Chávez, otra vez, camino a Miraflores

Chávez, otra vez, camino a Miraflores
Fecha de publicación: 
5 Octubre 2012
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anuncian que el presidente, Hugo Chávez, asumirá en enero próximo un nuevo mandato.

El augurio de casi todas las encuestas, lejos de resultar novedoso, parece reproducir las mismas proyecciones desde julio último, cuando arrancó la campaña con miras a la cita ante las urnas del venidero 7 de octubre.

Con diferencias cosméticas, empresas de reconocida trayectoria, entre ellas, Hinterlaces, Consultores 30.11, International Consulting Services y el Grupo de Investigación Social Siglo XXI, vaticinaron que el mandatario obtendrá la reelección por una amplia diferencia.

Las causas no sólo residen en 13 años de transformaciones sociales que marcan ámbitos como la educación, la salud y la alimentación, hasta reducir los niveles de pobreza, llevar a mínimos la desnutrición infantil y eliminar el analfabetismo.

También influyen transformaciones menos visibles, pero igual de poderosas, que atraviesan la conciencia social y se expresan hoy, sobre todo, en una maduración democrática, ciudadana y política, ha manifestado en reiteradas ocasiones el presidente de Hinterlaces, Oscar Schémel.

El abogado Abraham Ochoa, en conversación con Prensa Latina, explica el ascenso en la participación política: "Desde 1998, Chávez vino a mostrarle a la mayoría del país que sí está representada por un proyecto".

Sin embargo, a juicio de especialistas, ni el candidato opositor, Henrique Capriles, ni su equipo de campaña, han sido capaces de decodificar completamente esos nuevos valores, de ahí que no hayan podido conectar con las grandes mayorías.

Por si esto fuera poco, representantes de la misma oposición sacuden desde agosto último la ya frágil candidatura de Capriles con la revelación de un documento titulado Primeras ideas de acciones económicas a tomar por el gobierno de la unidad nacional (2013).

El texto, una versión del programa de gobierno suscrito en enero pasado por los entonces precandidatos a las primarias de la Mesa de la Unidad Democrática (Capriles, entre ellos), fue catalogado por el opositor y exgobernador de Anzoátegui, David De Lima, como un verdadero paquetazo económico.

La develación quitó las máscaras al discurso opositor, que promete en tribunas y medios de prensa mantener e, incluso, mejorar los programas sociales de la administración, y centró la discusión con mayor claridad en dos modelos antagónicos.

SOCIALISMO VS. NEOLIBERALISMO

Desde el 11 de junio último, cuando el Jefe de Estado presentó ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) su programa de gobierno, trascendió que la defensa de la independencia nacional, en detrimento de intereses foráneos, encabezaría los objetivos de su propuesta.

Iniciada ya la campaña, Chávez insistió, en más de 20 actos multitudinarios, en la necesidad de preservar ese bien para continuar edificando el sistema socialista y profundizando los cambios en todas las áreas del país.

Ante miles de simpatizantes en cada estado, advirtió, además, sobre un proceso de mímesis en las filas opositoras, que se "disfrazan de izquierda" para captar votos entre los menos favorecidos, principales beneficiarios de las transformaciones sociales promovidas desde 1999.

Los acontecimientos parecen haber dado la razón al presidente, porque las propuestas de Capriles, con supuestos tintes progresistas y consideradas en principio muy etéreas, se revelaron cercanas a planes de corte neoliberal.

Aunque negó la veracidad del documento presentado por De Lima, la firma del aspirante opositor figura en el programa de gobierno de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que contempla igualmente la reducción del Estado y la paulatina privatización de servicios esenciales.

Al menos así lo considera el sociólogo francés Romain Migus, autor del texto El programa de la MUD, que desmonta los fundamentos y prevé las consecuencias de un supuesto gobierno de Capriles para la sociedad venezolana.

De acuerdo con Migus, la aplicación del programa de esos sectores de derecha significaría volver al abismo social de los años 90 en este país, signados por políticas neoliberales y con privilegios para una minoría.

Ese plan alude en 103 ocasiones a la "necesaria participación del sector privado en la vida socioeconómica", dijo a principios de septiembre el investigador, quien añadió que esos representantes quieren desvincular el poder político de la estatal Petróleos de Venezuela.

Buscan convertir a esa empresa -sostén de numerosas iniciativas sociales en materias como la salud, la educación y el combate a la pobreza- en una con fines solamente comerciales y alejarla de su función social, advirtió.

Al exgobernador De Lima le siguieron otras voces de la oposición, como el diputado William Ojeda, y representantes de partidos políticos que retiraron su apoyo a la candidatura de Capriles, por considerarla lesiva al interés nacional.

Tenemos una duda razonable sobre el proyecto de país que está presentado en ese documento, es como ir en un autobús sin saber hacia qué rumbo se dirige, aseveró recientemente Leonardo Chirinos, secretario general del partido Piedra, que cesó su respaldo al aspirante de la MUD.

Los modelos parecen definitivos: diputados e intelectuales aseguran que Capriles ofrece un camino hacia el barranco, la inseguridad y la pobreza, mientras Chávez, sin máscaras ni intereses velados, apuesta por la consolidación de un sistema con énfasis en el ámbito social.

VIOLENCIA A LA SOMBRA

En medio del bullicio de la campaña, de las pasiones desbordadas en el lado chavista y de los terremotos para la candidatura opositora, las alertas en torno a una posible maniobra desestabilizadora, promovida por sectores de derecha, emergieron previsoramente.

No son pocos los indicios que auguran una situación de violencia en el país, sobre todo después de la campaña opositora para desacreditar al CNE, un ente cuya transparencia y confiabilidad reconocen, incluso, personalidades extranjeras.

Para el exmandatario estadounidense James Carter, por ejemplo, el sistema electoral -totalmente automatizado y probado en más de 15 auditorías, que esas autoridades pondrán en marcha el venidero domingo-, sobresale entre los mejores del mundo.

Sin embargo, representantes del comando de campaña del aspirante de la MUD cuestionan la neutralidad del ente encargado de organizar esa cita ante las urnas y emitir los resultados, en lo que aparenta ser el montaje de una matriz de opinión para desconocerlos.

"Vemos a una derecha que, desde antes de inscribir su candidatura en junio último, está diciendo que desconocerá los resultados comiciales porque desconoce al árbitro, lo descalifica y proyecta una amenaza permanente y latente de cantar un supuesto fraude", resumió la segunda vicepresidenta del Parlamento, Blanca Eekhout.

En una entrevista con Prensa Latina, la diputada recordó que el aspirante está ligado a poderes económicos transnacionales, y a propuestas más bien violentas, como el golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002 y el paro petrolero.

Ante esas posibilidades, confirmadas por informes de Inteligencia, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana estableció un plan de acciones que evite a grupos violentos subvertir el orden este domingo, según explicó el ministro venezolano de Defensa, Henry Rangel.

El martes último, el propio Chávez sintetizó esa realidad ante decenas de miles de seguidores reunidos en Yaracuy: "Saben que están perdidos, la burguesía está perdida, y la extrema derecha adelanta planes de desconocimiento del triunfo del pueblo".

Yaracuy fue el cuarto destino de "la ofensiva final" de su campaña, que bajo el nombre De Sabaneta a Miraflores, lo llevó también a Barinas (su tierra natal), Portuguesa y Cojedes el lunes último; Lara el martes, y Aragua y Carabobo el miércoles pasado.

Cientos de miles de seguidores lo recibieron, y el jueves, en Caracas, la campaña de Chávez concluyó con siete avenidas desbordadas, a pocos días de que Capriles consiguiera colmar apenas la Bolívar, un preludio, quizá, del próximo domingo.

 

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