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No podré nunca estar de acuerdo con estas ¨alteraciones¨, sobre todo sin contar con la autora. Si bien me opongo a cualquier tipo de discriminación, acción o insinuación discriminatoria, las frases, descripciones y otros tantos giros que el autor pone en boca de sus personajes reflejan su personalísima forma de ver el mundo, pero sobre todo, la visión y aceptación de su época. Buena parte del Arte mundial contiene elementos de valoración y juicio sobre hechos y personas que corresponden a ese momento o época histórica, puede que resulten anacronismos, incluso que, vistos a la luz del presente, resulten ofensivos hacia una nacionalidad, grupo étnico, social o preferencia sexual. Pero ello no justifica que nadie se tome el derecho de modificar estos ¨deslices¨ para ser complacientes ante determinada realidad o modernismo, el cual, por supuesto, será, en un futuro próximo, visto desde otro punto de vista; y estoy seguro que nadie querrá que un editorzuelo futuro le destroce la obra. Cuando leo cosas como estas, recuerdo la llamada gran castración, obras de arte que fueron alteradas e incluso destruidas, para ocultar partes y escenas íntimas, ofensivas del pudor y las buenas costumbres.
energetico@blauvaradero.tur.cu
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