La convicción de Leonel
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Lejos de frustrarle, su décimo lugar en el Campeonato Mundial de atletismo disputado en Moscú tuvo un efecto estimulante para el decatlonista cubano Leonel Suárez.
Con 26 años recién cumplidos y a punto de estrenarse como papá de una niña el doble medallista de bronce olímpico se declara con inspiración para subir a todos los podios rumbo a la cita clímax de este ciclo.
«Me quedó claro que tengo que regresar a las medallas en el campeonato del mundo del 2015 y en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, porque soy un atleta que siempre ha estado entre los primeros», aseguró sin asomo de petulancia.
Todo lo contrario. Es la sencillez la característica más evidente de este joven que no impresiona por un físico que hace difícil imaginarle inmerso en 10 agotadoras pruebas en solo dos días, aunque exhibe un palmarés donde también aparece una plata y un tercer lugar universal, y un reinado panamericano.
La medalla de Londres´12 fue su último gran premio, pero también le dejó una lesión empeñada en acompañarle durante la temporada que termina. Tanto que pese a momentos de mejoría reapareció en la capital rusa.
Sobre lo ocurrido allí, planes futuros y lo que exige mantenerse en la élite versó su conversación con JIT, a la que accedió gustoso en medio de trámites para asistir al nacimiento de su bebé.
¿Cuál es exactamente la lesión?
Luego de Londres se determinó que tenía calcificaciones en la rodilla derecha, y tras lastimarme en el mundial el diagnostico incluyó una insercionitis de la rótula.
¿De ahí que no compitieras antes del mundial?
Estuve impedido de entrenar al máximo durante casi todo este año, recibiendo tratamiento, pero sin dejar de entrenar totalmente. Los períodos de descanso no fueron de más de 15 días, y cuando retomaba la preparación volvía el dolor. La decisión de no competir estuvo determinada por eso, porque queríamos no forzar y reservar fuerzas para el mundial.
¿Cómo llegaste a Moscú?
Creo que pese a todo alcancé una buena forma deportiva, solo me faltó probarme antes, que hubiera sido bueno porque la intensidad de la competencia es distinta.
¿Qué pasó en el salto alto?
Me sabía limitado porque no cubrí todo el trabajo técnico, y no pude comenzar en 1,98 o dos metros como habitualmente hago. La pierna derecha es la que utilizo para el despegue, que requiere mucho esfuerzo con la rodilla, y eso provocó que se agravara la lesión, lo que me impidió pasar de 1,90.
¿Y en lo adelante?
Corrí los 400 metros luego del salto, pero en las carreras me molestaba menos. Ya en el segundo día fue otra cosa, porque empezaba con las vallas y ahí sí me lo sentía por tratarse de la pierna del empuje para pasarlas. En un momento del calentamiento pensé que no iba a poder seguir.
Nadie te hubiera reclamado si abandonabas, ¿por qué no lo hiciste?
Me gusta mucho competir y cubrir todo el evento, disfrutar el momento final en el que todos nos damos las manos y recorremos la pista juntos. En toda mi carrera solo ha dejado sin terminar el mitin de Ratingen, hace un año, porque tenía que cuidarme para los Juegos Olímpicos, pero esto era el mundial, tenía otro significado.
Pese a todo conseguiste más de 8 300 puntos, que es una cifra alta…
Fue una competencia muy fuerte. Terminé en el 10 pero las puntuaciones del quinto al décimo fueron muy pegadas. Yo le decía a mi entrenador que no podía creer que cojo de una pierna haya logrado ese resultado, porque aunque normalmente lo que se valora es el lugar pero conseguir 8 317 puntos fue muy importante. Este fue uno de los mundiales más fuertes, quizás el más duro. En muchos mítines puedes ganar con una puntuación como esa.
¿Qué se hace para eliminar la lesión?
Por suerte ya desaparecieron las calcificaciones. El doctor Rodrigo Álvarez Cambra me atendió, incluso antes de irme para Moscú, y próximamente debo empezar una de las opciones de tratamiento, con una recuperación que puede tardar un poco más pero evita la operación.
Sin embargo hablas de volver a los podios mundial y olímpico en este ciclo. ¿Una vez superada la molestia, qué más requerirías para lograrlo?
Mi disciplina es muy exigente, y necesita muchas condiciones en cuanto a recuperantes, implementos, las zonas de descanso, un área muy importante para reponerse y recibir tratamiento especializado... Todo tiene que ser lo mejor. Por eso los mejores resultados son de hombres del primer mundo, pero creo que puedo estar entre los mejores al menos un ciclo más.
Los buenos resultados llegan para algunos a los 30-32 años ¿Pudieras llegar hasta allá?
Necesitaría que al menos mejoren un poco las condiciones en que ahora entreno, además de que me golpean preocupaciones personales como la de la vivienda, y eso a veces me quita concentración. Mi esposa es mexicana y pudiéramos convivir sin dificultad allá, pero prefiero hacerlo en Cuba. Si logro quitarme esos problemas de encima puedo llegar al máximo nivel a Río de Janeiro 2016 y luego seguir.
¿No implicaría demasiado sacrificio?
Es cierto, pero eso es parte de la vida del atleta, aunque es bueno recalcar lo de sacrificio porque a veces se desconocen detalles y solo se tiene en cuenta el lugar que logramos. En el caso especial de los cubanos creo que la valoración debe ir más allá porque nuestras condiciones son inferiores a las de la mayoría de los rivales y sin embargo seguimos logrando medallas. Eso es muy meritorio.
Puede que hayamos perdido algo de nivel en el atletismo, pero creo que el análisis tiene reconocer que el de otros países ha aumentado. Más que descender, nosotros nos hemos mantenido y el de otros crece, por eso deben valorarse ciertas cosas que no siempre dependen de los atletas. Necesitamos atención en aspectos en que tenemos dificultades y se sabe cuáles son.
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