La columna deportiva: Huelga por algunos millones de más

La columna deportiva: Huelga por algunos millones de más
Fecha de publicación: 
10 Octubre 2011
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Ni los millonarios jugadores, ni los todavía más ricos propietarios de las franquicias de la National Basketball Association (NBA) parecen dispuestos a firmar el tan esperado convenio laboral que establezca la repartición de las ganancias y el tope salarial de los equipos.

Durante meses los representantes de ambas partes se han sentado a la mesa de negociación; pero 120 millones de dólares se interponen entre el acuerdo y la temporada 2011-2012. Esa es la cifra de dinero que los involucrados no están dispuestos a ceder, por lo que todo indica que la huelga interrumpirá- o reducirá- otra campaña de la mejor liga de baloncesto en el mundo.

 

Los problemas entre el sindicato de jugadores y los dueños ya se avizoraban mucho antes de que los Dallas Mavericks sorprendieran con su triunfo frente al Miami Heat. Mientras el alemán Dirk Nowitzki levantaba el trofeo como “Más valioso” de la final y Mark Cuban celebraba el primer gran triunfo de su franquicia, los seguidores del baloncesto comenzaban a dudar sobre el futuro de la NBA.

El convenio laboral llegaba a su fin y para firmar uno nuevo había que acercar posiciones alrededor de un tema millonario: la división de las ganancias en la NBA. La liga ha sido capaz de generar ingresos superiores a los cinco mil millones de dólares anuales; sin embargo, esas cifras provocan desconfianzas, porque para muchos son exageradas.

 

En el anterior acuerdo los jugadores recibían el 57% de los ingresos, por 43% los propietarios. Estos consideraron que la división “no era justa”, porque supuestamente, en 2011, 22 de los 30 equipos tuvieron pérdidas, valoradas en 300 millones de dólares, así que definieron su posición: no aceptarían menos del 50%; mientras el Sindicato cree que los atletas merecen al menos el 53%. Cada punto porcentual equivale a un aproximado de 40 millones, por lo que se entienden las arduas negociaciones.

 

Los seguidores de la NBA confiaban en que las disputas tendrían, tarde o temprano, una respuesta, a partir de concesiones mutuas, tal y como sucedió con la liga de fútbol americano (NFL) que logró salvar su temporada; sin embargo, pasó el tiempo y el comisionado David Stern canceló los 114 partidos de preparación-con pérdidas estimadas en casi 200 millones de dólares- y si no se llega a un acuerdo, entonces se irían recortando los 82 partidos del calendario regular.

El peor de los escenarios posibles es una cancelación total de la campaña. Esto no favorecería a casi nadie y quizás los únicos que obtengan beneficios con la extensión de la huelga sean las ligas europeas de baloncesto. Ante el temor de la pausa indefinida, varios de los mejores jugadores de la NBA han optado por buscar contratos de corto plazo en clubes europeos y asiáticos.

 

La lista de los que han tomado el avión para cruzar el océano Atlántico cada vez es más larga y sobrepasa los 60 nombres. Esa decisión cuenta con el visto bueno de Stern quien aseguró: “les deseamos suerte a todos los que vayan a competir fuera de Estados Unidos. Están en su derecho”. El caso más renombrado es el de Kobe Bryant, de Los Ángeles Lakers, quien podría firmar un contrato cercano a los tres millones de dólares, por jugar 10 partidos con el Virtus Bolonia de Italia; mientras Rudy Fernández fichó con el Real Madrid; Deron Williams con el Besiktas turco; Andrei Kirilenko con el CSKA de Moscú y Tony Parker con el Asvel Villeurbanne, de su país natal. Una cancelación de la temporada de seguro provocaría nuevos contratos, porque los jugadores buscan ingresar dinero en sus cuentas bancarias y no perder la forma física.

Mientras en hoteles de Nueva York los representan tes del Sindicato-liderados por el veterano Derek Fischer, de los Lakers-y los abogados de los dueños intentan alcanzar un consenso cada vez más lejano, tal vez los más preocupados por la clausura de la temporada sean los miles de trabajadores que dependen de la NBA para mantener sus puestos en Estados Unidos. Los reportes publicados en algunos medios de comunicación no son alentadores: varios equipos redujeron sus nóminas y los negocios cercanos a las salas de juego se verían forzados a despedir a más personas.

¿Cuál podría ser el desenlace de estos enfrentamientos? Quizás se repita la situación de 1998-99 cuando también hubo una huelga y ante los serios aprietos económicos en aquel momento se alcanzó un acuerdo que permitió el desarrollo de la campaña, aunque reducida a 50 partidos. Todos tienen algo que perder; pero al igual que ocurrió en 1999 y con el paro de las Grandes Ligas, en 1994, la mayor pérdida es la sufrida por el fanático. Devolverle la confianza a los seguidores de ese baloncesto le costará a la NBA muchos más millones que los que ahora amenazan con cancelar la temporada.

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