José Antonio Saco, el polémico antianexionista que no apoyó la independencia

José Antonio Saco, el polémico antianexionista que no apoyó la independencia
Fecha de publicación: 
29 Septiembre 2022
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José Antonio Saco

¿Cuánto conocemos sobre José Antonio Saco? ¿Cómo entender su trayectoria política más de 140 años después de su muerte?

Saco nació en Bayamo, Cuba, el 7 de mayo de 1797. Parte de su actividad intelectual la desempeñó como sociólogo, periodista, historiador y economista. A pesar de su postura contra la corriente anexionista, no apostó por el independentismo, aunque vivió para ver la Guerra de los Diez Años.

En busca de entender a este personaje y su contexto histórico-político, Cuba Sí conversó con el máster en Ciencias Históricas Pablo Velázquez Leyva, quien como catedrático de la Universidad de La Habana ha investigado sobre la Cuba de esa época.

¿Cómo fue la relación de Saco con Félix Varela?

La relación con Varela fue, primero, la que establece un alumno con su profesor; luego, de amistad.

Cuando Saco matricula en 1820 en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, Varela ocupaba la cátedra de Filosofía. Esa sería fundamental y por ella pasarían grandes pensadores como José Agustín Caballero, Juan Bernardo O´Gavan, José de la Luz y Caballero, entre otros.

Se tiene la sospecha de que Saco estaba asistiendo oficiosamente a las conferencias y ejercicios de exámenes de Varela desde al menos dos años antes de su matrícula.

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Foto tomada de Granma. Pablo Velázquez Leyva es profesor del Departamento de Historia de Cuba de la Universidad de La Habana.

En 1821 se dio un proceso en España que la historiografía conoce como “trienio liberal”. Fue la apertura de un nuevo espacio para la participación política. Hubo una convocatoria a Cortes y Varela resultó elegido junto con Leonardo Santos Suárez. Es entonces cuando Saco queda al frente de la cátedra de Filosofía interinamente. No se había graduado, pero Varela logra que el obispo Juan José Díaz de Espada lo acepte.
En 1824 Saco se trasladó a Estados Unidos, donde trabajó de cerca con Varela. Saco, que no era un hombre de dar muchos elogios, siempre tenía uno para su antiguo profesor. En esa estancia hicieron cosas muy productivas intelectualmente hablando.

Varela ejerció una importante influencia en su alumno, si bien este tuvo tempranamente sus propias ideas sobre el futuro de Cuba, las cuales no estaban en consonancia con las de su mentor. Saco no llega a radicalizarse ni siquiera fuera de Cuba.

¿Cómo culminó su labor docente en San Carlos y San Ambrosio?

Tuvo relativo éxito. Algunos le atribuyen un éxito superior al de Varela porque decían que cuando Varela se fue tenía poco más de 20 estudiantes y Saco la dejó con más de 30. Claro, ello no habla necesariamente de que haya sido un profesor más exitoso que Varela.

Cuando se restablece el absolutismo en España con Fernando VII comienza una persecución a quienes habían tenido posiciones liberales. Varela tuvo que huir hacia Estados Unidos. Incluso hubo una orden de apresamiento y envío del obispo Espada a la metrópoli, cosa que después no sucede por otras razones. A raíz de los acontecimientos, Espada sale de los espacios a los que habitualmente accedía.

Para entonces pasó a ocupar los primeros planos dentro del obispado de La Habana el ya mencionado O´Gavan, un sacerdote conservador. Era como un supervisor y asumió de facto las funciones obispales. Una de sus primeras medidas fue declarar vacante la jefatura de la cátedra de Filosofía y expulsar a Saco. Fue la primera vez, pero no la única, que O´Gavan propició la expulsión de Saco de algún lugar.
 
¿Cuál era su posición respecto a la esclavitud y al negro como integrante de la nacionalidad?

Fue antitratista y luego antiesclavista. Respecto a la nacionalidad, no consideraba a los esclavos como parte de la cubana. Para él, la nuestra era una derivación de la española. Consideraba a la esclavitud como un signo de barbarie, pero no desarrolló un pensamiento lo suficientemente inclusivo como para ver al negro dentro del deber ser de la nacionalidad cubana.

Según sus planteamientos, ¿cómo debía ser la relación Cuba-España?

Nunca dio el paso al independentismo. Fue férreo defensor de la integridad española y de que Cuba perteneciera a España.

En un texto de 1837 dice que ya no es hora de los discursos y que ha empezado la hora de las espadas y las balas. Esta frase es de cuando los cubanos fueron expulsados de las cortes, entre ellos Saco, cuya sensibilidad quedó herida.

Sin embargo, aunque algunos de sus contemporáneos e historiadores posteriores lo interpretaron como una declaración de guerra, no desarrolló un pensamiento independentista. Vivió la Guerra de los Diez Años y la criticó. Dijo que no iba a triunfar porque, ante todo, era imposible concertar una alianza de clases. Se refirió a los factores socioclasistas, casi parecía un análisis marxista.
 
¿Cuáles eran sus perspectivas?

Para él había tres opciones. En primer lugar quería que Cuba formara parte de España con un gobierno en función de los intereses cubanos, que en asuntos internos fuera autónomo.

En segunda opción prefería ver a Cuba al amparo de una gran nación ─no hablaba de Estados Unidos─. Esto fue algo que después usaron los anexionistas contra él.

En última, decía que debía ser tan isla en lo político como lo es en la geografía.  

¿Cómo se explica su gran actividad política y periodística en una situación en la que, en principios, los criollos tenían cercenadas sus libertades civiles y políticas?

Esto no es estrictamente cierto. El consenso es que prácticamente toda nuestra vida colonial estuvo subsumida en una opresión de las libertades civiles y políticas. Ello formó parte del discurso de los independentistas que iniciaron la guerra en 1868, a fin de mover los afectos y exacerbar determinadas actitudes de España con relación a la Mayor de las Antillas.

Debe verse con matices. Hubo criollos prominentes que lograron escalar peldaños importantísimos. Por ejemplo, Claudio Martínez de Pinillo, nacido en La Habana, fue nombrado senador vitalicio de España. Destacaron otras figuras criollas en la etapa. Anteriormente Francisco de Arango y Parreño también había ocupado posiciones relevantes.

Luego de la década de 1830 hubo un control riguroso y empezaron a desaparecer paulatinamente varias libertades, pero Saco estaba trabajando y produciendo intelectualmente desde una época anterior. Fue víctima de la represión, pero en ello también incidieron cuestiones de tipo personal. Tuvo antagonismos con parte de la élite de entonces; por ejemplo, con Pinillo y Narciso López.

Cuando Miguel de Tacón asumió como capitán general, Pinillo y O´Gavan le comentaron que era perjudicial que Saco permaneciera en la Isla, por su influencia en los jóvenes. Sin embargo, en principios, Tacón no lo desterró, sino que lo mandó para de donde él era originario, Bayamo. Saco se fue de Cuba.

Fuera de la Isla también tuvo una obra de relevancia. Allá no tenía ningún tipo de coacción política. No obstante, nunca dio el paso al independentismo. Algo muy interesante… un hombre que vivió el final de la Guerra de los Diez Años.

¿Qué motivó su pensamiento antianexionista?

En la actualidad valoramos su antianexionismo como algo muy revolucionario. Pero no estaba defendiendo la nacionalidad como la conocemos. Su defensa no incluía a negros, indios ni mestizos. Esta construcción en torno a su idea de la nacionalidad contra las proyecciones anexionistas no podemos asociarla a una defensa como la que realizaron los independentistas.

¿Quiénes fueron sus aliados políticos y sus antagonistas?

En la defensa de la nacionalidad le quedaron muy pocos. Mientras, sus antagonistas fueron varios. En primer lugar, los anexionistas. Principalmente Gaspar Betancourt Cisneros, conocido como El Lugareño. Este camagüeyano desarrolló un pensamiento interesantísimo sobre la anexión, mucho mejor construido que el de los grandes terratenientes occidentales, cuyos intereses principales eran preservar la esclavitud. De estas polémicas entre Saco y El Lugareño se conoce por sus cartas.

Desde 1877, Saco vivió en Barcelona. En esa ciudad ibérica falleció el 26 de septiembre de 1879. Por voluntad testamentaria, sus restos fueron traídos a Cuba. Pidió el epitafio: “Aquí yace José Antonio Saco, que no fue anexionista, porque fue más cubano que todos los anexionistas”.

 

Comentarios

Evidentemente, en sus consideraciones no estaba incluir a los negros como cubanos, pero empezaría mejor por decir que se oponía a la esclavitud que la consideraba como signo de barbarie. También se oponía al anexionismo, porque veia a Cuba como parte de España, con un gobierno en función de los intereses cubanos. De nuevo agradezco a Ariel Pazos Ortiz, sus aportes para conocer más sobre José Antonio Saco
hanaha46@nauta.cu
Cuanto se equivoco Saco, ahora esta demostrado cuando estamos a decadas de convertirnos en un pais de negros. Un total desastre.
jortavhern@aol.com

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