La zapatilla renovada de Alicia Alonso vuelve a Cantabria

La zapatilla renovada de Alicia Alonso vuelve a Cantabria
Fecha de publicación: 
6 Noviembre 2011
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Una zapatilla como iconografía absoluta, símbolo de la esperanza y la belleza e idealizado hasta límites irreales, es el punto de encuentro de la trama del clásico de Charles Perrault que el sábado, día 12 de noviembre, se transformará en cuerpos, danza y movimiento. La fantasía servirá de argumento para subir al escenario de la sala Argenta del Palacio de Festivales al Ballet Nacional de Cuba, que dirige Alicia Alonso, a las 20.30 horas. Figura por excelencia del ballet clásico en el ámbito iberoamericano, la legendaria intérprete vuelve a Cantabria dos años después de pasear por el escenario su 'Giselle' con la fábula que ha coreografiado Pedro Consuegra en un ballet de dos actos y cuatro escenas.
Consuegra presentó por primera vez una versión coreográfica de la obra en 1988, en la Ópera de Marsella. Para el Ballet Nacional de Cuba, revisó sustancialmente esa coreografía, y enriqueció los aspectos técnicos y dramáticos. Esta nueva versión, fue estrenada en La Habana el 9 de marzo de 1996.
El Ballet Nacional de Cuba es una de las más prestigiosas compañías del mundo y ocupa un lugar prominente en la cultura hispanoamericana contemporánea. La compañía surge en 1948, con Alicia Alonso como principal fundadora y primerísima figura. En 1950 se crea la Escuela Nacional de Ballet Alicia Alonso, anexa a la compañía profesional. Desde los inicios, la línea artística del Ballet Nacional de Cuba partió del respeto a la tradición romántica y clásica, estimulando al mismo tiempo el trabajo creativo de coreógrafos tras una línea de búsquedas en lo nacional y contemporáneo.
El prestigio de los clásicos

Ya en esta temprana etapa, el montaje de las versiones completas de clásicos como 'Giselle', 'El lago de los cisnes' o 'Coppélia' estuvo acompañado de obras procedentes del movimiento renovador de los Ballets Rusos de Diáguilev, como 'Petruschka' o 'La siesta de un fauno'.
La Revolución de 1959 marcó el inicio de una nueva etapa para el ballet cubano. Ese año se reorganiza la compañía con el nombre de Ballet Nacional de Cuba, y ha tenido desde entonces un auge vertiginoso, enriqueciendo su repertorio y promoviendo el desarrollo de nuevos bailarines, coreógrafos, profesores y de otros creadores en otros géneros relacionados con la danza, como las artes plásticas y la música.
Una de las riquezas principales del Ballet Nacional de Cuba se encuentra en sus ya famosas versiones coreográficas de las grandes obras del repertorio tradicional, románticas y clásicas. Estas versiones, creadas casi todas por Alicia Alonso, sobre la base de los elementos coreográficos originales heredados de la tradición, han merecido elogios tanto de la crítica como de los artistas del ballet y los públicos en todo el mundo. La autenticidad del estilo, la coherencia de su dramaturgia y la riqueza del vocabulario coreográfico marcan su identidad. Algunos de los más famosos teatros del mundo -como la Ópera de París, la Scala de Milán, la Ópera de Viena y el Teatro Colón de Buenos Aires, entre otros- han incluido en su repertorio la versión cubana de varias de esas obras.

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