Narices rojas para una buena fiesta

Narices rojas para una buena fiesta
Fecha de publicación: 
11 Junio 2013
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“Ya lo decidí, cuando me apriete el zapato me meto a payaso de cumpleaños”, así sentenció un padre traumatizado con la actuación  del clown que contrató para animar la fiesta de su hijo pequeño y agregó: “como show de cabaret le falta sandunga a este muchacho y como espectáculo para niños le sobra”.

La verdad y por desgracia, sobran las experiencias como esta en la Cuba de hoy, el personaje del payaso ha sido vulgarizado y desvirtuado entre el afán económico y la falta de profesionalidad, ahora mismo cualquiera piensa que poniéndose un nombrecito al estilo de Panconperro un traje de colorines y pintándose el rostro  (mientras más mejor) se hace la magia de un payaso.

Sin embargo, ser payaso es cosa muy seria, así lo demuestra la otra cara de la moneda: artistas de circo y actores que acogen las diversas facetas del clown y construyen verdaderas propuestas divertidas e instructivas para niñas y niños.

Temporada Narices Rojas

La Jornada Narices Rojas, que organiza Teatro Papalote de Matanzas y el Consejo de las Artes Escénicas de esa provincia, resulta el “único espacio no competitivo en el ámbito teatral que sirve de intercambio y confrontación alrededor del arte del payaso, es una experiencia muy útil en tanto lo limpia, lo filtra y queda su verdadera esencia”, comentó Arneldy Cejas, Director artístico y actor del colectivo Teatro La Proa.

En el marco de la más reciente edición de la Jornada Cubasí conversó con Arneldy y con su colega Erduyn Maza, Director General del propio grupo, quien señaló que “el payaso toda la vida ha sido un personaje que bebe de varias vertientes de las artes escénicas, en Cuba existe una rica tradición que viene del circo, pero que exige una renovación.”

Ambos creadores insisten en la importancia de Narices Rojas en tanto ha contribuido a delinear y fomentar la caracterización de un payaso cubano, cuyo diseño de vestuario y maquillaje sea coherente con nuestro caluroso clima, con una identidad que no viene de la academia, no hay una escuela para formarlo, sino que se construye con las diferentes líneas y variantes de las artes escénicas.

Las credenciales de Narices Rojas pasan también, indiscutiblemente, por el prestigio y la experiencia de su principal impulsor, el Premio Nacional de Teatro René Fernández Santana, Director de Teatro Papalote y Presidente del evento.
Precisamente de la necesidad de animar uno de los espacios habituales que promueve Papalote, La calle de los Títeres, nació Narices rojas y es justamente René el autor de la “única literatura para payasos publicada en Cuba”, apuntan los mencionados jóvenes en referencia a Jueguipayasos, que salió bajo el sello editorial Vigía y la trilogía Escalera de payasos, de Ediciones Matanzas.

El propio René, quien también participó del diálogo con Cubasí, ponderó la necesidad de dotar al payaso cubano de un “lenguaje literario, así como rescatar toda una tradición teatral del vernáculo, de la comedia del arte, incluso de los clásicos, para enriquecer el lenguaje y el potencial expresivo del payaso, el valor de la comunicación, la sensibilidad, desechar los vicios, el mal gusto, la chabacanería, el uso incorrecto del idioma. El payaso es un personaje ético, lleno de valores y muy importante en la interacción con el niño.”

La temporada Narices rojas llegó este año a su edición número 13 y ojalá sean muchas más, a ver si regresan los payasos de verdad a las fiestas de nuestros niños con la simpatía, el carisma y la profesionalidad suficientes para arrancarle sonrisas y carcajadas desde el más pequeño hasta el mayor de los espectadores

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