La ultraderecha y sus tarifados buscan ingobernabilidad en Honduras

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La ultraderecha y sus tarifados buscan ingobernabilidad en Honduras
Fecha de publicación: 
24 Enero 2022
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A pocos días de asumir la presidencia ganada en buena lid, el 27 de enero, Xiomara Castro ha sido víctima de la traición de 21 de sus legisladores, que accedieron a votar por un parlamentario disidente, en connivencia con la ultraderecha, para presidente del Congreso, incumpliendo las orientaciones de su partido de izquierda, Libertad y Refundación (Libre).

Los cables son bastante específicos en la trifulca que se armó al respecto, cuando legisladores del Libre quisieron impedir la investidura del traidor Jorge Cálix. 

«Se consumó la traición», fueron las palabras de la presidenta electa de Honduras, que recalan en una facción de diputados del opositor Partido Libertad y Refundación (Libre), al lograr que el diputado disidente fuera juramentado presidente provisional del Congreso Nacional.

Ahora, al igual que pasa en Perú, donde la gobernanza es minoría en el legislativo, la expulsión de 18 de los 21 legislativos que traicionaron a Xiomara, con Cálix en la presidencia del legislativo, el Partido Nacional, habiendo sido derrotado en las urnas, logra maniobrar y mantiene el control del Congreso Nacional, con lo que se corre el riesgo de una ingobernabilidad, de enfrentamientos de poderes, producto de una amalgama siniestra de crimen organizado y redes de corrupción para mantener la impunidad.

Entre los diputados expulsados se encuentran Jorge Cálix, Beatriz Valle, Denis Chirinos, Francis Cabrera, Mario Enrique Cálix, Mario Portillo, Samuel Madrid, Ronald Panchame, Ramón Soto, Marco Tinoco y Edgardo Castro.

Se suman a ellos Frank Ramón Flores, Sergio Castellano, Germán Altamirano, Yahvé Sabillón, Marco Eliud Girón, Wilmer Cruz y Margarita Dabdoub Sikaffi.

Pero Xiomara Castro, que a la tercera vez de postularse logró el triunfo, contra un gobierno que, por espurio, no presentará rendición de cuentas, es considerada una mujer guerrera, luchadora, de calle, sin pelos en la lengua y dispuesta a defender lo que considera el bienestar del pueblo.

Castro leyó el viernes una resolución que fue aprobada de forma unánime en una reunión extraordinaria del partido Libre, indicando que los diputados disidentes desafiaron la autoridad del partido por incumplir el preacuerdo para definir la dirigencia del Congreso hondureño.

Los mencionados legisladores fueron expulsados por no acudir a una reunión para definir la línea partidaria para la elección del titular del Parlamento, cargo que la mandataria había ofrecido al diputado Luis Redondo.

Una pelea estalló en la cámara del Congreso de Honduras durante la juramentación del nuevo presidente provisional del Legislativo, Jorge Calix, en Tegucigalpa, el pasado viernes 21 de enero pic.twitter.com/4y0nOUFPy8

— RT en Español (@ActualidadRT) January 23, 2022

Tres de los diputados traidores, a saber, Jorge Cálix, Beatriz Valle y Yahvé Sabillón, formaron el viernes una junta directiva provisional, tras jurar como presidente, vicepresidente y secretaria de la Cámara, lo que generó una pelea física con los diputados de Libre.

Castro convocó al pueblo hondureño y a la militancia de su partido a movilizarse hacia Tegucigalpa, la capital del país, y reunirse en las inmediaciones del Congreso Nacional, para rechazar que los diputados traidores usurpen el Legislativo.

«La vigilia inicia la noche del sábado y la madrugada del domingo 23 de enero, para evitar el secuestro del Congreso Nacional por el bipartidismo dirigido por el dictador Juan Orlando Hernández (presidente saliente de Honduras), con la complicidad directa de unos pocos diputados traidores, electos por el pueblo bajo nuestra bandera», subrayó.

Hasta el viernes, el izquierdista Libre contaba con 50 escaños en el Parlamento de 128 diputados, pero tras la expulsión quedaría representada solo por 32; eso significa que Castro no tendría el control del Legislativo, lo que le generaría un escenario más difícil para gobernar.

Lo que la corruptela quiere evitar

Xiomara Castro, la primera mujer que gobernará Honduras, solicitará a la ONU que envíe una misión para que apoye la lucha contra la corrupción, y pedirá al Congreso que derogue las «leyes de la impunidad».

Castro, de 62 años y del izquierdista Libertad y Refundación (Libre), dijo a Agencie France Presse que buscará eliminar las normas que —a su juicio— «han encubierto toda la corrupción» de estos últimos años, en alusión al gobierno de su antecesor, Juan Orlando Hernández.

Honduras «necesita el corazón de una mujer para gobernar este país, de una madre que sienta las necesidades que el pueblo tiene», destacó.

La esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya (2006-2009) respondió preguntas de la AFP vía audios de WhatsApp, pero se abstuvo de comentar sobre la posible restitución de relaciones con China —actualmente Honduras reconoce a Taiwán— y sobre sus lazos con la izquierda.

El 59% de los 10 millones de habitantes de Honduras vive en pobreza, y desde el 2018, miles de personas parten en caravanas rumbo a Estados Unidos, en busca de empleo.

«Nuestro compromiso es garantizar que, en Honduras, en su patria, tengan las condiciones para una vida digna. Educación universal gratuita para todos los niños y todos los jóvenes. Lograr dar la salud gratuita universal», prometió.

En el 2016, tras cuestionamientos al presidente Hernández, quien aceptó que parte del dinero para su campaña provino de fondos públicos, ingresó al país una Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad (MACCIH), auspiciada por la Organización de Estados Americanos, pero se fue en enero del 2020 sin hacer nada, gracias a la empatía de Luis Almagro, secretario general de la OEA, con Juan Orlando.

Anunció, además, que su gobierno enviará «una iniciativa al Congreso para derogar las leyes que han sostenido la dictadura», como se refiere al gobierno de Hernández.

Estas normas son llamadas «leyes de la impunidad», por el estatal Consejo Anticorrupción. Entre ellas mencionó la «ley de secretos», que clasifica información sobre compras estatales, «con la que han encubierto toda la corrupción». También se cuestiona la reforma al Código Penal que rebajó las penas por lavado de activos.

La cara de USA

Washington pidió elecciones «transparentes y pacíficas» y siguió atentamente el proceso. Tiene en Honduras una base militar desde los años 1980. El secretario de Estado, Anthony Blinken, ya mostró disposición de trabajar con Castro, y la vicepresidenta Kamala Harris estará presente en la investidura de la futura presidenta, quien se limitó a decir que la relación con EE.UU. es cordial, aunque uno de los principales temas es la migración. 

«Es fundamental la defensa de los derechos humanos, la seguridad de los migrantes, principalmente la de los niños y sus familias», sostuvo. 

Recordemos que el golpe contra su esposo en el 2009 fue bajo la presidencia de Barack Obama, de quien el actual mandatario norteamericano, Joe Biden, era vicepresidente.

El narcotráfico se ha infiltrado hasta en las más altas esferas del país, salpicando incluso al hoy presidente saliente. El hermano del gobernante, «Tony» Hernández, cumple cadena perpetua en Estados Unidos por tráfico de drogas. El mandatario niega los cargos.

«Nuestra lucha será frontal contra el narcotráfico. Vamos a garantizar la seguridad de nuestras fronteras, tanto aéreas como marítimas, para que, tanto el narcotráfico como el tráfico de armas, no se puedan dar en nuestro país», dijo Castro.

En el 2013, el hasta ahora gobernante Partido Nacional impulsó la creación en el Congreso de las Zonas Especiales de Desarrollo Económico (ZEDE), territorios autorizados a funcionar con autonomía dentro del Estado de Honduras. 

Su objetivo era promover la inversión, pero la sociedad civil las considera inconstitucionales, «estados dentro del propio Estado», y que pueden convertirse en refugio de extraditables. Actualmente, funcionan tres. La ONU ha pedido a Honduras que «revise» su compatibilidad. «Inmediatamente que asumamos la presidencia, vamos a presentar ante el Congreso Nacional una iniciativa para que se derogue la ley de las ZEDE», dijo Castro.

Como primera mujer en gobernar Honduras, «tengo un compromiso de hacer que se respeten los derechos de la mujer», dijo, y destacó los logros del gobierno de su esposo —derrocado por la derecha y el Imperio— en la lucha contra la pobreza. «En este nuevo gobierno (...) voy a tener al mejor asesor en la casa presidencial», comentó.

Con una deuda de casi 17 000 millones de dólares —11 000 millones de deuda externa—, una de «las primeras acciones que realizaremos será readecuar esa deuda», sostuvo.

«No vamos a imponer nuevos impuestos», precisó, en momentos en que analistas predicen dificultades en las finanzas por la deuda y el déficit fiscal.

Mucho aún habrá que escribir y recordar en este momento tan importante para Honduras, aunque ya se vislumbraba que la reacción y quienes la amparan no se iban a quedar de brazos cruzados ante el programa presentado por la presidenta electa.

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