Cuba: Dos tornados y un libro por escribir

Cuba: Dos tornados y un libro por escribir
Fecha de publicación: 
27 Enero 2020
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El almanaque indicaba que era 27 de enero, como hoy, pero de 2019.

Hasta que cayó la noche de aquel domingo, parecía que sería uno de esos días que pasan sin penas ni glorias, uno más o uno menos, según se mire.

Pero en torno a las ocho de la noche la cosa empezó a complicarse en La Habana: diluviaba, las rachas de viento -que luego se supo algunas habían alcanzado los 300 kilómetros por hora- estremecían ventanas, puertas y techos. En algunas zonas empezó a sentirse un golpeteo extraño, era granizo.

Después, fue el acabose, acompañado primero de incredulidad, de espanto.

La ciudad, y en particular los municipios de Diez de Octubre, Regla, San Miguel del Padrón, Guanabacoa y parte de Habana del Este, vivían un fenómeno que no acontecía en Cuba con una embestida semejante desde 1940: Un tornado F4.

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En su recorrido de unos 20 kilómetros, iniciado a las 8:20 pm y con una velocidad de 46 kilómetros por hora, abarcó una franja de unos 200 metros de ancho como promedio, aunque en la zona de Luyanó y del Reparto El Roble, en Guanabacoa, alcanzó los 350 metros de diámetro.

Su devastador paso dejó un total de seis fallecidos y cerca de 150 lesionados, más de 5 mil viviendas con afectaciones, entre ellas 505 derrumbes totales y 757 parciales; dañó 19 instituciones de salud, entre ellas cuatro policlínicos, 10 consultorios médicos y dos hogares de ancianos.

Unos 220 mil habitantes quedaron sin servicio eléctrico por averías en circuitos primarios y secundarios, torres de alta tensión, transformadores y subestaciones; en tanto se registraban cerca de 13 mil afectaciones en el servicio fijo de telefonía así como interrupciones en la móvil y sitios wifi.

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Faltó el agua a causa de la caída del servicio eléctrico y sufrió daños en particular la tubería de la fuente de abasto Cuenca Sur.

Las clases se vieron momentáneamente interrumpidas. Hubo 46 escuelas dañadas, 21 círculos infantiles, dos combinados deportivos, dos residencias estudiantiles y una dirección municipal de Educación.

Los perjuicios alcanzaron a las ramas del transporte automotor, ferroviario y la marítima portuaria.

Prácticamente, no hubo una sola arista del poliedro que conforma la vida citadina, que no se viera afectada de alguna forma por ese fenómeno meteorológico. Ahora, a la distancia de un año, se dice fácil y resumido, pero la dimensión de tantas pérdidas y angustias derivadas de aquellos minutos nunca podrá ser realmente descrita.

El segundo tornado

Apenas había cesado el viento y la lluvia, cuando, en medio de las tinieblas y el desastre, comenzó a generarse un segundo tornado en toda Cuba: el de los que fundan y construyen.

Aún antes, en medio del caos, bomberos, rescatistas, los servicios de emergencias de la Salud Pública, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ministerio del Interior, y la ciudadanía en general, juntaron hombros para brindar socorro y ayuda.

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«La estrategia del Gobierno cubano fue salvar vidas, evitar nuevas víctimas, cuantificar daños, comenzar a restablecer servicios básicos, atender a los damnificados, planificar y organizar, dar prioridad a los más vulnerables con sensibilidad y eficacia, tramitar sus necesidades e informar al pueblo», afirmó el Presidente Miguel Díaz-Canel, en Mesa Redonda especial que analizó la recuperación de La Habana con la presencia del Consejo de Ministros y otros dirigentes cubanos.

En aquella oportunidad, Díaz-Canel aseveró que aprendimos de Fidel y Raúl a defendernos, «a levantar obras más hermosas donde el tornado dejó destrozos».

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Así ha sido. En particular, los capitalinos afectados por el tornado pueden dar fe de ello.

Ciertamente, «No estábamos desprevenidos, lo que no podíamos era anticipar, adivinar, ni predecir que se podría formar un evento de esta magnitud», precisó el mandatario, quien una y otra vez ha subrayado la rápida respuesta del pueblo, de los cuadros de dirección del Partido y el Gobierno de la capital, y del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, en cooperación con todos los organismos de la Administración Central del Estado.

Para la limpieza y recogida de las miles de toneladas de escombros, un total de 700 equipos de limpieza, provenientes de varios organismos del Estado, dieron su aporte, al que se sumó el de los vecinos y también de capitalinos residentes en otros territorios, quienes igual se solidarizaron con los afectados sin mediar convocatoria alguna.

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No llegó a una semana el término en que linieros y electricistas, con la ayuda de brigadas de trabajadores del ramo provenientes de ocho provincias, restituyeran prácticamente todos los servicios eléctricos. Solo algunos casos puntuales requirieron de más tiempo.

Con igual rapidez, unos mil 200 trabajadores de la empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA SA.), sin reparar en horarios ni horas de sueño, ya habían solucionado el 65% de las afectaciones.

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Ya a mediados de mayo, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en La Habana, informaba que la capital ya estaba a más del 80 % de su recuperación constructiva, en la que también tomaron parte cooperativas, así como empresas constructoras de Camagüey, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Artemisa, Matanzas y La Habana.

Al comenzar agosto, Salvador Valdés Mesa, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, valoró de exitosa la recuperación de importantes objetivos económicos de la capital y su capacidad productiva, entre ellas la planta de Hormigón Machaco Ameijeiras.

César Hernández Carrazana, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial, aseguró en Mesa Redonda, el 18 de octubre, que todas las afectaciones ocasionadas por el tornado estarían solucionadas para el aniversario 500 de la capital, el 16 de noviembre.

En esa oportunidad, aseguró que la totalidad de los daños a instalaciones del Ministerio de Salud Pública ya habían tenido solución, así como las afectaciones en Educación y en otros organismos como fábricas y establecimientos.

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Más de mil viviendas habían sido entregadas en restitución de derrumbes totales y para entonces, dijo, solo quedaba pendiente un 4% de los daños en viviendas. Se garantizó el 100% de los recursos necesarios para llevar adelante esas labores, en las que tomaron parte más de seis mil constructores, de diversos organismos.

Al hacer un recuento de lo hecho por y para La Habana de cara a su aniversario fundacional, Luis Carlos Góngora, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial, declaró el 8 de noviembre a Granma refiriéndose a la recuperación del tornado: «En aquel momento fue una prioridad para la dirección del país y la provincia, y nos propusimos recuperarnos de ese devastador fenómeno natural antes de los 500 de La Habana.

«Hoy te puedo asegurar que en este mes (noviembre) estaremos entregando las últimas viviendas de las afectaciones totales del tornado. En diez meses hemos recuperado los daños de una de las afectaciones más grandes de este 2019. Son más de mil 183 viviendas nuevas, levantadas desde el piso; nueve edificios nuevos conocidos como la comunidad de Castañedo, y otros que se reconstruyeron.»

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Desde el primer momento, y sistemáticamente, el Consejo de Ministros y otras entidades gubernamentales dieron seguimiento, con Díaz-Canel al frente, a las tareas de recuperación, que, salvo casos específicos, llegaron a término coincidiendo con el aniversario 500 de la capital.

También con regularidad se informó de los avances al pueblo, que fue, sin dudas, el principal protagonista de esta recuperación heroica, cuyos detalles merecerían un libro para contar esa historia de humanismo, resistencia, entrega y solidaridad, que empezó hace un año, un día como hoy.

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