Día Internacional de la lucha contra el Sida: Mucho más que números
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Era su segunda esposa, una rubia de ojos claros y caderas pronunciadas. La conoció, según contó, durante algunas visitas a una cooperativa campesina, unos doce años atrás. Ella tenía por aquel entonces 35 años; él, 62. "Pero la diferencia de edades no fue lo que destruyó nuestro matrimonio", aclara.
No está nervioso aunque sus dedos tamborilean sin cesar sobre la mesa de viejas tablas, la misma donde se sentaran el médico y la enfermera 4 años atrás para comunicarle que sus dolencias estomacales y respiratorias ya tenían un diagnóstico: VIH/SIDA.
"Fue un momento muy duro, el más duro de mi vida, y te recuerdo que estuve en Angola y luego en Nicaragua, bajo el fuego; pero aquella conversación fue el momento más difícil, todo se me derrumbó en segundos".
Hace una pausa, mira a su alrededor, y clava la vista en la mata de aguacate del patio, ya robusta. "La plantamos juntos", dice, y se refugia en un silencio de recuerdos.
Tiene ahora 73 años y no parece marcado por la enfermedad. Su pelo blanco bien arreglado, amplias cejas y grandes ojos negros hacen que el rostro bonachón oculte las habituales marcas que acompañan a los "abuelos" de la tercera edad "porque no me siento viejo ni enfermo, vea usted", comenta al regreso de su mutismo.
No espera a que le pregunte y se lanza en un dilema de confesiones: "Ella me dejó cuando se supo la noticia. Por suerte, después del chequeo de ambos, resultó que no se había contagiado. Y está casada ahora, igual que yo, después de todo, la vida no termina con portazos como ese", especula, y llama a Zoila, para que lo acompañe en la entrevista.
Román conoció a Zoila en un círculo de abuelos. Ella, viuda desde 2008, decidió dejar de ser una carga para la familia; en tanto él, con sus 73, recién llegaba a esa institución para la tercera edad, "un lugar acogedor donde no me marginaron por tener el SIDA, y que me dio la oportunidad de conocerla", dice, y se acomoda en el taburete, para seguir contando algunos trozos de vida.
"Pero antes pasé por todas las aguas. Fui paciente del IPK, lugar que me enseño a vivir con esta enfermedad y en el cual conocí al profesor Jorge Pérez, una persona excelente, de un optimismo permanente. Con él tienes que estar siempre arriba. Es un tren. Hicimos rápidamente amistad.
"Recuerdo que me alertó: fíjate lo que te voy a decir, este no es el final, pero tienes que cuidarte y alimentarte, y no dejar de tomar los retrovirales ni un solo día. Finalmente, bueno, tuve que cambiar varias veces de medicamentos, hasta que ya estabilicé con uno cubano y otro extranjero. Cada pomito de esos que está ahí le cuesta al país más de 70 dólares, y me los venden en unos 30 pesos, tres al mes".
El caso de Román es de los que poco se habla poco en la prensa cubana, donde lo habitual es encontrar el tema del VIH/SIDA asociado sobre todo a los jóvenes. Ciertamente, las estadísticas indican que ese es el sector poblacional de mayor riesgo y más aquejado por esa enfermedad. Sin embargo, en Cuba con igual dedicación y empeño son atendidos también los casos de personas menos jóvenes y de la tercera edad, evidenciando el sentido humanitario y de respeto a la vida que prima en esta Isla, donde ningún paciente queda desprotegido.
El VIH en Cuba
La estrategia de la Mayor de las Antillas en la lucha contra el VIH/SIDA data de 1983, cuando se instituye el Sistema de Vigilancia Epidemiológica (SVE) en todos los hospitales del país y comienzan a estudiarse casos ingresados, principalmente pacientes con neumonías a repetición y lesiones en la piel sugerentes de Sarcoma de Paposi, según refleja el plan estratégico nacional ITS/VIH/SIDA 2007-2011.
Pero no fue hasta 1985 cuando estuvieron disponibles en el mercado internacional los medios para establecer el diagnóstico de la infección por VIH, momento en que se pusieron a disposición del Ministerio de Salud Publica los recursos necesarios para la adquisición del equipamiento y elaborar así el primer Programa de Control y prevención del VIH/SIDA, comenzada su ejecución un año después.
De entonces a la actualidad se han reportado 15 400 casos seropositivos y 2 580 fallecidos por SIDA, siendo las relaciones sexuales desprotegidas la vía principal de contagio, la misma que condujo a Román a aquel callejón supuestamente sin salida.
María Isela Lantero Abreu, jefa del Programa Nacional de Prevención y Control de las ITH/VIH/SIDA en Cuba, apuntó recientemente que, aunque las estadísticas del 2011 no están concluidas, se han diagnosticado 1 400 casos nuevos en los más de dos millones de pruebas realizadas.
Las relaciones sexuales desprotegidas es la vía principal de transmisión del virus, y también se observa un incremento de otras infecciones de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano, acotó la especialista.
Cuba, con una población superior a los 11 millones de habitantes, lleva adelante un programa de prevención del VIH/SIDA que ha permitido mantener niveles bajos de transmisión y ubicarse dentro de los 22 países del mundo menos afectados.
Desde ayer comenzaron en el país las actividades con motivo del Día Internacional de la Lucha Contra el SIDA, que se celebra hoy. Como parte de un proyecto del Ministerio de Educación Superior ayer tuvo lugar en el cine Yara un concierto con fines educativos tendentes a desarrollar una conducta sexual responsable entre los jóvenes.
Para este y los próximos cuatro años, la meta es reducir a cero las nuevas infecciones, la discriminación y las muertes relacionadas con esa enfermedad. "Juntos podemos lograrlo" es el lema del Programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/ Sida (ONUSIDA) que Cuba acoge, contando con una singular fortaleza a su favor, aquí cada humano cuenta, desde el viejo Román hasta sus nietos.
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JOSE MARTINEZ ROSAS
iosvel
Camilo Garcia
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