América Latina se respeta, señores

América Latina se respeta, señores
Fecha de publicación: 
10 Julio 2013
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Desde que el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), Edward Snowden, reveló al mundo el espionaje masivo que hace su gobierno a ciudadanos y objetivos económicos en cualquier parte del mundo, mucha tinta ha corrido alrededor de este caso.

Al estilo de una auténtica novela de espionaje y ciencia-ficción, el caso Snowden ha tenido de todo: chantaje, amenazas, denuncias, presión económica y política por parte del Gobierno norteamericano a cualquier país que intente dar asilo al joven, quien se encuentra retenido en una zona de tránsito en el aeropuerto ruso de Sheremetyevo desde el pasado 23 de junio. Sin lugar a dudas, la escena nos recuerda la película La terminal, de Steven Spielberg, donde Tom Hanks protagoniza a un refugiado iraní que vivió en el aeropuerto de París Charles de Gaulle entre 1988 y 2006.

Por supuesto, en esta historia tampoco ha faltado el papel asumido por Europa que, de cara a la opinión pública mundial, intenta mostrarse enfadada, mientras se conoce que secretamente ha colaborado en este espionaje colectivo.

Si a algún ciudadano ingenuo le quedaba alguna duda sobre la histórica colaboración de Estados Unidos y sus aliados europeos, imagino que la misma quedó despejada luego de la posición asumida por Portugal, Francia, España e Italia con la negativa de vuelo que le hicieron la semana pasada al mandatario boliviano, Evo Morales, poniendo en riesgo su vida y la de los miembros de su gobierno que viajaban con él.

La justificación, nada creíble, fue que se debía revisar el avión presidencial porque supuestamente tenían información que apuntaba a que Snowden viajaba junto a Evo, quien regresaba de una cumbre en Rusia. Sin embargo, el verdadero motivo ha sido denunciado por el propio Evo: «No me perdonan que sea indígena y antimperialista».

El hecho, considerado inaudito y violatorio de las leyes internacionales, ha servido, no obstante, para demostrar al mundo algo que los analistas y expertos en temas internacionales han estado afirmando, y es que América Latina, en medio de su diversidad, se está consolidando como un bloque regional, y la rápida respuesta de sus mecanismos de concertación e integración política así lo confirman.

No se trata solo de la declaración aislada de países como Ecuador, Nicaragua, Venezuela o Cuba, sino de mecanismos como la Unión Sudamericana de Naciones (UNASUR), Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), e incluso de la Organización de Estados Americanos (OEA), este último acaba de emitir un documento condenatorio contra el atentado al presidente boliviano.

Aun cuando la resolución fue aprobada en contra de la posición de Estados Unidos y Canadá, expresa claramente que se debe hacer un llamado a los países de Francia, Portugal, Italia y España para que brinden las explicaciones y disculpas correspondientes.  

El texto de la OEA ratifica lo que UNASUR ya había dicho, y es que la posición de Latinoamérica es una sola, y que como bien afirman algunos presidentes de la región, el mundo y Estados Unidos deben saber que cuando se meten con uno, se meten con todos.  

Los tiempos de la sumisión y el atropello contra América Latina se acabaron, aseguraron los presidentes Rafael Correa y Nicolás Maduro.

«Debemos tener conciencia de la época histórica que estamos viviendo... la osadía de construir una patria de dignidad, independiente, que no se le arrodilla a nadie, y que no pide permiso para tomar decisiones como la relacionada con el caso de Edward Snowden», afirmó el gobernante venezolano en recientes declaraciones.

Esta firme posición de Ecuador, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, marca sin lugar a dudas otra pauta importante dentro de la historia de las relaciones de América Latina, no solo con Estados Unidos, sino también con el resto de las potencias que aún se creen en el derecho de atropellar impunemente. No quieren darse cuenta de que ya los países del Cono Sur andan solos, dueños de sus propios destinos, y que sobre todo, no somos más el traspatio de nadie.

Míster, América Latina se respeta.

 

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