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El código de las familias es un ejemplo contundente de la vocación profundamente humanista de la revolución, obra común de nuestro pueblo.
El principio de “todos los derechos para todos” abarca desde los abuelos hasta los niños; con una mirada actual que resumen e incluye lo mejor de nuestra tradición, de nuestra cultura; así como de la práctica universal en el tema.
Es mucho, pero mucho más, que el polémico tema del “matrimonio igualitario”.
Debe quedar claro que para todos los actores, sea a nivel social o a nivel de núcleo familiar, se incrementa la responsabilidad hacia sus miembros, aparejado de nuevos derechos.
Debemos recordar que el matrimonio es una institución laica y que su definición legal es respondabilidad de todos.
Espero que la aprobación del código de las familias sea visto como un acto de justicia indispensable.
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Ser cultos es la única forma de ser libres y ser buenos es la única forma de ser dichosos.
pgsanchez@infomed.sld.cu
13 Octubre 2021, 8:01 am
Ser cultos y ser buenos.