Final de la LSB: Capitalinos: Tras dos derrotas, la apatía, ¿Factor X?

Final de la LSB: Capitalinos: Tras dos derrotas, la apatía, ¿Factor X?
Fecha de publicación: 
26 Febrero 2013
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Factor X, crucial en deportes colectivos. Muchos pensarían que en aquel Mundial de Parma 1988 fue el cuadrangular de Lourdes Gourrriel, yo, y creo no ser el único, diría que el doble de Lázaro Vargas. Casi sin dudar atribuiríamos muchos a la yunta Andrés iniesta-Xavi Hernández la cadena exitosa del once español de fútbol que los ha llevado a adueñarse de dos Eurocopas y un Mundial.

Pero centrémonos en lo que nos atañe y una vez más ha despertado en mí la necesidad de escribir. Comenzaré por decirles que desde principios de la década de los 90 del pasado siglo he sido un fiel consumidor de las Ligas Superiores de Baloncesto: recuerdo aquellas cruentas batallas entre Capitalinos (las huestes de Miguel Calderón tenían una nómina de lujo con los hermanos Roberto Carlos y Ruperto Herrera, Richard Matienzo, Roberto “el flecha” amaro, Leopoldo, “el helicóptero” Vázquez, Edel, el zorro” Casanova, Sigfredo Casero, y Ernesto, “el Oso” Williams, por mencionar algunos) y el orientales de los hermanos caballero, Roberto Simón, Dubois y compañía.

Luego otra rivalidad se desató, con el equipo de Centrales, hasta caer en la pugna que desde hace poco más de un lustro mantienen con Ciego de Ávila (3-1 favorable a estos últimos en discusiones de cetro).

Volviendo a esta final, para mí ha sido la apatía el factor X en plano negativo para Capitalinos que casualmente comanda el Oso Williams. Ella se ha vestido de daga y le ha asestado dos estocadas mortales a los azules. ¿Cómo es posible que a la altura del último cuarto Eliécer Lima no tuviera puntos? Esa misma fiebre de inefectividad la padeció Lisván Valdés, alero estrella miembro de selecciones nacionales, apagado hasta el tercer cuarto, con apenas cinco cartones. Y no solo eso, salvo el pívot Arlen Alorda (13 puntos), bien poco pudo hacer esa profunda banca habanera, vital para mantener oxigenado el equipo, cambiar de sistemas y acentuár ofensiva o defensa en momentos cruciales.

Nada que el marcador 63-42 favorable a los “búfalos” avileños en el tercer choque dio la medida de que la apatía tocó fondo en el banquillo citadino. Sí, la banda de Joan Luis Haití, William Granda (promedia más de 20 puntos por partido), Yasser Rodríguez —trío que constituye la columna vertebral del quinteto—, y compañía los apabulló.

Apatía traducida en un desconcierto sobre la cancha que los condujo a encestar apenas poco más del 50% en tiradas libres, desconcierto que los llevó a exabruptos innecesarios, aderezados con faltas técnicas. Apatía que desafinó completamente la efectividad en los tiros de campo y más allá del perímetro.

Apatía incluso que intoxicó la sangre de los defensas organizadores, pues Yosmel Zequeira y Santiago Peñalver abusaron de las individualidades, en tanto el veterano Renier Panfet, no tuvo su tino acostumbrado para asistir y hurgar en los espacios de la defensa rival para habilitar siempre a un cmpañero desmarcado.

Así, como “embriagados” sobre el tabloncillo, perecieron ante la alianza establecida por la apatía, la férrea defensa de sus contrarios y el ensordecedor apoyo de su torcida casi como sexto hombre en cancha.

Repasemos entonces otras cuestiones objetivas que ha adolecido Capitalinos en sus dos derrotas: la circulación del balón, esa que por tener una banca profunda y un quinteto regular envidiable los hace tener variantes, sistemas, jugadas de pick and roll (cortina a los armadores o escolta y desmarque de los postes) no ha tenido ese toque de otras ocasiones, ante la precariedad de tiempo han forzado lanzamientos casi al término de los 24 segundos, el posicionamiento y la lucha de los rebotes bajo las tablas no ha sido como otras veces un arma sólida, y eso lastra la posibilidad de segundos intentos al canasto, a la vez que amplía las opciones del contrario en nuestra cesta.

A mi juicio esos problemas de circulación de la esférica, sumados a la carencia de protagonismo, salvo en el caso de Alexis “el chino” Lavastida, de otros jugadores claves han acuñado ese factor X del cual les comento. Apatía traducida en merma en los diferentes indicadores de juego, más allá de algún que otro desliz arbitral, más de uno en situaciones clave por cierto, y la desacertada rotación en ocasiones de la banca por parte de la dirección del quinteto citadino.
Por ahora naufragan 1-2 en una final determinante, encima de por la rivalidad exacerbada durante años, por el incentivo adicional de que el que emerja monarca, inclinará la balanza histórica de cetros favorables a su favor 7-6.

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