Vileza contra Irán: La sombra del pigmeo

Desde hace tiempo, la Mosad —una de las agencias de inteligencia de Israel—, por encargo de la CIA, está asesinando a científicos iraníes y organizando atentados en su territorio mediante la creación de grupos terroristas como Mujahidin Khalk. Su propósito es derrocar al actual gobierno y hacer regresar a Irán a la esfera de influencia de Estados Unidos.

Ello ocurre en las últimas semanas que le quedan a Donald Trump en la presidencia, obtenida hace cuatro años, según Noam Chomsky, producto del miedo y una sociedad quebrada. Sociedad que hoy está más polarizada que nunca, en medio de una pandemia enorme causada por la COVID-19, que Trump alimentó con una desidia mezclada con chovinismo barato, que lo hace aún más peligroso, al estar haciendo el juego de la guerra con Irán.

De ahí que las crecientes tensiones entre Estados Unidos e Irán en el golfo Pérsico tienen similitudes con el incidente del golfo de Tonkin, la operación de falsa bandera realizada por Washington para justificar su agresión a Vietnam.

Y es que desde que Donald Trump llegó al poder, el mundo entero entró en una vorágine de noticias falsas y de inseguridad, propagadas por medios de comunicación que las desmienten finalmente con nuevas mentiras. El portal estadounidense The Intercept enumeró algunas de las mentiras difundidas por la Administración de EE.UU., sobre la República Islámica, en especial en lo que concierne al programa nuclear pacífico del país persa.

Falsedades La primera mentira: “Irán está construyendo armas nucleares”, en la que Trump acusa, sin prueba alguna, a Teherán de tratar de construir armas nucleares; una acusación infundada de la que ha hecho eco el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Incluso los servicios de Inteligencia estadounidenses han admitido en reiteradas ocasiones el carácter pacífico del programa nuclear iraní, e incluso el director de la Inteligencia Nacional de EE.UU.,

Dan Coats, rechazó la advertencia de Trump sobre la “amenaza iraní” por “no estar basadas en la realidad”. La segunda mentira es que Irán ha violado el acuerdo nuclear de 2015, sin presentar pruebas tampoco, convenio del que EE.UU. se retiró. Asimismo, Trump mintió por tercera vez cuando afirmó que Irán es el mayor patrocinador del terrorismo. Pero además de que Teherán no tiene nexos algunos con esas organizaciones, reconocido por instituciones norteamericanas, hay pruebas fehacientes de que Arabia Saudita ha suministrado apoyo armamentístico, financiero e ideológico a los terroristas.

Incluso el propio Trump confesó en la campaña electoral de 2016 y, luego durante una entrevista con la cadena Fox News, cuando ya estaba en la Casa Blanca, que los sauditas estuvieron detrás de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC) en Nueva York el 11 de septiembre de 2001. En este contexto, surge una cuarta mentira, al vincular a la entidad terrorista Al Qaeda con Teherán, desconociendo la enemistad entre ambas partes y tratando de ocultar que EE.UU. utiliza a esos terroristas para sus planes contra Sira e Iraq, además de que miles de sus integrantes participan en la agresión a Afganistán y el genocidio imperialista contra Yemen.

Absurdo. Otra mentira, la quinta, es aún más absurda, cuando Trump estipula que la guerra contra Irán sería fácil, y hasta llega a admitir la declaración de su amigo legislador Tom Cotton de que solo serían necesarios dos ataques. “La guerra contra Iraq fue el mayor desastre de la política exterior en la historia moderna de EE. UU…

La guerra con Irán será, desde mi punto de vista, muchas veces peor que la guerra con Iraq”, pronosticó el senador demócrata estadounidense Bernie Sanders. Pero, por supuesto, cualquier acción de Trump siempre estará sujeta a ese establishment que realmente gobierna. Diatriba de un hombre que ha hecho mal desde una posición de fuerza, que no lo libra de este axioma: “Cuando veas a un gigante, examina antes la posición del sol: no vaya ser la sombra de un pigmeo".