha caido a un nivel bajo pero recuperable, es una tarea de primordial importancia para los que dirigen el pais y el deporte, pues de ello dependen no solamente el deporte, sino el pais y su pueblo..<br /><br />Que existan elementos en el deporte y en otras actividades del pais, que piensen primero en sus intereses personales y nunca en los intereses sociales de aquellos que lo formaron y le dieron la posibilidad de convertirse en hombres y mujeres honestos, dignos, profesionales, patriotas y sobre todos amantes de los intereses del pueblo, el proceso, el Partido y los dirigentes historicos.<br /><br />El Patriotismo no es algo que se compre en una tienda cualquiera, sino que es un elemento que se obtiene como parte de la formacion que el ciudadano recibe desde la escuela hasta la universidad, sin olvidar la educacion en el seno de la familia, esa familia que ha sufrido y sufre con el bloqueo comercial, financiero y social que los gringos nos han impuesto por mas de 50 y tanto anos, y al mismo tiempo las deformaciones que han sido introducidas en el pais con el turismo y sus mecanismo de dinero y solo dinero.<br /><br />Es responsabilidad del pais y sus dirigentes historicos, exigir a todos los niveles economicos, comerciales, politicos y sociales del pais, la elevacion de la conciencia ciudadania, la elevacion de la civilidad y el respeto entre todos los ciudadanos del pais, el respeto a la propiedad social y sobre todo hacerles ver a los ciudadanos de a pie, que esta en juego la felicidad actual y futura de nuestros hijos y nietos sino tomamos el toro por las astas y nos disponemos a contrarrestar toda la influencia del Imperio y sus medios de todo tipo, empezando por los anexionistas de nuevo tipo y acabando con los delincuentes que dese el poder administrativo y en algunos casos politicos, le hacen el juego al Imperio en su labor de destruccion, muerte y eliminacion de Cuba como ejemplo para el mundo entero.
pues ese desorden y falta de planificacion es fruto del inmovilismo que estamos tratando de derrotar en el pais en todas las esferas, si el movimiento es vida, pues hay q moverse y mover a los estaticos. Pero se han puesto a pensar de donde salen las opiniones que se ven hoy. Tal pareciera que en cuba, en los ultimos 50 años de revolucion el deporte solo ha decaido, cuando antes en cuba se jugaba solo pelota y malamente, se parece ucho a las tendenciosas opiniones que con todo malproposito se ven en las redes dichas por nosequepersonajes al estilo de que batista era democrata, cuba una perla de la prosperidad antes del 59 y todos felices y contentos,obviamente la posicion de ver eso y olvidar la de niños muertos de hambre en los campos, los asesinatos y la miseria q habia en el 90% del pais se parece muchho ala de cuba ganando series del caribe (cuando se jugaba la liga del chicharo en el caribe) y olvidar los campeonatos mundiales, olimpicos y nuestra llegada al clasico... sin contar tooooooooooodos los otros deportes.
ZAPATERO A TU ZAPATO,creo que eres un bueno en lo que haces,te voy a dar algunas opiniones.<br />para cuba es mas dificil ganar en la serie del caribe que en el clsico,pues en este torneo caribeño lo atrletas se encuentran en buen momento deportivo y los que deciden jugar el torneo lo hacen con garras por varias razones,para muchos de ellos ya se acabo su vida en las mayores y esta es una forma de sobresalir y que los equipos que los contrataron los buelvan a contratar el proximi año,los que participan en el clasico aunque innegablemente su calidad es superior no se encuentran deportivamente en su mejor momento pues comienzan sus entrenamientos para un camopeonato,ademas los lanzadores solo pueden lanzar los lanzamientos no ya que permite el torneo si no los que les permite su clud,su cabeza esta en otra cosa,las grandes ligas<br />laserie nacional cubana no la salva ni el medico chino,cada dia su calidad sera peor,el CUBA hablo del equipo de las cuatro letras solo se salvara si convocan a los jugadores que viven y juegan fuera del pais.<br />los miembros de comicion nacional si tubieran honestidad renunciaran todos son demaciados fracasos.
Las Grandes Ligas siempre han sido la meca de la pelota. Decir por que lo son es perder el tiempo aquí.Ahora si esa Serie del Caribe es el termómetro para medir nuestro deporte nacional no creo que le motivo sea para tanto harakiri.Nuestro beisbol no está tan lejos de ese que se jugó allí.No se bateó casí nada y se cometieron errores tanto complicados como imperdonables por casi todos los equipos.Los lanzadores usaron el centro del home como los nuestros. Muchas veces sin pensarlo mucho.Lo que la mayoria de los toleteros parecieron desajustados. Buenos bateadores allí no hicieron nada. El promedio general de bateo es un chiste.No me digan que es por el picheo. Si era bueno pero no para tanto.Los árbitros cantaron las esquinas que quisieron y hasta decidieron juegos.<br />Lo que hay que seguir haciendo aqui según mi modesto criterio es mejorar la estimulación a los deportistas y las condiciones de vida de ellos.Eso si el beisbol que se jugó allí fue de alto rendimiento.Las condiciones físicas de muchos de nuestros pelotros evidencian deudas con el entrenamiento.Ya no parece haber aquellos entrenamientos intensivos del Cuba que hasta la altura mejícana, etc.

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