La bahía de La Habana busca recuperar su esplendor

La bahía de La Habana busca recuperar su esplendor
Fecha de publicación: 
3 Mayo 2013
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«Se habían ido todos los pelícanos, pero después de la limpieza de la bahía, han virado algunos», dijo a la AFP el pescador Eduardo Lozano.

 

Los expertos cubanos sostienen que en el último decenio, se ha logrado reducir entre un 50% y un 60% la contaminación en la bahía, lo que propició el regreso de los peces, los pelícanos y otras especies que prácticamente habían desaparecido del lugar.

 

«Nosotros les damos comida en los botes» a los pelícanos, agregó Lozano, quien contó que los pescadores también se preocupan por impedir que la gente haga daño a estas aves.

 

Dentro de la bahía está el puerto de La Habana, uno de los más abrigados de América llamado Carenas en la época colonial—, al que los buques ingresan desde el mar abierto por un angosto canal protegido por las fortalezas coloniales de La Punta, el Morro y San Carlos de la Cabaña, que cada día son visitadas por cientos de turistas.

 

Se trata de 5,2 km2 de espejo de agua con una profundidad media de 9 metros, contaminados por desechos industriales y comunitarios que arrastran el río Luyanó y sus afluentes, Martín Pérez y Arroyo Tadeo. También por los pluviales de la ciudad.

 

Sitio desde donde zarpaban las flotas coloniales que llevaban las riquezas del Nuevo Mundo a España, esta bahía ha sido escenario de hechos que marcaron la historia de Cuba, como la explosión del acorazado estadounidense USS Maine, por la que murieron 261 marineros en la noche del 15 de febrero de 1898, suceso que gatilló la guerra entre España y Estados Unidos que condujo a la independencia de Cuba.

 

Antes, en agosto de 1762, fue escenario del inicio de la ocupación inglesa a Cuba (que duró 11 meses) y más recientemente, el 4 de marzo de 1960, de la explosión del mercante francés La Coubre, mientras descargaba armas y explosivos para el naciente régimen de Fidel Castro, que culpó a Estados Unidos por este sabotaje, que dejó un centenar de muertos.

 

Al costado occidental de la bahía está La Habana Vieja la zona antigua de la capital, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y, en el opuesto, los municipios de Regla y Guanabacoa, tierra de santeros y babalawos.

 

En Guanabacoa, está la refinería de petróleo Ñico López, que opera desde hace casi seis décadas, que tiene una gran chimenea de la que emerge permanentemente una columna de humo negro, visible desde buena parte de la ciudad.

 

En 1998, comenzó un programa de saneamiento de la rada, a cargo del Grupo de Trabajo Estatal de la Bahía de La Habana (GTE-BH), que ha logrado algunos avances. El GTE-BH sigue trabajando «en la caracterización de las aguas residuales provenientes de las 99 fuentes que vierten sus desechos (en el agua) y provocan daños en ese entorno», explicó recientemente el semanario Trabajadores, que destacó que en 2012 se logró reducir «un 30% del total que se derrama», en comparación al año anterior.

 

«Hoy cruzar en lancha hacia Regla se torna fabuloso, al ver como las aguas se muestran más limpias», agregó Trabajadores, que recordó que en los años 80 y 90, de las aguas emanaban «olores desagradables que impedían pasar un rato de placer» a los visitantes.

 

El gobierno planea retirar la refinería de la bahía y mudar la actividad mercante al puerto de Mariel, a 50 kilómetros al oeste de La Habana, donde el grupo brasileño Odebrecht está construyendo un «megapuerto» que costará 1000 millones de dólares, la mayor obra de infraestructura emprendida por el presidente Raúl Castro desde que asumió el mando en 2006.

 

El traslado no se debe solo a consideraciones ambientales: es que el canal de acceso a la bahía ha quedado estrecho para los grandes buques portacontenedores.

 

El puerto de La Habana quedará entonces reservado para los cruceros y los yates, lo que permitirá potenciar el turismo, segunda mayor actividad económica de la isla después de la venta de servicios profesionales.

 

Ya están en marcha obras de remozamiento de la ribera, a cargo de la Oficina del Historiador de La Habana, entidad que maneja la preservación de edificios de La Habana Vieja.

 

El proyecto contempla el mejoramiento de las áreas peatonales costeras y la remodelación del terminal para los pasajeros que cruzan en lanchas a Regla. Recientemente, comenzó la construcción de un bar que venderá cerveza artesanal producida en el mismo local.

 

Una decena de pelícanos descansa sobre el bote El Mamao, que se mece suavemente anclado en la bahía de La Habana, muy bella, pero altamente contaminada, que busca recuperar su antiguo esplendor con un ambicioso programa de limpieza y remozamiento.

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