El 11-S y la falsedad de la lucha antiterrorista

El 11-S y la falsedad de la lucha antiterrorista
Fecha de publicación: 
11 Septiembre 2012
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Cada 11 de septiembre, televisoras y diarios de todo el mundo recuerdan lo que ha sido considerado por muchos, como el atentado terrorista más trágico en la historia de principios del siglo XXI en los Estados Unidos.

 

A pesar de los análisis y discursos políticos, no están muy claras las causas y los verdaderos culpables. Lo que sí parece evidente es que el hecho sirvió para declarar guerras, destruir países, espiar, y aprobar leyes que refuerzan la mano contra todo aquello que consideran «sospechoso».

Noam Chomsky, conocido politólogo norteamericano, a tres días de los actos terroristas, definió muy bien su significado real cuando dijo: «los atentados son un regalo a la derecha dura... una oportunidad maravillosa para imponer más reglamentación, más disciplina».

Los hechos de los últimos años demuestran que Chomsky una vez más tenía razón. Con la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional o Patriótica, el Ejecutivo obtuvo nuevos poderes que le permitieron espiar y vigilar a sus propios ciudadanos.

El periodista David Brooks señala en uno de sus artículos que «con el 11-S el tema de seguridad se convirtió en el objetivo supremo de los gobernantes y se usó tanto para promover una política bélica internacional, como para controlar».
 
Según Brooks, la persecución o vigilancia es tan evidente, que la empresa de modas Kenneth Cole tenía elaborada una campaña de publicidad que sugería que como el ciudadano es fotografiado decenas de veces cada día, es importante vestirse y verse bien.

En ese sentido, la Human Rights Watch (HRW, por sus siglas en inglés) divulgó recientemente un comunicado donde apunta que los atentados a las Torres Gemelas del 2001 fueron perjudiciales para las garantías individuales porque más de 140 países aprobaron leyes contra el terrorismo.

HRW agregó que el aniversario del 11-S debe servir tanto para condenar el terrorismo, como para criticar la expansión de leyes que violan derechos civiles con la excusa de combatir esta amenaza.

Letta Tayler, analista de terrorismo y contraterrorismo de HRW, aseguró que «en tanto censuramos estos horripilantes ataques y lloramos a las víctimas, también debemos garantizar que los Estados no adopten la lógica terrorista de que los fines justifican los medios».

La experta dijo, además, que todos los gobiernos tienen derecho a proteger a su población de ataques terroristas, pero las leyes que violan los derechos civiles podrían «empeorar el daño social que buscan evitar».
 

Al parecer, los sucesos del 11 de septiembre sirvieron para justificar la nueva cruzada norteamericana, que esta vez con el lema «luchar contra todo tipo de terrorismo», ha llevado la guerra a otros rincones del mundo.

Sin embargo, esta lógica del pensamiento de los políticos no ha estado bien hilvanada. No es una lucha contra todo tipo de terrorismo, sino contra lo que atente contra sus intereses. Un ejemplo claro de ello es el injusto y arbitrario encarcelamiento de los cinco luchadores cubanos antiterroristas.

Justamente este 12 de septiembre se cumplen 14 años desde que fueron hechos prisioneros en 1998, acusados de enviar información secreta a Cuba y poner en peligro la seguridad de los Estados Unidos. Las pruebas y testimonios de sus propios militares y directivos demuestran que ellos no tenían acceso a información sensible alguna.

Los Cinco, como se les conoce, solo tenían la misión de infiltrarse en grupos terroristas que tienen su base de operaciones en la ciudad de Miami y que han sido los autores de numerosos sabotajes y agresiones contra Cuba con saldo de miles de muertos, heridos y grandes pérdidas económicas; así como contrabando de armas, drogas, incluso han elaborado cientos de planes para asesinar al líder de la Revolución, Fidel Castro, y realizado acciones terroristas en el propio territorio estadounidense y en terceros países.

El proceso seguido contra los cubanos no ha sido más que un escandaloso respaldo a esos grupos anticubanos, que han manifestado abiertamente el estímulo que este proceso significa para sus actividades criminales.

La hipocresía de la política norteamericana ha quedado al descubierto no solo por el tratamiento seguido contra Los Cinco, sino porque ha encubierto abiertamente a terroristas confesos como Luis Posada Carriles, quien vive libremente en la ciudad de Miami, mientras se encarcela a personas inocentes.

Hechos como esos solo demuestran la falsedad de un sistema que lanza bombas, mata niños, mujeres, crea pánico y destrucción, a la vez que incentiva la xenofobia, el racismo y la intolerancia.

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