¿Ministerio de Cultura de Cuba evadió diálogo? (+ VIDEOS)
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Cuando el viernes 4 de diciembre se dio a conocer que el diálogo del Ministerio de Cultura con un grupo de 30 personas específicas -a partir de la concentración de jóvenes y artistas en esa institución la semana anterior-, quedó truncado, las autoridades responsables aseguraron que para quienes no “han comprometido su obra con los enemigos de la nación cubana” seguirían abiertas “las oportunidades de diálogo”.
Como era de suponer, un grupo de personas no favorecidas con el curso de los acontecimientos y cuyos intereses no son los de la mayoría, desestimó y tergiversó las declaraciones del MINCULT. “El MINCULT se está justificando porque en realidad no quiere dialogar”, dirían. Pero ¿cuál ha sido la realidad? ¿Las autoridades que dirigen la política cultural han dado la espalda a las demandas gremiales? ¿Han evadido afrontar los cuestionamientos del sector que representan?
El sábado 5 de diciembre, justo al día siguiente de las declaraciones del MINCULT, se realizó un encuentro entre dirigentes y representantes del sector. Por un lado, el ministro Alpidio Alonso; el viceministro Fernando Rojas; el presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto; Luis Morlote, presidente de la UNEAC; y Rafael González, presidente de la AHS. Del otro lado, el artista plástico Humberto Díaz; el fotógrafo Gabriel Guerra Bianchini; el realizador audiovisual Joseph Ros; los actores Reinier Díaz y Daniel Romero; y otros tantos, entre los cuales hubo también participantes de la concentración del 27 de noviembre.
La suspicacia podría hacer pensar que fue un encuentro complaciente, que no hubo contradicciones, que se hizo solo por decir que se hizo y para superar lo que pudiera ser una adversidad política coyuntural. No obstante, si bien no se pueden ignorar las condicionantes concretas del contexto en que se desarrolló, quien verdaderamente lo persiga, puede hacerse una conclusión integral del tema y comprobar que el encuentro fue más que un formalismo.
De acuerdo con reportes de prensa y declaraciones de varios participantes, durante más de seis horas se discutió sobre censura; violencia policial; el papel de la prensa cubana en la cobertura de los acontecimientos y de los medios extranjeros financiados por oficinas norteamericanas. Se habló también sobre las redes sociales como espacios que distorsionan los hechos.
Hubo diversidad de temas así como diversidad de enfoques en torno a un mismo asunto. Se debatió sobre los límites de lo ético, lo estético y lo antiestético. La necesidad de un periodismo más crítico salió a relucir. Las autoridades reconocieron que, en efecto, existen problemas por resolver en el ámbito cultural.
En general prevaleció un clima de transparencia que superó el consignismo y las frases hechas. Más allá de lo que puedan argumentar quienes desde el principio no desearon un diálogo sincero, sino un ambiente de confrontación, los temas de la reunión de este sábado y el modo en que se trataron hacen pensar que las autoridades del gremio de la cultura en Cuba y sus miembros, trabajando unidos, pueden establecer los consensos que la nación precisa.
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