Santiago de Cuba, una ciudad para fotógrafos

Santiago de Cuba, una ciudad para fotógrafos
Fecha de publicación: 
18 Diciembre 2012
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Esta ciudad se entrega generosa desde cualquier esquina y no oculta nada, ni bellezas ni fealdades, desde que los vientos del huracán Sandy la despojaron de sus verdes vestiduras poco más de un mes y medio atrás.

 

Desde una de las alturas cercanas al parque de Ferreiro, uno de los puntos más concurridos, se divisa la enorme estructura amarilla del antiguo cuartel Moncada, asaltado por Fidel Castro y jóvenes revolucionarios hace casi 60 años, el 26 de Julio de 1953.

 

También en las elevaciones de Versalles o Quintero, otras de las tantas que caracterizan la trama urbana, el paisaje se tiende a los pies y bajo el sol inclemente de diciembre se torna un espejismo real. Desde la bahía se aprecian contornos apenas visibles hasta ahora y se descubren otros rostros del litoral.

 

Aunque las anécdotas relacionadas con aquella madrugada negra del 25 de octubre último van pasando a segundo plano en las conversaciones de los lugareños, en la cotidianidad planean todavía y lo harán por un buen tiempo los estragos causados por el ciclón.

 

Así será, fundamentalmente, por las serias afectaciones a más de 150 mil viviendas y el impacto en los techos y las estructuras de instituciones culturales, educacionales, industriales y de muy variada índole.

 

LAS LUCES DE LA OSCURIDAD

 

Si durante el día los rayos solares causan encandilamiento y el cielo parece más cercano con sus inmensas nubes blancas, al anochecer la ciudad se transfigura y miles de fueguitos se esparcen por doquier: a las luces de las casas y otras edificaciones se sumaron ya las del alumbrado público, que fueron las últimas en la rehabilitación.

 

Por la particular topografía citadina, con proverbiales subidas y bajadas, la mirada nocturna resulta muy especial, llena de asombros hasta para los ojos más acostumbrados.

 

La luna y los árboles que perdieron partes de su anatomía con el vendaval ofrecen vistas que pueden ser románticas o surrealistas y hasta fantasmagóricas.

 

Con la claridad del día y los espacios abandonados por el abundante follaje de los árboles, las desnudas cúpulas de las iglesias se observan desde cualquier calle y añaden otra singularidad a un entorno que ya nunca será el mismo.

 

Los daños a las cupulinas de las dos torres centrales de la catedral metropolitana, primera de Cuba, ensombrecen la imagen de uno de los íconos de la ciudad, que estaba sometida a una reparación capital por la Iglesia y la Oficina del Conservador.

 

DE VERDE VISTE LA ESPERANZA

 

Sin embargo, frente a ese emblemático recinto religioso, en el parque Céspedes continúa latiendo el corazón de la villa de casi 500 años y piquetes de soneros y trovadores desgranan sus acordes a turistas y transeúntes.

 

Muy cerca de allí, en el paso peatonal del Callejón del Carmen, artesanos y vendedores compiten con la vida comercial de la calle Enramadas, que corre paralela con sus numerosos establecimientos e instalaciones gastronómicas.

 

También en el centro histórico, la biblioteca Elvira Cape reanudó sus actividades como una de las más de 100 instituciones culturales santiagueras dañadas severamente por Sandy, que comienzan a restablecerse. Aguardan por salir de nuevo adelante los teatros Heredia y Martí y las salas Macubá y Guiñol, entre otras. El cabaret Tropicana echó de nuevo a andar con su espectáculo caribeño y paulatinamente se retoman las opciones recreativas, aunque el zoológico y el parque infantil de diversiones aguardan por tiempos mejores.

 

Las faenas de los trabajadores de Servicios Comunales recomponen las áreas verdes perdidas y añaden muchas nuevas, mientras llama la atención la resistencia ofrecida a los vientos por una buena parte de la arboleda del Bosque de los Héroes, el primer monumento erigido en el mundo a Ernesto Che Guevara.

 

De colores vuelve a llenarse la ciudad y va dejando atrás las imágenes de campo arrasado, calcinado. En asentamientos cercanos al mar como Aguadores, Mar Verde y Cayo Granma la huella terrible es más difícil de borrar, pero también allí retoñan las tonalidades de la naturaleza y se levanta el optimismo.

 

*Corresponsal de Prensa Latina en la provincia de Santiago de Cuba.

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