La Magia de los Amperios

Lo que pueda suceder, no cambiará la historia de lo acontecido hasta la quinta fecha del Gran Prix de Thessalonika. El universo ajedrecístico ha quedado estupefacto ante la emersión de un solitario líder, que además de inesperado, lo ha hecho enlazando tres triunfos luego de un inicio incierto con derrota en la apertura incluída. Es posible que podamos afirmar que la culpa de todo la tiene el GM Vasili Ivanchuk...entre otras cosas.

En la vida ocurren  con frecuencia cambios radicales en el decursar de los hechos, algunos pueden considerarse accidentales, otros provocados por alguien, pero que redundan en una alteración total de lo que ha estado sucediendo hasta ese instante. La aplicación de acciones físicas puede ser el origen de muchos de esos cambios, como cuando reseteamos el cerebro mediante un electroshock, o cuando aplicamos desfribiladores para estimular el corazón después de un paro cardiaco. En lo accidental se conocen fenómenos tan extraños como la alopecia repentina por un stres postraumático.

En Thessalonika ocurrió un accidente que ha tenido la virtud de despertar un talento dormido. La víctima de ese accidente, aunque parezca paradógico, no ha sido el GM Vasili Ivanchuk,  ha sido el GM cubano Leinier Domínguez.

Para él no pudo comenzar peor este torneo, debutó con derrota ante el GM Gata Kamski, mostrando poca pericia y cometiendo imprecisiones que le costaron la partida. A este resultado siguió un empate sin brillo ante el GM Ruslam Ponomoriov. Ni decir que por la superioridad en ranking de sus adversarios, la tablas siempre pueden considerarse un buen resultado, pero cuando ocurren sin estar precedidas de lucha o intentos infructuosos por lograr el triunfo, dejan la sensación que se procuran como solución a una urgencia de resultados. Llegó el tercer asalto y con él el punto de inflexión. Domínguez enfrentaba con negras a Ivanchuk, en difícil duelo. La partida fue decantándose poco a poco del lado del ukraniano, la ventaja de las blancas iba creciendo como consecuencia de la precisión de Ivanchuk y los errores de Domínguez. A la altura del movimiento 25, las blancas acumulaban +14 según los programas, ventaja más que apreciable, pero con posición bastante compleja sobre el tablero, donde se juntaban muchos espacios, con un desorden casi total en la coordinación de las piezas, sobre todo en el bando negro.

Según declaró el propio Leinier en el análisis posterior del encuentro, si en el lance 26 su rival hubiese ejecutado Ae5, él estaba decidido a detener su reloj, pero el GM ukraniano, ante tantas opciones para llegar al triunfo, no escogió la mejor y prefirió tomar en f7 con su dama, cosa que alentó al cubano a seguir un poco más, y después de algunas jugadas más, decidió en un gesto desesperado, intentar un postrero contrataque, y parece que esa decisión, que evidentemente su rival no esperaba, hizo que éste consumiera tanto tiempo de reflexión para encarar el nuevo planteamiento, que pasó de estar con ventaja en el reloj, a apuros de tiempo que algunas jugadas más tarde, le hicieron perder la partida. De todos es conocido el intento del GM cubano por provocar el empate por repetición para compensar un tanto la mala fortuna de su rival en los segundos finales cuando regaló un caballo con lo que perdía su partida, y cómo ese intento no llegó a buen puerto porque Ivanchuk no atinó a ejecutar su jugada 40, y no salvó el primer control de tiempo.

Este gesto que contenía reciprocidad, explicado a posteriori por Domínguez, ha sido muy celebrado por el mundo del ajedrez, pero inicialmente algunas voces intentaron una crítica por no haberse rendido en posición tan claramente desventajosa, y aquí quisiera detenerme un tanto. Se habla de que su desventaja llegó a ser de 14, pero no podemos olvidar que la posición tampoco estaba tan definida con tantas variantes, y a la postre los hechos han justifcado esa espera; además, si revisamos la segunda ronda de este propio torneo, vemos como en su derrota ante Morozevich, Svidler llegó a tener 23 en contra y siguió jugando, y Nakamura, en un final mucho más claro, jugó desde el lance 113 con más de 14 en contra, hasta el 121, llegando a tener una desventaja de 30 dos jugadas antes de claudicar ¿de qué hablamos entonces?

Volviendo a la idea central del cambio, tenemos la impresión de que esa victoria cuestionada ante Ivanchuk (claramente el ukraniano regaló la partida, aunque sin olvidar que hubo errores en los dos bandos), dejaba la sensación de restar legitimidad al triunfo, y eso ha servido para activar el mejor ajedrez del GM cubano, quien en las dos rondas siguientes, ha dado sendas clases magistrales de buen hacer sobre el tablero, con una incuestionable solidez, y una escandalosa solvencia en su juego, con la aplicación justa en tiempo y cantidad de la necesaria agresividad para hacerse con la victoria. Tanto en su victoria con blancas ante Svidler de la cuarta ronda, como su magnífica obra con negras ante el ex-campeón mundial Kasimdzhanov, donde dio toda una disertación en un final de torres y peones, ha demostrado que su capacidad para desarrollar un ajedrez al nivel de la élite mundial está ahí, sólo que, por razones que desconocemos, necesita algunos amperios que la despierten.

El GM cubano Leinier Domínguez disfruta junto a su padre de la jornada de descanso en el Grand Prix de ajedrez

Es importante que la presencia del GM Leinier Domínguez en Thessalonika, deje algún recuerdo más, que la anécdota ante Ivanchuk. De momento, con independencia de lo que pueda ocurrir en las próximas jornadas, ya lo está logrando, pues con esas tres victorias al hilo, ha escalado en solitario el liderato de la prueba. Nos sigue costando desprendernos de las dudas sobre su inclusión final entre los tres mejores de esta manga del Gran Prix, pero con lo visto hasta hoy, esas dudas han perdido bastante adherencia.