Bayamo, más de 500 años de historia (Parte II y final)

Bayamo, más de 500 años de historia (Parte II y final)
Fecha de publicación: 
15 Junio 2013
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A partir de 1840 se registran en Cuba diversos acontecimientos económicos, políticos, sociales y climáticos, que aceleran la maduración de condiciones con vistas al estallido revolucionario de 1868.

    
Es época de crisis en la producción; cambios importantes en el comercio, la tenencia de tierra y el quehacer artesanal; incremento de la población rural, sequías, conspiraciones de esclavos, negros libres y criollos adinerados; auge del arte y la literatura…

   
En Bayamo son los tiempos del gran teatro nombrado como la ciudad, la Sociedad Filarmónica, publicaciones periódicas locales, la emblemática canción La Bayamesa, y logias masónicas creadas para conspirar en pos de la independencia.

    
Bayameses encabezan la conjura que conduce a la primera guerra cubana por la libertad; la gesta dura 10 años y resulta el horno donde se funden las aspiraciones patrióticas de blancos y negros, ricos y pobres.

   
Carlos Manuel de Céspedes emerge como figura cumbre de la generación, que piensa la patria mientras la hace, urgida por la guerra y condimentada con una eticidad sublime.

   
El Himno Nacional, que nace en la conspiración, queda estrenado tras el primer triunfo importante de las armas criollas, y para cantarlo se juntan todas las capas, etnias, colores, edades y empleos de la sociedad de entonces.

     
Bayamo pare, urgido por su historia, un gobierno cubano que consulta al vecindario antes de las grandes decisiones; el periódico que José Martí definiría como soldado; la norma para abolir la esclavitud, milicias populares y reglamentos de educación y salubridad.

    
Sus hijos se siembran para siempre en la memoria humana cuando, imposibilitados de mantener libre la urbe, la queman a fin de mostrar su amor a la patria y seguir la contienda en bosques y montañas.

   
La ciudad termina la Década Gloriosa arruinada en lo material, y hecha símbolo en lo espiritual.

    
Se le ve representada en la Protesta de Baraguá y la Guerra Chiquita, y aporta al menos cuatro alzamientos el 24 de febrero de 1895, para comenzar la guerra necesaria.

    
Más de medio siglo no le alcanza a la neocolonia yanqui de Cuba para curar las heridas físicas del incendio inolvidable.

    
Pero la Ciudad del Himno se afianza en el corazón de la Patria, y de ello dan fe el Soviet de Mabay, uno de los más significativos gobiernos locales de obreros, campesinos y soldados que se crean en el país en 1933; la revista literaria Acento, que pretende levantar una voz genuina de la cultura en 1947 y 1948.

    
También es la tierra donde la solidaridad popular salva a la mayoría de los asaltantes del cuartel Carlos Manuel de Céspedes, atacado el 26 de Julio de 1953, simultáneamente con el Moncada, de Santiago de Cuba.

    
Entre 1952 y 1959, la capital del Cauto retorna al combate revolucionario, de tal modo que se sitúa entre las bases principales de apoyo al Ejército Rebelde, pese a tener el mayor emplazamiento de la tiranía para combatir a los barbudos en la Sierra Maestra.

   
En Bayamo, la pequeña tropa mandada por Camilo Cienfuegos realiza el primer ensayo de combate urbano dentro de la guerra de liberación nacional, y los luchadores de la ciudad llegan en su osadía hasta a realizar emisiones radiales con una planta que trasladan sobre un camión.

    
El simbolismo revolucionario, que no tiene nada de casual, se desborda en los momentos de liberar a la cuna del Himno Nacional: es la primera ciudad y la única ocupada por el ejército mambí bajo el mando directo de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria cubana, y la última emancipada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, a quien acompaña la caravana de la libertad, en cuya vanguardia está la Columna Uno José Martí.

Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria
    
Ese último detalle tiene su explicación en el hecho de que aquí está el principal bastión encargado de combatir a los «alzados» en la Sierra Maestra, y en el instante crucial la jefatura de esa agrupación de tropas decide que solo se rendirá ante el Comandante en Jefe.

    
Así sucede en la tarde-noche del dos de enero de 1959, aunque varias instalaciones militares de la urbe están en manos rebeldes desde los dos días enteriores.

   
Se suman otras coincidencias admirables: Céspedes y sus mambises liberan a Bayamo al compás de la música del Himno Nacional, interpretada por la banda de Manuel Muñoz, el primer instrumentador de esa marcha; Fidel y sus rebeldes son recibidos al ritmo de la Marcha del 26 de Julio, instrumentada horas antes, al escucharla en la radio, por Rafael Cabrera, a quien distinguen los calificativos de hijo carnal y artístico de Muñoz, integrante de bandas mambisas en la guerra necesaria y director de la banda municipal.

    
Así comienza, en este segmento de Cuba, la época nueva, la de la libertad plena, la alfabetización, servicios gratuitos de educación, salud, deportes y cultura; comercio seguro para la producción campesina, y combate a las discriminaciones.

   
Es entonces cuando sanan las heridas de la quema patriótica; paso a paso se hace realidad la urbanización; nacen industrias, universidades, centros científicos, un hospital con grandes dimensiones y equipamiento moderno, clínicas «de primer mundo» e instituciones culturales diversas.

En Bayamo existe un amplio movimiento cultural
    
A partir de 1976 Bayamo es la capital de la provincia de Granma, y desde 2004 posee el único museo cubano de figuras humanas modeladas en cera policromada.

    
La cuna del Padre de la Patria es en Cuba, desde 1935, la primera ciudad Monumento Nacional, y posteriormente el honroso título se le confiere al conjunto integrado por la Plaza de la Revolución, la Plaza del Himno Nacional y la Iglesia Parroquial Mayor, incluida su capilla de los Dolores; al museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, al parque-museo Ñico López y a su Sala de los Asaltantes.

Bayamo es la primera ciudad Monumento Nacional
    
Otra singularidad de la urbe es contar con tres plazas públicas de máxima significación patriótica: la de la Revolución, nombrada así por Carlos Manuel de Céspedes en 1868, cuando en ella se firmó la primera acta de rendición de tropas españolas en la Isla; la del Himno Nacional, donde el pueblo estrenó, el 20 de octubre de aquel año, la marcha compuesta por Perucho Figueredo, y la de la Patria, inaugurada por Fidel Castro el 26 de Julio de 1982 y presidida por un monumento, en cuyo friso frontal están esculpidas representaciones de los principales momentos y figuras de la historia del país.

    
Así llega Bayamo a su cumpleaños 500, y lo celebrará el venidero cinco de noviembre, con un programa que pretende reconocer a todas las generaciones, cuya labor ha contribuido a forjar «el alma intrépida y natural», a la cual se refirió José Martí.

    
No hay casualidad, las virtudes de los hombres y mujeres de esta tierra seguirán dando, en los siglos futuros, razones para que en el Himno Nacional de Cuba aparezca un solo gentilicio: bayameses.

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