FAO: Grandes retos en materia alimentaria
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La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sigue hoy inmersa en un proceso de cambios para optimizar su gestión, en un entorno de elevados precios de los alimentos.
En dicho contexto, la Conferencia de la FAO, su órgano rector supremo, se reunirá en Roma del 15 al 22 de junio próximo para decidir y determinar sobre su programa, presupuesto y asuntos de manejo, explicó a Prensa Latina el representante en Cuba de esa agencia de las Naciones Unidas, Theodor Friedrich.
La Conferencia, opinó, será especial porque es la primera que se celebrará con al actual director general, José Graziano Da Silva, quien le ha dado impulso al nuevo marco estratégico de la organización, uno de los temas del evento.
En tal sentido, Friedrich hizo referencia al hecho de que la FAO ha modificado su principal meta, pues del propósito inicial que era reducir el hambre ahora se ha planteado erradicarla.
El funcionario remarcó que la FAO definió cinco objetivos estratégicos, los cuales resultaron de una condensación de los anteriores, aspecto que también se debatirá en la Conferencia.
Indicó que el primero está asociado a la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, enfocando el acceso a la distribución y a los procesos que posibilitan que la gente tenga su alimentación asegurada.
El segundo objetivo se centra en la parte productiva, en una obtención de bienes, alimentos agrícolas y otros servicios que resultan de ese proceso, pero de forma sustentable.
Al respecto, el experto consideró de gran importancia laborar en el empeño de lograr una producción sostenible: la combinación de un aumento de producción y al mismo tiempo la sostenibilidad de la misma en términos ecológicos y económicos, es decir, producir más con menos.
Esto es a su vez una respuesta concreta a la crisis económica porque no solo hablamos de prácticas agrícolas con más rendimientos y menos impacto ambiental, sino también con menos insumos y costos para el productor, acotó.
La reducción de la pobreza rural está en la mira del tercer propósito ya que la mayoría de los pobres todavía viven en esas zonas y al mismo tiempo en ellas se obtiene la mayor parte del alimento.
El cuarto objetivo estratégico se enfoca en las cadenas de valor y los sistemas de mercadeo. Contempla el período de procesamiento, el transporte, hasta llegar al consumidor. La finalidad, subrayó Friedrich, es que todas las etapas se hagan de una manera más eficiente, con menos pérdidas y desigualdades y con más enfoque hacia la seguridad alimentaria.
La respuesta a situaciones de emergencia conforma la esencia del último objetivo. Sobre el apartado, aclaró que la FAO no da alimentos, sino los medios para que el sector agrícola pueda recuperarse rápidamente después de una emergencia.
Como parte de la reunión, habrá una celebración para reconocer a los países que ya han cumplido la meta de reducir a la mitad el número de personas desnutridas, adoptada para 2015 durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en 1996.
Precisó que el tema del presupuesto también será una parte importante de la Conferencia, pues el presupuesto será distribuido teniendo en cuenta los cinco objetivos estratégicos.
¿Dónde estamos y hacia dónde vamos?
La atención a la alimentación y la agricultura se ha recuperado un poco en los últimos años, opinó el representante de la FAO en Cuba.
La crisis de los altos precios de 2007-2008 elevó la conciencia sobre la importancia de la agricultura no solo para la alimentación sino también para la paz mundial.
Friedrich reconoció los avances alcanzados por América Latina, una región que ha mostrado mejoras muy significativas en el combate contra el hambre.
En la región hay más atención al tema de la alimentación y ha mostrado mejoras muy significativas en ese sector. Tenemos muchos países que han logrado reducir los niveles de hambre, detalló.
Empero, afirmó que los retos son demasiado grandes actualmente en materia alimentaria en el orbe y destacó que la FAO puede guiar, dar lineamientos y, asistencia sobre cómo enfrentar mejor los desafíos existentes.
Una respuesta a la crisis económica mundial sería que los países dieran más importancia a la agricultura, a la producción local, nacional y regional para no depender tanto de la importación de alimentos, agregó.
Al respecto, resaltó el caso de Cuba, un país que considera un ejemplo de seguridad alimentaria porque ha mantenido el suministro de alimentos a su población sin crear catástrofes de hambrunas.
Sin embargo, insistió en que hay que seguir trabajando en aras de de disminuir la dependencia de la importación, sobre todo teniendo en cuenta que la isla posee los recursos naturales para producir lo que necesita y hasta para exportar.
El funcionario también destacó la gestión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cuyos países miembros trabajan en el tema de la alimentación a través del apoyo mutuo.
Creo que aunque falta mucho por andar, existe material para sostener un optimismo de que todavía se puede hacer algo, se puede salvar el mundo en una forma justa y equitativa, pese a la difícil situación en zonas como África Subsahariana, agregó.
Acorde con el experto, técnicamente se puede mejorar la situación y destacó que una forma sería trabajar en la intensificación sostenible que permita reactivar el potencial productivo en muchas partes del mundo. Eso sería también una respuesta a las zonas críticas que actualmente no son debidamente explotadas, apuntó.
Esperamos que con más apoyo político se produzcan cambios positivos en los próximos años. En este momento, yo no daría por perdida la batalla, vamos a seguir luchando, tenemos esperanza de lograr los objetivos, concluyó.
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