Lula: Reconstruyendo Brasil

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Lula: Reconstruyendo Brasil
Fecha de publicación: 
22 Marzo 2023
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Simultaneando tareas que van desde el convite a enfrentar la ola de crímenes contra la población del noreste brasileño y los retos golpistas de bolsonaristas que tratan de escudarse con el Ejército, hasta el combate a los males sociales incrementados por la anterior administración, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no desmaya en el inicio de la aplicación de un necesario programa de gobierno que adelantó durante su campaña electoral.

Así, el combate al hambre, por la salud, la educación y el bienestar de todos los brasileños están siendo encausados por estos días, que ha tenido hace unas horas en el programa Más Salud para Brasil, la continuación del iniciado por la expresidenta Dilma Rousseff en el 2013.

Todos los programas similares de bienestar general quedaron hecho añicos durante la gobernanza que siguió al golpe legislativo contra Dilma y, sobre todo, por el anterior mandatario, Jair Messias Bolsonaro.

El programa de Dilma tenía la intención de aumentar el número de galenos –nacionales e internacionales- en ciudades pequeñas del interior del país.

Ahora, el Ministerio de Salud promete dar prioridad a médicos nacionales y sumar en los equipos a otros especialistas del área sanitaria como dentistas, enfermeros y asistentes sociales, entre otros, con el objetivo de extender la atención médica a todo tipo de pacientes.

El ministro jefe de la Secretaría de Comunicación de la Presidencia, Paulo Pimenta, declaró que “además de ampliar el número de profesionales en salud, el programa va a trabajar para mejorar el Sistema Único de Salud (SUS) con inversiones para construcción y reformas de Unidades Básicas, ampliando la atención en Brasil”.  

Pimenta recordó que Más Médicos “llegó a ser responsable por el ciento por ciento de la atención primaria en 1 039 municipios, contrató más de 18 000 profesionales y benefició a 63 millones de brasileños”. La expectativa con el nuevo formato recae en que promueva incentivos para la permanencia de los médicos en los municipios.

Precisó que «el desmonte del programa, en los últimos años, muestra el desprecio que sufrió el SUS.

El proyecto Más Médicos incluía facultativos de diversos países, incluyendo Cuba, que anunció su salida ante condicionamientos y declaraciones despectivas del entonces gobernante electo Jair Bolsonaro sobre su personal. Como era de esperar, el exmilitar sustituyó en el 2019 Más Médicos por Médicos por Brasil, que no prosperó.

RECONOCIMIENTO A CUBA

Lula agradeció a los profesionales cubanos que participaron en el programa sanitario y por la ayuda que brinda la Isla con su medicina a otros pueblos del mundo. “¡Qué bueno sería si tuviéramos, como Cuba, médicos hasta para exportar a otros países!”, afirmó el líder brasileño.

“Por eso quiero decir al pueblo de Cuba: siéntanse muy orgulloso de sus médicos y de sus escuelas de medicina. Ustedes conquistaron millones de admiradores, millones de personas agradecidas en Brasil”, subrayó el presidente de Brasil.

Aseguró que los lazos de fraternidad entre los pueblos de Brasil y Cuba son mucho más fuertes que el odio irracional y los médicos cubanos “se ganaron el afecto y la gratitud de millones de brasileños”, reafirmó.

BOLSA FAMILIA

Bolsa Familia, el programa contra la pobreza más emblemático de los gobiernos progresistas de Brasil, recupera ese nombre —el original, con el que alcanzó fama internacional— y reinstaura una serie de requisitos que los beneficiarios no necesitaron cumplir mientras gobernó la extrema derecha. 

Lula da Silva presentó en Brasilia los detalles sobre la paga mensual que reciben unos 22 millones de familias pobres. El Bolsa Familia reformulado tiene dos padres: Lula, que ahora vuelve a exigir que los críos vayan a la escuela, estén vacunados y que las embarazadas se sometan a revisiones prenatales y añade un suplemento por cada hijo menor, y el expresidente Jair Bolsonaro, que aumentó a 600 reales por familia (108 euros, 115 dólares) una cuantía que ahora se mantiene.

Lula destacó que Bolsa Familia “no es un programa de un Gobierno, de un presidente de la República, es de la sociedad brasileña. Y solo funcionará si la sociedad lo fiscaliza”. En la ceremonia de presentación, celebrada en Brasilia, el mandatario ha compartido protagonismo con Isamara Mendes, una joven doctorada en la universidad que ha contado cómo la paga ofreció a su familia oportunidades impensables hasta entonces.

Lula ha creado el nuevo Bolsa Familia y dos pagas suplementarias un decreto que debe refrendar el Congreso. Las familias recibirán 150 reales más por cada hijo hasta de seis años, y 50 reales por cada uno entre los 7 y los 18 años. Y vuelve a ser obligatorio cumplir una serie de requisitos que contribuyeron a notables mejoras en las tasas de mortalidad infantil y escolarización.

Bolsa Familia revolucionó la vida de los brasileños que no tenían dinero ni para las necesidades más básicas. Fue uno de los instrumentos clave de las políticas públicas que lograron sacar a millones de la pobreza extrema y de la pobreza a secas. Y, además, con la ventaja de que era eficaz y, al menos hasta la pandemia, también barato. Suponía un 0,5% del PIB. Con esa inversión, una quinta parte de los beneficiados prosperó hasta dejar de necesitar la ayuda, según un estudio del Instituto brasileño de Movilidad y Desarrollo Social publicado por Folha de Sao Paulo hace un año.

A medida que Bolsa Familia empezó a dar frutos, se convirtió en la gran marca electoral de Lula y del Partido de los Trabajadores. Por eso, una de las primeras decisiones de Bolsonaro fue rebautizarlo. Auxilio Brasil se llamaba. Pese a los vaivenes con el nombre, la cuantía se consolidó gracias al oportunismo político y a la pandemia.

El modelo de país que Lula y Bolsonaro propusieron a sus compatriotas en la última campaña electoral difícilmente podrían ser más antagónicos. Un único punto en común destacaba entre una maraña de propuestas diametralmente opuestas: los 600 reales de la paga mensual para los brasileños más necesitados, las familias que viven con hasta 218 reales por cabeza (menos de 40 dólares). 

En su carrera hacia la presidencia, tanto el izquierdista como el ultraderechista prometieron desde el minuto uno mantener una cuantía fruto de un aumento decidido al calor de la pandemia —Bolsonaro y el Congreso triplicaron lo que se pagaba antes del coronavirus— y mantuvo los 600 reales por motivos electoreros con maniobras parlamentarias para ganarse el favor de los votantes más pobres, un electorado tradicionalmente fiel al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.

A Bolsonaro no le funcionó para ganar los comicios. Entre otros motivos porque un breve parón en los pagos, vitales para que millones de familias consigan comer y lo más básico, hizo que la desconfianza de los beneficiarios en él se disparara. Lula en ningún momento sopesó siquiera volver a la cuantía pre pandemia porque hay 33 millones de brasileños que padecen hambre.

El gobierno lleva dos meses escrutando el listado de beneficiarios que, según denuncia, Bolsonaro engordó en busca de votos. La idea es echar a los usuarios fraudulentos para que entren 700 000 familias que están en lista de espera.

Muestra del inmerso valor político de Bolsa Familia es que Lula decidió dejarla en manos de uno de los suyos, una destacada figura del PT con amplio apoyo en el Brasil más pobre: Wellington Dias, antiguo gobernador de Piauí, uno de los estados más pobres y proporcionalmente con mayor tasa de usuarios del programa, quien es el actual ministro de Desarrollo Social. La antigua candidata presidencial y hoy ministra de Lula, Simone Tebet, de centroderecha, hubiera deseado la cartera, pero fue enviada a un área con peso, el Ministerio de Planificación.

PROTECCIÓN A LAS MINORIAS RACIALES

En política económica propone reforzar el papel del Estado y aumentar los impuestos a los ricos. La agenda social pone el énfasis en la protección de minorías raciales y de las mujeres. 

Subir el salario mínimo por encima de la inflación y extender la protección social a nuevas formas de empleo, como la de los repartidores por aplicaciones. Para combatir la inflación, propone regular existencias de productos agrícolas y “brasileanizar” los precios de los combustibles acorde a los “costos nacionales”. Eso está ligado a un plan para reindustrializar Brasil y detener o revertir la privatización de empresas paraestatales, como Correos y Eletrobras. La minería, según el programa, también debe ser estimulada, aunque con una regulación “perfeccionada”.

Poner “al pueblo en el presupuesto” es una de sus frases más repetidas. Eso se traduce en eliminar el techo de gasto, una enmienda constitucional del 2016 que impone un límite al crecimiento de los desembolsos públicos. Defiende, además, un sistema fiscal más progresivo y menos basado en los impuestos al consumo, que perjudican a los pobres. Lula ha dicho que exentará del impuesto sobre la renta a las personas que ganen menos de cinco salarios mínimos, unos 1 130 dólares mensuales. Por otro lado, quiere que los ricos paguen más y lucha contra la evasión fiscal.

POLÍTICA SOCIAL

Frente al Auxilio Brasil de Bolsonaro, el candidato propone complementar los 600 reales mensuales que se dan actualmente, unos 113 dólares, con una ayuda de 150 reales por hijo. El objetivo a largo plazo, dice el programa, es una renta básica universal para cada ciudadano. El programa habla, además, de proteger a las minorías. Para las personas negras, propone asegurar la continuidad de las cuotas raciales en la educación superior y las oposiciones gubernamentales; para los pueblos indígenas, afirmar su posesión de las tierras para evitar actividades predatorias.

Ello incluye una seguridad más precisa para el ciudadano, con tratamiento especial a los feminicidios y a los crímenes contra los jóvenes negros y la población LGBT, Y una nueva política de drogas que sustituya al “modelo bélico” actual por otro basado en el uso de informaciones de inteligencia para desmantelar bandas criminales.

Esto es una parte de lo que esta hacendó el actual mandatario brasileño, porque trabaja también en la protección del medioambiente y lucha contra los crímenes cometidos contra los indígenas por elementos que roban las riquezas de la nación, así como toma fuertes medidas contra los golpistas bolsobarstas que intentaron derrocarlo mediante la toma de los tres poderes del Estado.

Solo resta esperar el anunciado regreso de Bolsonaro, hoy en Florida, mientras ya se vislumbran los problemas que afrentará por alentar el derrocamiento de Lula y responder ante los tribunales por acusaciones de desfalco y posesión ilícita de joyas, en la que está implicada su esposa Michelle.

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