Ileana Ros-Lehtinen: versión femenina del típico "bicho" de la seudo república

En esto de los libros, Nicanor León es un buen tocador de bola. Cuando menos se espera, sorprende, toca, se embasa y termina pisando el home. Es cierto que El Crimen de Barbados, creo que su más importante obra de las 14 que ha escrito, fue un vuelacercas editorial, con cinco ediciones en varios idiomas. Recordamos aquella denuncia documentada, hilvanada, sobre la cobardía sin límites de hacer estallar una aeronave civil en pleno vuelo y hacerla caer en llamas al mar Caribe con todos sus pasajeros.    

Fueron páginas que revivieron en los lectores los horribles últimos minutos de los adolescentes campeones centroamericanos de esgrima, las dos tripulaciones de Cubana de Aviación, los becarios guyaneses que viajaban hacia La Habana a estudiar Medicina, los técnicos coreanos y otros pasajeros…

También nos viene a la memoria la investigación del mismo autor, titulada Señora Mentira, sobre el otro terrorismo, el terrorismo mediático, del que ha sido víctima nuestro país, a través de las campañas diseñadas, organizadas, financiadas y desplegadas por el mundo durante más de medio siglo, que no han cesado un solo día.

Fue una obra que desnudó la doble moral y la desfachatez de quienes se erigen en paladines del periodismo y la libertad de prensa y no son más que vulgares embusteros sin relación alguna con la verdad.

El proceso contra los Cinco es una prueba. Cada vez es menos justificable su encierro, defendible la acusación e indetenible la protesta en todas parte, incluso en el propio país donde están encarcelados.  

Y en la cúspide del cinismo de la política de la Casa Blanca, se coloca a Cuba en una lista de países que dicen que amparan el terrorismo. Y desde esa misma cumbre del cinismo se reclama la devolución de Snowden hacia el territorio del país que se ha negado siempre responder a las reclamaciones para que se devuelvan a cientos de torturadores y asesinos centroamericanos y de otros países que sufrieron dictaduras militares y a batistianos y terroristas prófugos que han encontrado amparo y privilegios en Estados Unidos.

Caen los velos, Ileana Ros-Lehtinen, puede decirse que completa una trilogía por la estrechísima relación que tiene el contenido de estas tres obras de Nicanor León, puesto que esa congresista estadounidense ha estado unida a todo lo sucio de la política de ese país hacia Cuba, que tanto daño y dolor ha causado a las familias cubanas.

Si no fuera porque personas como Ileana Ros han dedicado gran parte de su vida a hacer sufrir a mucha gente, el contenido de “Caen los velos…” movería a risa, porque su actuar es la versión femenina del típico pícaro o el bicho, de la cultura marginal de la colonia y la seudorrepública cubanas. Algunos quisieron representar así el ser cubano, cuando en realidad durante siglos fue engañado y burlado siempre por los tiburones, primero los de España y después los del Norte.

Lo cierto es que ella tiene una extraordinaria capacidad de aprovechar cualquier coyuntura para sacar plata. Claro, también para beneficios de los grandes tiburones de la extrema derecha internacional.

Ante su condición de mujer uno se cohíbe, por razones de educación,  de tratarla en los términos que se merece, pero en esta obra que presentamos hoy, el autor demuestra que a ella le encanta vivir bajo la ferocidad y el pelambre del lobo.

Realmente, si no fuera por la Revolución Cubana nunca hubiera sido nadie. Es un ejemplar pura sangre de la industria anticubana de Miami que a tantos ha enriquecido a costa de los contribuyentes de ese gran país. Una vez en pleno dominio de cómo operaba la cosa, extendió sus operaciones a las industrias antipalestina, antimandela, antichávez, antievo, anticorrea, antisiria, y todo anti que le reporte beneficios.

Su discurso es sumamente duro contra todo pensamiento civilizado que, como ábrete sésamo, abre también las billeteras de lo más retrógrado de la política estadounidense y mundial. No emprende algo que no sea redituable. No hay nada de principios, no hay nada de ética, ni de valentía personal, sus junteras siempre han sido con gente que hablan mucho, vociferan mucho pero jamás se han jugado el pellejo por las causas que dicen defender.

Con respecto de Cuba su conducta más frecuente ha sido la de estar azuzando para que sean otros lo que ataquen, otros los que desembarquen, otros los que peleen y otros los que pongan los muertos. A ella le encanta secuestrar niños pequeños, homenajear a terroristas confesos, agasajar tránsfugas y glorificar el magnicidio, y después sonar la caja.

Cuando se cierra este libro con la lectura de la última página uno no puede más que agradecer a este autor, una vez más, por presentarnos ese lado sucio de la humanidad, que nos mueve a compararlo con el espíritu generoso y altruista de los cubanos que tanto han luchado por la independencia, desde aquellos patriotas y humildes tabaqueros que en la Florida en el siglo XIX se sacrificaron tanto, incluso desprendiéndose de los pocos centavos que tenían, para entregarlos a la lucha para que su amada Cuba no tuviera nunca amos que la humillaran y mercenarios que la despreciaran.

(Palabras de Tubal Páez, Presidente de la UPEC, en la presentación de libro “Caen los velos”)

Portada del libro Caen los velos. Ileana Ros-Lehtinen, del investigador y escritor cubano Nicanor León Cotayo, presentado en la Casa del Alba Cultural, de La Habana, este viernes 5 de julio del 2013. Foto: Aday del Sol Reyes / Cubasí.

Nicanor León Cotayo firma libros en la presentación de su texto. Viernes 5 de julio del 2013. Foto: Aday del Sol Reyes / Cubasí.

Nicanor León Cotayo presenta su libro. Viernes 5 de julio del 2013. Foto: Foto: Aday del Sol Reyes / Cubasí.

Presentación del libro Caen los velos. Ileana Ros-Lehtinen, del investigador y escritor cubano Nicanor León Cotayo. Viernes 5 de julio del 2013. Foto: Aday del Sol Reyes / Cubasí.